El Ejecutivo quiere que se recupere el nivel de consumo per cápita y facilitará créditos para facilitar el aumento de la producción. Los detalles
Los más optimistas dirán que el ala “blanda” del Gobierno le ganó la pulseada al kirchnerismo. Los menos -o directamente, los pesimistas- argumentarán que las medidas de flexibilización tienen gusto a poco, que una vez más la Casa Rosada quedó a expensas del kirchnerismo.
Los datos objetivos dan cuenta de una mejora en la comunicación con el Gobierno –básicamente, el Ministerio de Agricultura– y que la próxima semana habrá anuncios con préstamos subsidiados para el sector.
El nuevo plan constará de créditos por $100.000 millones del Banco Nación, a tasa de interés subsidiada, para que los ganaderos puedan invertir en mejorar la producción.
El plan se denomina GANAR.
La flexibilización del “cepo” a las exportaciones de carne fue inferior de lo que pretendía el sector rural, que en las últimas reuniones en Agricultura había reclamado directamente la liberalización de las exportaciones. Los controles se mantendrán en siete cortes populares, sobre los que el Gobierno pondrá la mira en relación a la evolución de los precios de los próximos meses.
Para los ganaderos, el “vaso medio lleno” fue que no ganó la moción de Roberto Feletti. El secretario de Comercio Interior se había mostrado a favor de un aumento de las retenciones a las exportaciones, que en la actualidad están en el 9% y que podrían elevarse al 15% sin necesidad de la intervención del Congreso.
Esas retenciones implican una recaudación anual estimada del equivalente en pesos a u$s240 millones.
Esa intervención de Feletti le valió un reto en público de su superior, Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo. “Quizá tuvo una actitud que no es la más indicada al ser un funcionario, esto de pensar en voz alta no es lo más apropiado”, lo había cruzado el ministro hace dos semanas.
Un indicador clave
Para el Gobierno, el consumo de carne es un dato fundamental. En la actualidad, cada argentino consume, en promedio, 47 kilos por año. El objetivo es llevar ese escalón rápidamente a 50 kilos. Algo que podría darse con estabilidad de precios y una buena gestión sobre el sector.
Las decisiones oficiales se toman luego de que los precios de la carne volvieran a explotar el mes pasado, tras cuatro meses de estabilidad.
Un relevamiento del Icepci entre supermercados y autoservicios del conurbano bonaerense detectó que durante noviembre hubo aumentos de hasta 17% en el precio de la carne. Los que más aumentaron fueron los cortes denominados “populares”.
Fue el caso del asado, que subió 17,6% a lo largo del mes pasado.
El incremento explosivo de la carne se inserta en un contexto muy complicado en materia inflacionaria, con alzas en todo el rubro alimenticio.
Las demás consultoras, que miden la evolución de los precios de los alimentos en los supermercados “online” también dan cuenta de ese fenómeno.
LCG, la consultora fundada por Martín Lousteau, registró una inflación del 4,5% en las últimas cuatro semanas. Eco Go, dirigida por Marina Dal Poggetto, indicó que la inflación esperada se acerca al 3,9%, también para noviembre.
Tensiones internas
La aceleración inflacionaria, en general, y en el rubro de la carne en particular recalentaron las internas en el Gobierno.
Por un lado, el “ala más moderada”, integrada por Kulfas, Domínguez y también por Martín Guzmán y el jefe de Gabinete, Juan Manzur.
Del otro, Feletti y el kirchnerismo –mayoritario en la coalición gobernante– en toda su expresión.
De hecho, un referente de La Cámpora y ministro de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires –Andrés “Cuervo” Larroque– acaba de dar un respaldo muy fuerte al secretario de Comercio, en detrimento de Kulfas.
“Kulfas se hace daño a sí mismo planteando esas cosas, porque toda la gente está pendiente de esas cosas y está viendo con buenos ojos que hay un secretario de Comercio que se está ocupando y el ministro se termina pegando un tiro en el pie”, dijo Larroque.
En las últimas horas, el dirigente de La Cámpora volvió a hablar sobre la cuestión: “No queda muy bien un ministro desconociendo al secretario de Comercio”. Y subrayó: “No creo que sea buena esa contradicción”.
Toda esta disputa por las decisiones tiene como trasfondo las tensiones entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
El jefe de Estado habló sobre este tema en las últimas horas. “Está claro que Cristina y yo en muchas cosas no pensamos igual; el que decide finalmente soy yo”, definió en la cumbre anual del Gzero Summit Latin America 2021.
La historia epistolar entre CFK y el Presidente es conocida, pero la mención ayuda a comprender el contexto y a analizar lo que viene.
“La lapicera no la tiene Cristina… siempre la tuvo, la tiene y la tendrá el Presidente de la Nación”, escribió la vicepresidenta para dar cuenta del espacio que ocupa desde lo formal (lo que ordena la Constitución) pero, sobre todo, para explicitar el lugar que pretende ocupar en el ejercicio del poder después de las elecciones de medio término, que le dieron el triunfo a la oposición.
En efecto, Alberto Fernández siente que esa carta pública fue una concesión de la ex presidenta a su figura, dejándole espacio para gobernar sin mayores condicionamientos que los que impone la compleja realidad.
El jefe de Gabinete, en la intimidad de su despacho, dice que -efectivamente-, el escenario político en la interna de la coalición gobernante cambió: “Alberto va a demostrar que tiene la lapicera; van a ver”, afirma para que no queden dudas.
En el tema del precio de la carne, la disputa interna también está al rojo vivo. Y promete nuevas definiciones para los próximos días.
Fuente: Iprofesional