Estuvo abandonado muchos años, pero hace poco fue restaurado a nuevo.
El primer auto es como el primer amor: nunca se olvida. Por eso, si bien a lo largo de su vida manejó fierros de todo tipo (desde una Ferrari hasta un camión), el Fiat 128 de Diego Maradona (1960-2020) quedará para siempre en el recuerdo de sus seguidores.
Si bien en la nueva serie “Maradona: sueño bendito” muestran que Diego lo adquirió luego de debutar en Argentinos Juniors, el 128 fue un auto-regalo para la Navidad de 1982, cuando ya jugaba para el FB Barcelona de España, que lo compró en junio de ese año tras su paso por Boca, donde fue campeón en 1981.
El vehículo fue inscrito en el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor número 3 de la Capital Federal el 24 de diciembre de 1982. De los trámites de patentamiento se encargó Jorge Cyterszpiler, un amigo de la infancia que por ese entonces también era su representante (lo fue desde 1977 hasta 1985).
El 10 lo usó durante sus visitas a la Argentina, cuando el club catalán le daba días libres o durante los recesos de temporada. Y en 1984 lo vendió, poco tiempo antes de ser transferido al Napoli, el club italiano en el que alcanzó su plenitud máxima como jugador de fútbol.
Al auto se le perdió el rastro y fue encontrado en 2003 abandonado en un gallinero de Salto, provincia de Buenos Aires. Un coleccionista e hincha de Boca llamado Martín Varrone lo fue a ver, lo compró y lo restauró a fondo, le contó a Infobae.
“Fui para allá, y ahí estaba el 128 Europa, efectivamente arrumbado, con las gallinas arriba. `Tengo los papeles´, me dijo el dueño, y me dio una cédula verde vieja”, contó Varrone, que comprobó los datos. “Fui al registro automotor y pedí los datos por el número de patente. Y el legajo estaba ahí. El auto estaba a nombre de Diego desde que lo compró 0 kilómetro”.
Varroné lo restauró “todo original, a nuevo”, dijo. Y le sacó fotos en la histórica casa que Diego tuvo en Villa Devoto y también en La Bombonera. Quiso encontrarse con el 10 y mostrárselo, pero no lo pudo conseguir.
Maradona tuvo autos de todos los colores durante su vida. Tras su fallecimiento, algunos se subastaron. Uno de ellos fue el Porsche 911 que compró cuando jugó en el Sevilla de España. Se vendió por 483 mil euros, más del triple de lo que el vendedor esperaba. Otro fue el BMW híbrido que tuvo cuando trabajaba en Dubai.