En pos de la rentabilidad, los fabricantes regionales abandonan los segmentos populares y se vuelcan a los más costosos.
Cualquiera podría pensar que, para una automotriz, no hay nada mejor que producir y vender cada vez más vehículos. Sin embargo, en los últimos meses el modelo de negocio de la industria regional tomó un rumbo contrario: se redujeron los volúmenes para aumentar la rentabilidad.
No es algo que todos los fabricantes reconozcan abiertamente, ya que la decisión de abandonar los segmentos más populares (aquellos con la mayor cantidad de unidades producidas) tiene como consecuencia directa la ausencia de opciones “baratas” en sus gamas de vehículos. Indefectiblemente, el mercado se irá tornando de nicho, para los más pudientes.
Una de las marcas más famosas que se refirió a este nuevo esquema industrial es Renault. Su CEO mundial, Luca de Meo, anticipó que, en Sudamérica, pasarán de un 10 a un 5 por ciento de participación de mercado en los próximos años para, así, obtener una mayor rentabilidad.
El plan del Rombo contempla dejar atrás los segmentos de mayor volumen para darle prioridad a los SUV. En concreto, hacia 2024 o 2025 finalizará la producción de la gama Sandero, Stepway y Logan y comenzará la de la nueva generación de la Duster y la del Bigster, un SUV con espacio para siete pasajeros. Como dijimos: salen modelos “accesibles”, entran opciones más caras.
Parecido es el caso de Ford, una marca que históricamente ofreció en la Argentina opciones para todo tipo de bolsillos. En 2019 dejó de producir en la Argentina el Focus y en Brasil, el Fiesta. Y a principios de 2021 hizo lo mismo en el país vecino con el Ka y la EcoSport.
Estos cuatro modelos eran los “caballitos de batalla” de los concesionarios, que sufrieron la decisión de la automotriz: este año cerraron más de diez agencias en la Argentina y podrían cerrar todavía más, dado que para vender menos autos se necesitan menos locales y, por ende, menos personal.
La estrategia del Óvalo se centra desde ahora en las pick ups y los SUV de estilo “premium”. Su gama está formada por Bronco Sport, Territory, Kuga Híbrida, Ranger, Ranger Raptor, F-150 y F-150 Raptor, todos ellos modelos de alto costo para la mayor parte de la ciudadanía. Excepto la Ranger, único de este listado con producción local, son vehículos de bajas ventas.
Toyota, por su parte, dejó de vender el Etios en Brasil para hacerle lugar en la planta de Sorocaba (San Pablo) al Corolla Cross, un nuevo SUV mediano basado en el famoso sedán. Desde ya, el Corolla Cross es un modelo -bastante- más costoso que el Etios y con volúmenes de producción inferiores. El hatchback “económico” seguirá a la venta en la Argentina por un tiempo, aunque a mediano plazo se despedirá sin sucesor.
Volkswagen tomó un camino similar al de Toyota, ya que en 2019 culminó la producción de la popular Suran en la Argentina y su lugar fue ocupado (previa inversión de 650 millones de dólares) por el Taos, un SUV mediano tecnológico y con un valor elevado (arranca en 4,4 millones). De su gama también se despidieron los modelos Fox, Up! y próximamente podría ocurrir lo mismo con el Gol.
La que todavía se mantiene lejos de esta nueva tendencia es Fiat. En la Argentina, fabrica el Cronos, uno de los autos más baratos (o menos costosos) del mercado y el más patentado en lo que va de 2021. A la italiana parece resultarle todavía la fórmula “más autos=más rentabilidad”. También a Chevrolet, que para la región fabrica los populares Onix y Onix Plus.
Fuente: TN