El país asiático cuenta con más postas de carga que autos eléctricos, lo que hace que miles ya queden inutilizables.
Japón atraviesa un fuerte problema con la industria automotriz y las nuevas tecnologías de autos eléctricos. El país asiático, cuyo primer ministro Yoshihide Suga ha prometido que se convertirá en carbono neutral para 2050, cuenta con miles de puestos de carga de autos eléctricos sin utilizar y otros tantos que ya han quedado obsoltetos tras la poca fabricación de los vehículos.
Después de ofrecer subsidios por una suma de 100 mil millones de yenes ($ 911 millones) en el año fiscal 2012 para construir estaciones de carga y estimular la adopción de vehículos eléctricos, los postes de carga se multiplicaron. Con una penetración de vehículos eléctricos de solo alrededor del 1%, el país tiene cientos de postes de carga antiguos que no se están utilizando, mientras que otros (tienen una vida útil promedio de unos ocho años) están fuera de servicio por completo.
El número de estaciones de carga EV en Japón cayó a alrededor de 29.200 en los 12 meses terminados en marzo, frente a más de 30.300 al año anterior, de acuerdo con Zenrin. Es la primera disminución desde 2010, cuando el editor de mapas comenzó a recopilar datos. “El año que viene o el año después será un pico” para la sustitución de las estaciones de carga EV, dijeron especialistas.
Según Bloomberg, en el futuro, será crucial colocar los cargadores en lugares convenientes para los usuarios y garantizar que no todos caduquen a la vez para sostener el crecimiento de los vehículos eléctricos. Japón tiene como objetivo aumentar el número de estaciones de carga de vehículos eléctricos en todo el país a 150,000 para 2030 y las empresas están participando.
Akio Toyoda, presidente de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Japón, advirtió que simplemente cumplir con los objetivos puede ser problemático. «Quiero evitar simplemente hacer de la instalación el objetivo», dijo Toyoda en junio. «Si el número de unidades es el único objetivo, entonces las unidades se instalarán siempre que parezca factible, lo que dará como resultado tasas de utilización bajas y, en última instancia, niveles bajos de conveniencia».
Fuente: El intransigente