En una entrevista con Infobae, la precandidata del Nuevo MAS planteó como propuesta un salario de $100.000 y criticó a los candidatos que quieren “esclavismo de mercado”
Manuela Castañeira no para de reírse. Sus alegatos contra el sistema y el Gobierno, al “caretaje de los poderosos”, y su denuncia contra los “llorones” de los grandes empresarios en medio de la pandemia de coronavirus no le endurecen su rostro ni su candidez en el trato. Y rompe a carcajadas cuando habla de sus adversarios de la campaña. “Son unos señores blancos, con olor a formol, que estuvieron en todos los cargos y no dicen nada…¿Viste? Aparecen carteles como si fueran tu vecino de al lado. ¡No, no son tu vecino de al lado! Son una manga de estafadores que van a votar todo para los poderosos”, asegura.
Si finalmente es diputada este 2021, a Castañeira no parece preocuparle. Con 36 años, confía en sus ideas socialistas y “la renovación” que le aporta su candidatura al campo de la izquierda. La socióloga de 36 años y presidenta del Nuevo MAS buscará el 12 de septiembre, por primera vez, superar las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en la provincia de Buenos Aires.
“Si querés ser otra cosa no te tenés que rendir a la primera adversidad. ¿Vas a destruir toda tu perspectiva política por un resultado?”, desafía. Acompañada por el precandidato a diputado porteño Federico Winokur (28), Castañeira recibió a Infobae en la sede partidaria del Nuevo MAS, un antiguo caserón reciclado ubicado en Venezuela al 600.
Por estos días, la precandidata y militante feminista está jugando a fondo en las entrevistas y recorridas de campaña con una propuesta ambiciosa: establecer un salario mínimo y vital y móvil de 100.000 pesos. Asegura, además, que “hay que meter un 50% de retenciones al agro, prohibir las exportaciones de la carne y dejarse de joder”. Eleva el tono de voz, cuando se debate sobre los reclamos de sectores empresariales sobre la carga impositiva y la “tibieza” de Alberto Fernández para enfrentar la desigualdad.
“¿En Argentina nos vienen a decir que el problema son los impuestos? ¡Por favor! Es la neo-teoría del derrame y una agitación de todos estos candidatos fachos pro-dictadura que lo único que quieren es esclavismo de mercado y pagar nada”, fustiga.
– ¿Qué evaluación hace sobre la gestión de la pandemia?
–Mala. No se puede enfrentar una pandemia sin presupuesto. Al personal de la salud se lo obligó estar en la primera línea con salarios de miseria, con médicos en La Matanza que ganan 40 mil pesos y son monotributistas. Es inaceptable. También se aprovechó la pandemia para el vaciamiento de la educación, era necesario volver a la presencialidad aplicando las dos dosis, contratando más docentes y poniendo más inversión en la infraestructura en las escuelas y universidades. Los 200 años de la UBA los pasé con mucho dolor, hubo pibes que estudian hace dos años y no conocen la facultad.
– ¿Y la gestión de las vacunas?
– Había que liberar las patentes. Argentina tenía todos los insumos para comenzar mucho antes en el calendario de vacunación y se dejó que las ganancias de las farmaceuticas se interpongan. Obvio que es una discusión mundial, pero Argentina con su capacidad científica, con los recursos del laboratorio de Hugo Sigman y produciendo 25 millones de reactivos al mes se podía tener una solución antes. Se empezó tarde y podía llevarse esto adelante, pero bueno, Alberto Fernández con los poderosos es un tibio. (risas)
– ¿Por qué el Gobierno, a pesar de las medidas de asistencia que tomó, no pudo contener la magnitud de esta crisis económica y social actual?
– La única crisis es la de los trabajadores con su miseria salarial. En esta reactivación económica los grupos concentrados de los empresarios del agro y las finanzas se están llenando los bolsillos. En el agro de la Provincia de Buenos Aires están teniendo las ganancias brutas más grandes del siglo mientras el salario es el más bajo de los últimos 18 años. La carga impositiva es bajísima para estos grupos. Además son unos llorones que usan la campaña electoral para tratar de instalar sus intereses como si fueran los de toda la sociedad, y en realidad es toda una campaña para bajarle los impuestos a las cinco familias más ricas de la Argentina, mientras hay una desigualdad descomunal. En mis recorridas la discusión es la misma: invitar a un asado de cumpleaños es un chiste ahora, porque está considerado como algo imposible. El Gobierno y oposición callan porque están cocinando un ajuste enorme en la negociación con el FMI. Por eso digo que todos son unos caretas, hacen una campaña con risitas queriendo hablar de futuro, de que vamos a “salir”. La principal candidata del Frente de Todos, Victoria Tolosa Paz, dijo que había que hacer impuestos para la grandes empresas y al otro día se retractó.
– El año pasado, el Gobierno implementó el impuesto a las grandes fortunas…
– (Interrumpe) No era un impuesto , era una donación única (risas). ¡Es que esa era la expectativa social! Todo el mundo miró y dijo ¡por fin! ¡Va a haber un impuesto a las grandes fortunas! Todo fue mentira, hay que hacer un impuesto en serio.
– ¿Hubiesen votado a favor de ese impuesto si el año pasado tenían una banca?
– Fue un chamuyo, además que sería algo contrafáctico plantearlo ahora. No me gustan los engaños. Me parece que se jugó con una sociedad que esperaba en serio discutir la desigualdad y tenía expectativas para que los ricachones, por una vez, paguen algo y dejen de fugarla como hacen siempre. Al final no se hizo nada, fue un bluff. Hay que meter un 50% de retenciones al agro, prohibir las exportaciones de la carne y dejarse de joder. ¿Y todo esto para qué? ¿Para que los amigos del agro puedan tener un yate amarrado en la Costa Azul y unas casas espectaculares vacías en los countries? Las cosas están muy mal y nadie está diciendo en la campaña qué es lo que se va a hacer.
– Los empresarios resistieron bastante a esta medida.
– Si fuera por los empresarios volvemos al esclavismo. Ojalá hubiesen tocado esos intereses (se ríe). Argentina está a contrapelo de un mundo que está discutiendo la desigualdad de una pandemia que la exacerbó. Han salido tipos como (el presidente de Estados Unidos) Joe Biden, que nadie podría decir que es socialista, a pedir que “por lo menos paguen el 15%” las multinacionales. Es mentira que no hay plata. Veo una campaña muy disociada entre lo que discute la política tradicional y lo que vive la sociedad. En el conurbano bonaerense nos dicen que hay “olor a los años noventa”.
– ¿Hay olor a los años noventa? Otros prefieren comparar esta situación con el 2001 por la magnitud de la crisis.
– Estamos en el siglo XXI, esto es algo nuevo. Ha habido reactivación económica pero el problema ahora es la flexibilización laboral. Hay desempleo y lo que queda es precario; un monton de trabajo informal, el monotributo o el trabajo de reparto por aplicaciones, en la que parece que sos un “socio” de Jeff Bezzos, un billonario que se va a la luna. ¿Cuándo se vio a un trabajador conveniado abajo de la línea de pobreza? ¡Y las agencias de empleo temporal volvieron con todo! En las grandes automotrices estás dos meses y chau, no tenés laburo. Antes no podías hacerte una casa, pero podías comprarte un auto. Ahora ni eso, para comprarlo hay que ser millonario. No podés tener un teléfono, un televisor… ¿Qué es esto? ¿El macrismo? Me re calenté (risas).
– Ante una propuesta de mayor inversión pública en aspectos como infraestructura y empleo, se requieren recursos fiscales para afrontar ese gasto. Es conocido que hay prácticamente un PBI fuera del sistema bancario. ¿Cómo el Estado podría capturar esos recursos frente a los capitales que, desde hace décadas, salen del país? ¿Y cómo se podrían evitar fugas mayores ante alguna medida intervencionista que afecten los intereses de esos empresarios?
– Eso sucede porque el Estado avala y permite el negocio de la timba financiera, con el dólar contado con liqui y los mecanismos actuales. Para controlar eso se necesita un control de divisas y del mercado de cambios, aunque se horrorice la gente de derecha. El único control que hay acá es ponerle un cepo en dólares al ahorro del trabajador. La sensación que hay es que Alberto es tibio con los poderosos. Las derechas recaciltratintes no las combatís con tibieza, la combatís con medidas anti capitalistas en serio y de izquierda que toquen sus mega ganancias.
– Hablemos de la izquierda. En estas elecciones hubo distintos llamados para conformar una lista de unidad…
– Ya nos empezamos a reir… (risas)
– ¿Quién es el responsable de esta división?
– ¡Del Caño! Yo me río, él es el absoluto responsable de esta división. Yo le propuse un debate. Hasta Tolosa Paz le propuso un debate a Santilli. Alguien que no quiere debatir indica que no está en condiciones de hacer un frente. Después me enteré por el resto de los integrantes del FIT-U que la incorporación del MAS jamás estuvo en discusión. Eso me jodió porque mintieron, somos de izquierda, tenemos que hacer algo diferente de lo que hacen los partidos tradicionales. Queremos renovar a la izquierda para plantear cómo es el anti capitalismo del Siglo XXI y cómo volvemos a instalar el pensamiento socialista entre los trabajadores. Nosotros aprovechamos la campaña electoral para aportar este contenido, el FIT-U es solo golpe de efecto, no está aportando nada.
– Muchos simpatizantes con las ideas de izquierda se preguntarán por qué votar a Manuela Castañeira, si el FIT-Unidad ofrece más o menos lo mismo…
– Por que no ofrecemos más o menos lo mismo (lanza una carcajada).
– A ver, desarrolle…
– Está bien la pregunta y te la agradezco. Nosotros defendemos la unidad de la izquierda y queremos que eso sea parte del programa. No veo que eso sea lo que está haciendo el Frente de Izquierda, que se están sacando los ojos en todas las provincias. Yo no voy a decir, como hizo Nicolás del Caño, que con 20 diputados de izquierda en Argentina se resuelven todos los problemas. La izquierda tiene que ser una fuerza social y una alternativa. Para eso tiene que haber un vínculo entre lo que vos hacés en el Congreso, en la campaña, en las plazas, en los sindicatos o el movimiento de mujeres y el ecologista. La izquierda no puede ir en el Congreso a un terreno más allá de lo que hace en la sociedad. Me preguntás, ¿cómo se consigue el salario mínimo de 100 mil pesos? Tiene que ser con una ley indexada por inflación y llamar a una marea de trabajadores como hizo la marea verde para defenderla. Y la izquierda no está diciendo eso, ese es un error. Por eso también somos otra cosa.
– Algun sector del FIT-U podría argumentar que, si el Nuevo MAS no puede superar el piso mínimo de votos que exige las PASO, no estaría en condiciones de ofrecer algo superador.
– No comparto esa mirada, venimos de una acumulación política, social y territorial descomunal elección tras elección. Es una foto vieja. En 2019 tuvimos una campaña presidencial donde nos presentamos en 13 provincias y tenemos candidatos locales en 50 distritos de la provincia de Buenos Aires. Y estamos donde hay que estar: como el desalojo de Guernica y super activos en el debate del aborto. Viajé también a Bolivia cuando fue el golpe de Estado a solidarizarme en medio de la masacre de Senkata y Sacaba. Hay una utilización de las PASO para que los partidos que tenemos cosas para decir no lleguemos a la elección general. No me voy a poner a medir con el aparato de la democracia burguesa, te diría que no es una vara medir el crecimiento de nada. Estamos en una elección fragmentada en todos los espacios políticos, incluido en la izquierda. Nosotros nos abrimos un espacio a los codazos, contra viento y marea.
– Mencionó que no hay mujeres encabezando las listas del FIT-U en la provincia de Buenos Aires. ¿Hay machismo en la izquierda?
– Yo creo que ellos están de espaldas a un fenómeno de lucha enorme y hermoso. Han sido insensibles. Pero sí, son bastante machirulos en el Frente de Izquierda, empezando por Del Caño (risas).
– Durante el gobierno del Frente de Todos se materializó esta demanda de la sanción del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ¿Le reconoces esos avances?
– Ni en pedo, son de la marea.
– En 2018, cuando se debatió por primera vez, hubo una movilización incluso más grande que la de 2020. ¿No hubo ningún mérito político en conseguir los votos?
– ¡Es lo más machirulo que escuché hoy! (risas) ¡Ni en pedo! Despues vino el Presidente para intentar decretar el fin del patriarcado. ¡Una verguenza! La legalización del aborto es un triunfo de las pibas y de la sociedad, que no se lo quiera robar nadie. No es de nadie, es de todos y todas. Es el derecho que más clara y mecánicamente vino de la movilización popular, presionando en el Congreso.
– Muchas veces, cuando se viven tiempos convulsionados, el descontento en contexto de crisis es capitalizado por alternativas políticas de derecha y extrema derecha. Aprovecho tu condición de socióloga, ¿está en condiciones la izquierda de aprovechar ese descontento?
– Está en condiciones de capitalizar una parte. Hay un gran desgaste de los partidos tradicionales, el macrismo fue expulsado y repudiado hace muy poquito; y lo que pasó con el Frente de Todos es que Alberto prometió mucho y cumplió muy poco. Creo que con nuestras propuestas en defensa de los trabajadores y experiencia, estando en cada dolor en la sociedad, nos hemos ganado el respeto. Yo siento el cariño por nuestra coherencia y militancia. Podríamos hacerlo en mejores condiciones si hubiera más unidad, pero en ese marco de desgaste hay una oportunidad. No se puede dejar que la derecha sea solo la alternativa.
Fuente: Ambito