Busca incentivar la transición hacia otras formas de energía.
Petaluma es una ciudad ubicada en California, Estados Unidos, y esta semana fue noticia porque sus autoridades decidieron prohibir la construcción de nuevas estaciones de servicio donde se vendan combustibles fósiles como nafta y gasoil. También prohibió la instalación de nuevos surtidores en las ya existentes.
La medida busca incentivar la transición hacia las energías alternativas como la electricidad o el hidrógeno, en ambos casos con el objetivo a largo plazo de reemplazar a los motores de combustión interna por otros eléctricos.
Petaluma pertenece al condado de Sonoma, que ya anunció que no será la única ciudad sino que ya está el plan de que Sebastopol también se sume a la restricción. La idea, a futuro, es que todo el condado sea libre de combustibles fósiles.
Con 60 000 habitantes, en Petaluma actualmente hay 16 estaciones de servicio que, aseguraron, seguirán funcionando sin problemas.
D’Lynda Fischer es la concejala de la ciudad que lleva adelante la iniciativa con el objetivo de convertir la ciudad en una libre de emisiones contaminantes para 2030.
California es uno de los estados pioneros en la reducción de emisiones contaminantes, y de hecho planea que para 2035 solo se comercialicen vehículos completamente eléctricos.
En Europa los planes no son muy diferentes, y la Comisión Europea propuso que a partir de 2035 no se vendan más vehículos con motores nafteros o diésel, es decir, que en los concesionarios solo haya modelos eléctricos.
El paquete de medidas ya fue presentado y se someterá a debate. El objetivo final es que Europa alcance la neutralidad de carbono en 2050.
La norma no contempla la prohibición explícita de las mecánicas tradicionales, pero establece límites de contaminación tan bajos que literalmente solo se pueden lograr con eléctricos o vehículos a hidrógeno (que también utilizan motor eléctrico).
Según el plan oficial, los fabricantes de automóviles deben reducir las emisiones de CO2 de sus autos y comerciales en un 55% para 2030 en relación a los niveles de 2021, y emisiones nulas para 2035.
Según estimaciones, la reducción del 55% equivaldría a un consumo promedio menor a 2 litros cada 100 kilómetros, es decir, algo imposible de lograr sin una electrificación total o casi total. Por otro lado, la inversión para lograr que un motor a combustión emita eso es tal alta que no tiene sentido para las automotrices.
La norma además establece que los estados miembro deben garantizar el acceso a cargadores cada 60 km en las rutas, como una forma de incentivar y hacer realmente posible el uso del auto eléctrico. Al menos en las Trans-European Transport Network (TEN-T), las autopistas principales del continente.
Los puntos de recarga deberían tener una potencia total de 300 kW en 2025 y ser de 600 kW para 2030. En el caso de los camiones la red de carga debería tener una potencia de 1.400 kW en 2025 y 3.500 kW en 2030.
Fuente: TN