Es imprescindible y urgente cambiar la estructura de producción, distribución y destino de los alimentos; privilegiando el consumo sano que satisfaga las necesidades en términos de calidad nutritiva y cantidad, a precios justos e ingresos dignos para todos y todas.
El Estado debe articular con las comunidades, escuchar, alentar contener, facilitar, proponer, conducir, respetando las culturas territoriales originales. En este sentido, la Mesa de Articulación Interministerial/Acercar Alimentos, inspirado por la Jefatura de Gabinete que aúna a los Ministerios de Interior, Agricultura Ganadería y Pesca, Desarrollo Productivo y Desarrollo Social, INTA, SENASA, INAES, INASE y el Consejo de Coordinación de Políticas Sociales ha sido un avance notorio. Pero no alcanza con coordinar ideas, falta romper con resabios autonómicos egoístas para lograr la confluencia de planes, programas y recursos aislados y dispersos.
Otro mercado es posible, que debe surgir de la confluencia de las comunidades y el Estado (municipios, provincia, nación) donde:
- Los precios de los alimentos se desenganchen de los valores internacionales y se sustituyan importaciones de insumos.
- Se elimine la intermediación parásita y especulativa.
- Todo lo que pueda ser producido/elaborado localmente debe serlo y lo que no, construirse, corredores de excedentes y faltantes de la Economía Social Solidaria y Popular (ESSYP), eliminando el costoso tránsito que provoca la concentración.
- Se integre el entramado productivo con equidad y participación de las economías regionales a partir de la compensación de sus respectivos aportes registrados con sistemas blockchain.
- Se asegure el financiamiento para manipulación, frío, industrialización, empaque y logística.
- Se popularicen tecnologías de producción de forrajes en zonas desérticas, de altura o con fríos intensos o cambios de temperatura (hidroponia, huertos subterráneos, sayaris y walipinis, …).
- Con cero desperdicios por vía de la deshidratación, producción de energías renovables y fertilizantes (economía circular).
- Se instrumenten sistemas de compras públicas de alimentos a productores de la ESSYP.
- Se arbitren programas de sensibilización y formación de los actores.
- Y se cuide la salud de la población y preserve la casa común controlando el uso de agroquímicos y fertilizantes depredadores.
El Espacio Intermesa “Hacia la Soberanía Alimentaria” ha sistematizado la experiencia sobre el tema, encontrando como modelo más virtuoso el enlace entre: a) consumidores; b) comercios de cercanía (ferias, almacenes, bolsones, nodos, comercio electrónico, etc.); c) proveedurías/mutuales (claves para operar en escala las funciones de almacenaje, empaque, distribución, logística y financiamiento); d) suministradores locales y de los corredores largos de la agricultura familiar, campesina, indígena y productores de las economías regionales, pymes, cooperativas y recuperadas manufactureras; e) otros proveedores ineludibles de bienes y servicios y las universidades y centros científicos y tecnológicos aportantes de saberes.
No alcanzan las promesas y no es una cuestión de satisfacer necesidades por la vía del asistencialismo sino a través de políticas activas que promuevan la producción y el trabajo formal. Otro mercado es posible, un mercado que asegure el buen vivir.
[1] Los traficantes de Granos, Dan Morgan, Editorial Abril, 1979.
(*) ExSubsecretario de Comercio Exterior y ExJefe de Gabinete en el Ministerio de Economía, actualmente se desempeña en el INAES como Coordinador de la Unidad de Vinculación con las MAYES.
Fuente: Ambito