Tito, Hamelbot, SeroElectric y Volt Motors son los cuatro modelos desarrollados por empresas locales con aspiraciones de competir en la carrera de la electromovilidad. Sus planes de producción, precios y todos los detalles, caso por caso.
El futuro ya llegó. La producción y venta de vehículos eléctricos en la Argentina hace rato que ha abandonado su condición embrionaria, de proyecto, para ser una realidad concreta. Fluye la inversión y se diseñan estrategias de comercialización con mercados y targets definidos con minuciosidad.
Son cuatro las empresas que hacen punta en el país dentro de este segmento: Tito, Hamelbot, SeroElectric y Volt Motors. Existe también en ellas una dispersión geográfica que apuntala planes de expansión hacia diversos mercados, y al mismo tiempo las unidades producidas apuntan a captar un abanico de clientes, desde el comprador individual hasta el corporativo.
La historia de Tito encierra una paradoja: sus fabricantes no querían inicialmente hacer un auto. Pero aquí están ahora, trabajando a destajo para responder a una demanda que, todo indica, traducirá la venta de este vehículo en un potencial éxito de mercado. Coradir, la compañía madre, tiene su expertise en la creación de soluciones informáticas y electrónicas, que comprenden la fabricación de computadoras, notebooks, tecnología Led, paneles solares, generadores fotovoltaicos y memorias RAM, entre otros productos.
¿Cómo fue entonces que se lanzaron a fabricar un auto eléctrico? “Nosotros no queríamos hacer un auto, queríamos fomentar la electromovilidad. Entonces como vimos que hay muchas empresas que hacen autos y autopartistas, diseñamos una estructura de baterías de litio, motor eléctrico y electrónica del coche para que cualquiera que hace un auto, pero que no conoce de motores eléctricos, usara esta solución y montara su auto arriba”, cuenta a APERTURA el presidente de Coradir, Juan Manuel Baretto. Y agrega: “Pero vino la pandemia, el país no se movía y los chicos del laboratorio siguieron trabajando para asegurar que esta solución fuera viable, y terminamos haciendo un auto“.
En la planta ubicada en la ciudad de San Luis se construye Tito, un vehículo eléctrico que tiene como principales características la autonomía de 100 kilómetros, una velocidad máxima de 65 kilómetros por hora, capacidad para 4 personas, batería de litio, carga en enchufe de 220V, cierre centralizado, bluetooth y cámara de retroceso, entre otros detalles de equipamiento.
“Las generaciones más jóvenes tienen muy presente el impacto que nosotros estamos haciendo sobre el planeta. Entonces independientemente de que a uno le guste o no la electromovilidad, con Tito uno anda por la ciudad y no hace ruido ni contamina. Eso da mejor calidad de vida a la ciudad”, sentencia Baretto. Y añade: “Es un beneficio directo al bolsillo. Si una persona tiene un presupuesto mensual de $ 10.000 de nafta, un poquito más de dos tanques, si se pasa a un Tito eléctrico va a gastar solo $ 1000 mensuales. Es diez veces más barato que un coche a nafta”.
La carga de la batería y la infraestructura disponible en el país suele ser el Talón de Aquiles de este tipo de vehículos, su principal desafío. Pero en Coradir hallaron una solución. “El Tito es compatible con la red eléctrica argentina, con el enchufe de tres patas planas que todos tienen en sus casas. Tiene 100 kilómetros de autonomía para andar. Normalmente uno anda alrededor de 25 kilómetros por día moviéndose en la ciudad. Esto te permite tener la seguridad de que el usuario no va a tener que estar preocupado de si le va a alcanzar la batería para llegar a su casa. Se hacen también cargas parciales”, indica.
El Tito se encuentra en la etapa de preventa, su precio por unidad es de US$ 15.000 y se comercializará Just in time, es decir, a pedido. Como explica el presidente de Coradir, “teníamos las unidades que hicimos al principio para la puesta a punto de la línea. Luego tenemos un lote de primeras 20 unidades, que se utilizan para las agencias y distribuidoras. Sacamos la preventa, si se vendían 6, se fabricaban 6. Por eso la preventa sale con 120 días de entrega que es lo que demora el proceso“.
La compañía dispuso además la venta del vehículo en una red de concesionarias y agentes en todo el país, porque si bien los pedidos fluyen por la web, “la gente lo quiere ver y tocar”, explica Baretto. Las unidades se venden con cinco años de garantía o 100.000 kilómetros, mientras que las baterías gozan de 8 años de gracia.
Coradir compra en el exterior las celdas de esas baterías, pero en sí mismas son construidas en San Luis, explica el ejecutivo. “Los componentes cruciales los tenemos todos integrados en la fábrica”, asegura. Para fin de año, la empresa pretende que “el 80 por ciento de las partes que componen el vehículo sean nacionales”, postula Baretto.
PÚBLICO-PRIVADO
La de Hamelbot es una experiencia singular en la Argentina porque nace de la creación de un consorcio público-privado entre el gobierno de la provincia de Misiones y la empresa privada SmartCultiva. La unión permitió la creación de FanIOT, una compañía destinada a desarrollar nanotecnología para el área de educación y ciudades inteligentes.
En este laboratorio se gesta el proyecto de movilidad eléctrica que tiene como máximos exponentes los tractores inteligentes Huampa I y Huampa II, y el vehículo urbano biplaza C-R2.
El rasgo tecnológico más interesante del CR2 es que dispone de un sistema de inteligencia integral que permite sensorizar todo el coche como nunca se hizo a nivel nacional. Esto sumado a una especie de caja negra en donde todos los movimientos del coche quedan registrados. Está construido con materiales ultralivianos y tiene formato de burbuja.
“Es un mercado muy grande a nivel nacional y también muy importante a nivel Mercosur. Nosotros estamos en Posadas, Misiones, y contamos con una situación estratégica muy interesante con Paraguay y con Brasil. Eso nos da una posible expansión y comercialización mucho más sencilla que estando en otro punto de la Argentina”, señala a APERTURA el director Ejecutivo de Hamelbot, Martín Bueno.
El directivo agrega también que “el vehículo lleva un año de desarrollo, está terminado. Tenemos tres meses por delante para que estén las primeras unidades, los prototipos funcionales de los tres vehículos que vamos a desarrollar“.
En cuanto a la comercialización, destaca que “a partir de diciembre comienza la preventa por internet y lo que se van a tomar son órdenes de pedido para fabricar sobre la demanda. La fabricación comenzará en enero. Al día de hoy tenemos alrededor de 70 pedidos de gente interesada”. El precio de referencia del biplaza C-R2 es de US$ 10.000, al igual que el Huampa I, mientras que el tractor inteligente Huampa II costará de lista US$ 35.000.
“La unidad lleva lo que tiene cualquier coche eléctrico en materia de importaciones. Hay dos grandes componentes que estamos viendo cómo podemos desarrollar en Argentina: el motor y las baterías de Ion Litio. Sistemas de electrónica como los balanceadores de batería, se importan de China pero nosotros los empezaremos a fabricar desde junio. Gran parte de la electrónica vehicular se va a producir en Misiones para el sistema nacional que demanda esta tecnología”, aclara Bueno.
La estrategia comercial viene montada sobre el nuevo paradigma de la energía limpia y la conservación del planeta. “La gente joven tiene un concepto totalmente diferente de lo que es movilidad. La energía limpia es otro paradigma”, concluye Bueno.
DESDE CASTELAR
En el Parque Industrial de Castelar está la fábrica de SeroElectric, la compañía que produce tres versiones de vehículos eléctricos: un Sedan y las gamas Cargo Alto y Cargo Bajo.
Todo comenzó en 2012 cuando la empresa adquirió los prototipos de Italia de manos de una firma que había discontinuado la producción, y empezaron entonces con el desarrollo de la matricería y la búsqueda de proveedores. Tres años más tarde se mudaron al predio de Castelar, donde cuentan con una planta propia de 2000 metros cuadrados y capacidad para fabricar hasta 2 vehículos diarios, es decir entre 40 y 50 por mes.
La competencia de las terminales
En el camino hacia la electrificación, las grandes automotrices conforman hoy parte de su oferta con modelos equipados con motores híbridos. Tal el caso de Toyota, que lidera el segmento de ventas con el Corolla Hybrid, unidad que copó el 80 por ciento del segmento y 1195 unidades vendidas en el primer trimestre.
Detrás se ubicaron el Ford Kuga con 107 unidades comercializadas; Toyota RAV4 (103), Toyota C-HR (29), los Lexus NH (23) y RX (8), el Ford Mondeo (7), la Renault Kangoo (6) y el Mercedes Benz GLE 450 (4). En el primer trimestre las ventas de híbridos crecieron 186 por ciento, totalizando 6618 unidades, según datos de la Asociación de Concesionarios de la Argentina (Acara).
Pero, por ahora, no hay planes de producción de eléctricos en el país. “Van a empezar a venir de Europa, donde está avanzado el mercado de híbridos y eléctricos. Acá se iniciaron las consultas para preparar lo que se necesita de infraestructura para cuando empiecen a llegar los vehículos importados. Entre otras cosas, depósitos y manutención de la batería. Pero todavía ni siquiera estamos importando”, señala un directivo de una de las terminales.
“Actualmente el potencial de mercado lo vemos en lo que son empresas”, le dice a APERTURA la directora de Marketing de SeroElectric, Guadalupe Naya. Y añade: “Creemos que el público particular todavía no está lo suficientemente adaptado a utilizar este tipo de unidades. Lo primero que hacen es comparar con los autos a combustión común. En la comparación se pierde en el precio“. La compañía maneja un rango de precios que oscila entre $ 1.272.000 y $ 1.973.000.
Pero aclara: “Es un concepto diferente. Las empresas, en cambio, saben ver qué les conviene. Quilmes utiliza nuestros furgones para el despacho de la última milla. En el tramo de un almacén a otro, por ejemplo. Es un negocio porque gastan diez veces menos de combustible. Son más ágiles para el tránsito. Si es una empresa multinacional tienen una necesidad de incorporar sustentabilidad a las compañías. Hay muchas leyes nuevas que se las imponen”.
Con la mira puesta en el segmento corporativo, SeroElectric comercializa entonces su unidad Sedan y, sobre todo, los vehículos de carga. Actualmente cuentan con distribuidores en La Plata, Bella Vista, Mar del Plata, Misiones, Río Negro y Neuquén, fundamentalmente para prestar lo que es el servicio de postventa
“Actualmente nos manejamos con el stock en base a los pedidos. A veces, cuando estamos en tiempos muertos, producimos y stockeamos“, resalta Naya. Entre sus principales características se destaca que la batería se carga con un toma corriente normal de 220V, tienen una autonomía que oscila entre 40 y 100 kilómetros, y una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora.
El cuarto jugador que hace pie en el mercado de los vehículos eléctricos es la firma cordobesa Volt Motor, que ofrece las unidades Volt Z1, Volt W1 y Volt E1. Los precios oscilan entre $ 1.000.000 y $ 2.300.000, de acuerdo a la gama.
El éxito está a la vista: la compañía tiene cuatro meses de espera para entregar los vehículos eléctricos y en los planes del Grupo Parodi se encuentra el desembarco en Buenos Aires con parte de su entramado productivo para el año próximo. La concreción de este objetivo depende de las sociedades que pueda articular el empresario Daniel Parodi en su afán expansivo.
Por lo pronto, el esquema comprende la fabricación de 600 unidades este año, 1500 en 2022 y la friolera de 3000 en 2023.
Por Gustavo García
Fuente: El cronista