La decisión judicial hizo lugar a una demanda presentada en abril de 2019 por Milieudefensie, la filial holandesa de la organización internacional Amigos de la Tierra. La empresa afirma que ya está tomando medidas para apoyar la transición energética.
“El tribunal ordena a Royal Dutch Shell que reduzca sus emisiones de CO2 de aquí a finales de 2030 en un 45% neto respecto a 2019”, declaró la juez durante una audiencia en La Haya.
La demanda fue presentada en abril de 2019 por Milieudefensie, la filial holandesa de la organización internacional Amigos de la Tierra. Más de 17.000 holandeses se unieron a la demanda como parte civil.
Junto a otras seis oenegés, entre ellas Greenpeace y ActionAid en Holanda, Milieudefensie acusó a Shell de no hacer lo suficiente para alinearse con el Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático y denunció la “destrucción del clima” por parte de la compañía, una de las mayores petroleras del mundo.
La empresa afirma que ya está tomando medidas para apoyar la transición energética. Shell también cree que este proceso es una decisión política y que no hay base legal para las demandas de las oenegés.
La petrolera “apelará la decepcionante decisión judicial”, indicó en un comunicado.
Milieudefensie cree que es imposible cumplir el Acuerdo de París sin que “los grandes contaminadores como Shell” se vean obligados legalmente a tomar medidas.
La decisión judicial provocó júbilo entre decenas de activistas que se habían reunido a las puertas del tribunal, constató un periodista de la AFP.
“Es un día histórico”, explicó Donald Pols, director de la rama holandesa de la oenegé Amigos de la Tierra.
“Es la primera vez en la Historia que un juez decide que un gran contaminador, Royal Dutch Shell, debe parar de provocar un cambio climático que es peligroso”, añadió.
Las organizaciones medioambientales pedían al tribunal holandés que ordenara a Shell reducir sus emisiones de CO2 en un 45% para 2030, “en línea con los objetivos acordados en el Acuerdo de París sobre el clima”.
La multinacional anglo-holandesa anunció en febrero que planeaba reducir –en comparación con 2016– su intensidad carbono neta (que descuenta de las emisiones las capturas de carbono realizadas por planes financiados por la misma empresa) en un 20% para 2030, en un 45% para 2035 y completamente (100%) para 2050. Anteriormente, sus objetivos eran de rebajar un 30% para 2035 y un 65% para 2050.
También este miércoles, los accionistas de ExxonMobil y Chevron votaron para forzar a los gigantes petroleros estadounidenses a luchar más enérgicamente contra el cambio climático.
En ExxonMobil, al menos dos de cuatro candidatos al directorio propuestos por la sociedad de inversiones Engine N°1, que lanzó a fines de 2020 una campaña llamando a la empresa a apostar menos al petróleo y el gas y más a las energía renovables, obtuvieron el cargo.
Los accionistas de la empresa también votaron favorablemente una resolución, presentada por BNP Paribas, que obliga a ExxonMobil a hacer un informe explicando si sus actividades de cabildeo están alineadas con los objetivos del Acuerdo de París.
En el caso de Chevron, que también celebraba este miércoles su asamblea general anual, una propuesta pidiendo que la empresa reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero de sus productos recibió 61% de aprobación a pesar de la oposición del directorio.
Desde el Acuerdo de París firmado en 2015, cuyo objetivo es mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados respecto a la era preindustrial, muchas industrias se han comprometido a reducir sus emisiones de CO2. Pero no están haciendo lo suficiente, según las oenegés.
“Las grandes empresas contaminantes como Shell tienen una enorme responsabilidad en la lucha contra el cambio climático”, dijo la directora ejecutiva de ActionAid en Holanda, Marit Maij, antes del veredicto.
En otro juicio histórico presentado por la organización ecologista Urgenda, el Tribunal Supremo holandés ordenó el año pasado al Estado que redujera sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 25% para finales de 2020, sentando así según Milieudefensie un precedente para su acción.
Holanda, especialmente vulnerable a las consecuencias del cambio climático porque parte del país está por debajo del nivel del mar, se ha comprometido a reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 49% para 2030.