El empresario dijo que sólo quedan “casos puntuales” y aseguró que el mercado de los 0 km tiende a normalizarse tras el desabastecimiento.
P.: ¿Qué proyecciones hacen para el año?
H.B.: La Argentina es mágica. Este año el mercado va a terminar 30% arriba del 2020 y el sector está sano. No se va a ganar un peso pero se puede seguir resistiendo. Los patentamientos van a quedar parecidos al 2019, que fue un año sin pandemia. Es un milagro.
P.: ¿Tuvieron que ajustar las estructuras?
H.B.: En los talleres, prácticamente, no hubo reducción de personal. Las negociaciones de ACARA con SMATA son durísimas pero siempre se llega a un principio de acuerdo. Sí hubo un poco de ajuste en el área de ventas y administrativa.
P.: ¿Cuál es la situación del abastecimiento de unidades importadas?
H.B.: Hoy, la oferta y la demanda están equilibradas. Ya no hay desabastecimiento de autos importados, salvo en casos puntuales, en el segmento de lujo. Hay que entender que, en un escenario de tanta necesidad, las marcas de lujo son, en cierta forma, una imagen hostil hacia ciertos sectores de la sociedad. Diría que hasta tiene una cuota de razonabilidad que falten marcas de lujo, pero en el resto del mercado está abastecido.
P.: Pero, en el mercado, hay sobreprecios
H.B.: En los autos de lujo pueden estar faltando algunos modelos y ahí se produce un hecho inexorable. La falta de oferta hace que, el quiera compararlo, tenga que pagar un poco más. Depende el modelo, hasta un 10% promedio en la alta gama.
P.: Hace un mes, CIDOA difundió un comunicado muy duro, en el que se decía que había empresas que hacía meses que no podían sacar autos de la aduana.
H.B.: Se solucionó todo. Desde el Gobierno se pusieron en contacto con CIDOA, establecimos una pauta de reuniones mensuales, en la que cada uno puede explicar su problemática y las marcas que estaban con meses de demora, tuvieron su reunión y lograron acuerdos. Es cierto que lo que se autoriza es poco, no es lo que se pedía, pero con lo necesario para seguir.
P.: Se terminó la puja entre importadores y fabricantes
H.B.: Decir terminales, sí; importadores, no, es lo mismo que decir multinacionales, sí; empresas argentinas, no. Porque los distribuidores de marcas importadas son empresas de capitales argentinos. Las fábricas de autos que están en el país son de capitales extranjeros. Hoy casi todo lo que se está trayendo está siendo financiado por los proveedores del exterior. No están saliendo divisas por los autos importados. No le duele al Banco Central.
P.: Usted dijo que no ganan plata. ¿Es tan así?
H.B.: Los resultados, este año, van a permitir un punto de equilibrio y no podemos pretender más que eso. Lo que está atravesando la Argentina y el mundo es un momento muy difícil. El objetivo de toda marca y concesionarios es sobrevivir este año y llegar al próximo. Con un mercado de 35.000 unidades se puede hacer eso: sobrevivir.
P.: ¿Cuánto encarecen los impuestos a los autos en la Argentina?
H.B.: El auto que paga el segundo escalón del Impuesto Interno, termina costando el triple. Si un auto vale u$s100.000 en origen, se termina vendiendo en u$s300.000. Es decir, u$s200.000 son impuestos. El que paga la primera escala, el valor crece 150% y si no lo agarran los Impuestos Internos, el valor sube 100%.
Fuente: Ambito