Nuevamente el agro ha sido discriminado. Una reciente circular del Banco Central de la República Argentina (BCRA) impide a las empresas agropecuarias –excepto a una mínima proporción- acceder a los créditos subsidiados provenientes de las líneas de Inversión Productiva. En cambio, cualquier otro sector productivo de la economía –metalmecánica, petróleo, gas, etcétera, puede hacer uso de estas herramientas financieras.
Desde noviembre del año pasado, el Banco Central exige a las entidades financieras que coloquen una masa de crédito al sector productivo equivalente al 7% de los depósitos. Si no lo hacen son penalizados.
Hasta el 31 de marzo de 2021, estos créditos, con una tasa del 35% nominal anual fijo en pesos para préstamos de corto plazo, podían destinarse a la compra de insumos agrícolas o a la ampliación de capital de trabajo para las empresas agropecuarias, con plazos de 12/18 meses. Para créditos a largo plazo, la tasa era del 30%, con 48 meses como máximo para el repago. Estos préstamos abarcaban todos los destinos del ámbito productivo. agricultura, ganadería, maquinaria, etc.
Adicionalmente, hasta el 31 de marzo de este año se vio que el Banco Nación y algunos bancos privados, como el Francés, el Santander y el Patagonia, y en menor medida el Galicia, tomaron como referencia estas tasas y las subsidiaron más para ganar masa crítica en el volumen de operaciones con el sector agropecuario y para asegurar el cumplimiento de los cupos de colocación exigidos por el Banco Central.
Así, hasta el 31 de marzo de este año había oportunidades con los préstamos de corto y largo plazos, con mejoras en las tasas respecto de la línea oficial de Inversión Productiva. Para créditos a largo plazo algunos de los bancos privados mencionados ofrecían una tasa del 23% en vez de 30%. Para el corto plazo, las mismas entidades también redujeron la tasa del 35% al 17-25%. El único requisito para acceder a estos créditos era no tener más de 5% del trigo de la soja cosechada en stock en relación a la capacidad productiva declarada (Circular 7140)
De un plumazo, ahora el BCRA determinó que estos créditos subsidiados ya no estén disponibles para el sector a agropecuario, que sólo podrá acceder a los préstamos con tasas del mercado, que tienen un piso del 40% anual. Es decir que la entidad ya no impone un límite de stock de grano retenido tras la cosecha, como establecía la circular 7140, sino que directamente margina a casi todos los productores. Solamente un sector muy pequeño de empresas agropecuarias, que facturen hasta 15 millones de pesos por año, podrán solicitar y recibir los créditos con tasas subsidiadas.
Consecuencias negativas
Con este nuevo marco financiero, que saca de la cancha agropecuaria los créditos para Inversión Productiva y sus desprendimientos, las empresas del sector no pueden tomar crédito a tasas negativas como en el tramo anterior, ni pueden fondearse con las tasas favorables que ofrecía la venta de cheques de pago diferido en entidades financieras.
No obstante, corresponde aclarar que las tarjetas agropecuarias no son alcanzadas por las restricciones que impone la reciente resolución del Banco Central. Los plásticos ofrecen tasas del 27 al 35% anual para préstamos de corto plazo, según se trate de bancos privados y oficiales, con plazos de 180 a 360 días. Serán una alternativa muy considerada por los productores en 2021.
Para poder aprovechar este poderoso instrumento, entonces, será conveniente que los empresarios agropecuarios trabajen en la actualización de las carpetas para la renovación de las calificaciones crediticias ante los bancos focalizando en esta alternativa. Y para evitar tener que caer en los créditos convencionales sin subsidios, con tasas más altas.
Otra posibilidad para financiarse en 2021 serían las líneas de crédito que surjan de convenios que suscriban empresas -por ejemplo, fabricantes de maquinaria- con bancos. Estos créditos tampoco son alcanzados por las restricciones que impone el Banco Central y generalmente ofrecen tasas muy amigables -mas precisamente negativas y en pesos- independientemente del stock de grano que cada productor conserve o de la magnitud de su facturación anual. Por ejemplo, la semana pasada, el Banco Nación lanzó una línea de crédito para la adquisición de maquinaria agrícola nacional al 23% anual, con cuatro años de plazo.
Corresponde destacar que estos dos productos van optimizarse aún más cuando se acerque Expoagro, que se realizará en junio de 2021. A partir de mayo habrá que estar atentos, porque es previsible una mejora en las tasas y plazos que se ofrecerán con estas herramientas financieras.
Por otro lado, en el nuevo contexto financiero vuelve a tener peso la negociación de cheques para compra insumos con el aval de una sociedad de garantía recíproca (SGR) en la Bolsa, por fuera del sistema bancario. En las últimas semanas, la tasa de interés subió al 35-38% CFT para la posición 360 días, pero puede bajar al acercarse junio, cuando las compañías de seguros, fondos de inversión, etc. se vean obligadas a comprar estos cheques garantizados en la Bolsa para cumplir con los cupos que establece la Sepyme para financiar a las pymes. En ese momento se va a generar una nueva baja de tasas que podrán aprovechar los empresarios agropecuarios que tengan las carpetas actualizadas en la SGR.
Los canjes de grano por insumos agrícolas también cobran relevancia en la actualidad, en virtud de la disminución de las posibilidades de financiamiento bancario que enfrentarán los productores. Sus principales ventajas son que no generan deuda en términos monetarios y optimizan la variable tributaria, pero tienen la desventaja de no permitir aprovechar las diferencias entre el aumento de valor del producto por vender y el costo de la financiación del insumo en pesos. El canje es dólar grano contra el dólar insumo y no posibilita capturar las tasas negativas en pesos que se pueden aprovechar con las tarjetas agro o con la negociación de cheques con garantía de SGR pesificando los insumos al momento de su compra.
Finalmente, hay que decir que, a partir de este nuevo escenario para el agro, en el mercado pueden aparecer nuevamente propuestas de financiación bancaria en dólares. Es probable que surjan créditos con tasas de interés bajas -3 a 5% nominal anual- pero que pueden encarecerse por una devaluación. El tipo de cambio muestra actualmente una quietud artificial y hay posibilidades de que entre en una dudosa sostenibilidad en el tercer trimestre del año o luego de las elecciones. Si la depreciación del peso se acelerara en esa época, el productor que haya tomado un crédito en dólares dejará de ganar la diferencia de cambio, cosa que no le ocurriría a quien se financie con préstamos en pesos.
Fuente: La nacion