Es a raíz del bajo nivel de los embalses de la región. Desde la AIC advierten que, de no registrarse lluvias, se deberán priorizar los usos consuntivos sobre la producción de energía. En las últimas semanas se agudizó la bajante.
La sequía no da tregua en el norte de la Patagonia y el gran generador que son las represas del Comahue padece los embates de la naturaleza y el cambio climático. Es ante la marcada falta de agua en las represas que desde la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) se pidió a Nación que no disponga para este invierno de la potencia completa de las hidroeléctricas.
La advertencia se da luego de que se conociera que durante el año pasado las represas del río Limay perdieron cerca de 4.000 millones de litros y sus embalses se encuentran muy cerca de los valores mínimos.
“Lo que le estamos pidiendo a Nación es que van a tener que reemplazar esta energía que se genera con las represas con otro combustible, con gas, fuel oil, carbón o lo que tengan en la medida que no podamos dar la hidroelectricidad”, aseguró el representante de Neuquén en la AIC, Elías Sapag.
Si bien Energía On alertó la baja en los caudales de las represas a mediados del mes pasado, en las últimas semanas la llegada de los primeros días de frío del otoño marcó que desde el gobierno nacional se dispuso una mayor generación hidroeléctrica en las represas de la zona.
Este requerimiento, pautado por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), derivó en que varias de las represas estuvieran turbinando el doble o más que el caudal que recibían, haciendo descender así mucho más el nivel de sus embalses.
En números
- 4.000
- millones de litros perdieron los embalses del río Limay durante el año pasado. La sequía ya suma 12 años.
Por ejemplo, en esta semana desde Piedra del Águila se turbinaron 232 metros cúbicos por segundo pero el caudal entrante a esa represa fue de apenas 39 metros cúbicos por segundo.
Con El Chocón pasó algo similar, con un nivel de ingreso de agua de 198 metros cúbicos por segundo, el gran motor del Comahue estuvo turbinando 524 metros cúbicos por segundo.
Energía versus usos consuntivos
Si bien es fácil la asociación de una represa con la generación de hidroelectricidad, lo cierto es que por su constitución existen usos consuntivos que tienen prioridad sobre la generación como son garantizar el agua para las ciudades ubicadas río abajo, para el riego de las zonas productivas y para el funcionamiento de las industrias.
Para esto, se determinan tres franjas en lo que hace a los niveles de los embalses que marcan quién tiene la batuta.
Existe una franja de atenuación extraordinaria que es la que las represas deben cumplir la función de evitar inundaciones aguas abajo; luego está la franja de operación normal en la que tanto Cammesa como las empresas por sus contratos disponen la generación siempre respetando los parámetros de mínimos y máximos erogables.
Pero también existe una tercera franja que es la del mínimo extraordinario. Cuando el agua en las represas desciende por debajo de esa línea el control de lo que sucede con las compuertas y turbinas para estar en manos de la AIC ya que la prioridad es garantizar los usos consuntivos.
“Esto es lo que le advertimos a Cammesa, que estamos cerca de la franja mínima extraordinaria”, remarcó Sapag a la vez que destacó que “sigue descendiendo el nivel de los embalses y estamos rogando que llueva pero por el momento abril se presenta como un mes frío pero no sabemos si será húmedo”.
La región enfrenta 12 años consecutivos de sequía, y si bien las grandes nevadas del año pasado permitieron recomponer el estado del río Neuquén, en donde funciona el complejo Cerros Colorados, la crisis está en el Limay en donde son cinco las generadoras hidroeléctricas.
El viejo pueblo de Picún Leufú podría resurgir de las aguas del Ramos Mexía
El embalse Exequiel Ramos Mexia es el más grande embalse artificial del país, con una superficie de 80 kilómetros cuadrados que se formó a principios de los 70 para alimentar a la colosal represa de El Chocón.
También conocido como el lago de El Chocón, este enorme embalse literalmente devoró a un pueblo entero, ya que el viejo poblado de Picún Leufú quedó dentro de las tierras que hoy son parte del lago y todos sus pobladores debieron ser relocalizados, en la ciudad que hoy está a la vera de la ruta nacional 237.
Pero a 49 años de esa inundación planificada que dejó las calles, casas, escuelas y hasta a la oficina del correo debajo del lago, algunas construcciones, y en especial los techados y las construcciones más elevadas podrían emerger en los próximos meses.
“Si no se registran lluvias y se sigue generando y vaciando los embalses el viejo pueblo va a volver a ser visible, empezando seguramente por la cruz de la iglesia”, aseguró a Energía On el referente por Neuquén en la AIC, Elías Sapag.
Más allá de lo llamativo de ese resurgimiento, tal bajante también promete generar problemas en las tomas de agua de buena parte de las ciudades ubicadas sobre el río Limay.
Fuente: Rio negro