Un estudio realizado sobre las oportunidades de desarrollo que podrían generar los hidrocarburos no convencionales y las energías renovables hasta el 2050 traza un optimista panorama para el país. Sostiene que podrían generarse inversiones por 69.000 millones de dólares.
La ampliación de la matriz energética nacional de la mano de Vaca Muerta y las energías renovables podría ser un salvavidas de oro para el país. Así lo sostienen los estudios de escenarios realizados por investigadores del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) que dan cuenta que el crecimiento del sector podría generar en los próximos 30 años un total de 297.000 nuevos empleos y atraer inversiones por 68.000 millones de dólares.
Así se desprende de los documentos “Oportunidades y desafíos para el desarrollo productivo en el marco de la transición energética argentina”, y “De la crisis a la oportunidad energética: escenarios y condiciones para ampliar la oferta a 2050” elaborados por Paulo Farina, Sergio Drucaroff y Diego Rivas.
Los informes establecen los escenarios proyectados entre 2021 y 2050 en inversiones, actividad local y empleo en el sector de generación eléctrica, que parte de un crecimiento proyectado de la demanda eléctrica que requiere de la incorporación de más de 75.000 MW adicionales de potencia en las próximas tres décadas. Para dar respuesta a esa mayor demanda se requiere de una inversión equivalente a más de 140.000 millones de dólares.
“Argentina cuenta con un complejo productivo capaz de acompañar y aumentar la competitividad de la economía en el marco de la transición energética con diversas tecnologías de generación. Sin embargo, la política energética e industrial no ha tendido a reforzar y explotar estos vínculos en forma sistémica. La consideración de los impactos en la producción y el empleo en las decisiones de política energética es clave para definir transiciones tecnológicas virtuosas para el desarrollo económico y social”, sostiene el trabajo.
Farina, quien es investigador asociado de Cippec, aseguró que “algo que ya está ocurriendo y que se profundizará en las próximas tres décadas es que los hidrocarburos no convencionales y las energías renovables –en particular la eólica, pero también eventualmente la nuclear e hidroeléctrica – constituirán vectores claves para el desarrollo productivo y tecnológico nacional”.
Siguiendo esa línea, el informe proyecta que las inversiones en una amplia gama de tecnologías energéticas pueden constituir una base de soporte para el aumento en las capacidades competitivas del sector, promover la generación de más de 34.000 empleos en la industria, 44.000 en la construcción, y agregar 8.400 millones de dólares de actividad en la próxima década si se sostiene el actual nivel de integración de componentes nacionales.
Esa cifra crece a 68.000 millones de dólares de actividad económica generada y el equivalente a 139.000 empleos industriales y 158.0000 en la construcción hacia 2050, manteniendo los actuales niveles de integración productiva de la industria nacional.
De acuerdo a los investigadores, esta estrategia de crecimiento del sector implica revertir la tendencia decreciente de la producción de energía que tuvo su mayor impacto en la reducción de las exportaciones. Entre 2000 y 2019 las exportaciones de energía cayeron 70,3%, mientras que la oferta interna aumentó por mayores importaciones, aunque solo un 4,2% en el mismo período. Mientras que en el mismo lapso la producción local se redujo 3,9%.
“El crecimiento del consumo interno resulta limitado para las oportunidades del sector. Ampliar la oferta de hidrocarburos no convencionales y de energía renovable simultáneamente no es incompatible a condición de retomar la senda exportadora, no solo del primero, sino indirectamente de nuestros recursos renovables a través de la electricidad. Desarrollar el potencial energético del país tiene alta probabilidad de éxito si existen las políticas adecuadas”, destaca Sergio Drucaroff, investigador asociado de Cippec.
Fuente: Rio negro