Mentiras, números apócrifos, y una insólita acusación a la política de su jefe, Mauricio Macri.
Además se menciona a que habría conspirado contra su gestión el hecho de que tuvo lugar“…un proceso de mejora de productividad, técnica, informática, laboral, etc, que nos llevó a mejorar nuestras operaciones en el convencional con la revisión e inversión en nuestra actividad secundaria y fomento de la terciaria y en VM perforar laterales de 3,800 mts frente a los que se hacían incipientemente en laterales de 1500mts hasta el 2015 (sin contar el tema de los pozos verticales), como también preparar las refinerías para un mix distinto de crudo y a nuestro equipo comercial dotándolo de herramientas tecnológicas para la competencia como la app YPF, la estación del futuro, etc. que aggiornaran a la empresa al siglo XXI…”.
Otro supuesto atenuante que es citado en el documento: “…un proceso de inversión con gran disciplina donde cada peso invertido en los distintos yacimientos y cuencas debían proyectar utilidades y pasar por un Comité de Inversiones con todos los Vicepresidentes (sic), liderado por el CEO, que decidía basado en estrictos criterios de negocio y económicos, y donde había lugar para la injerencia política”.
También menciona que todo lo conseguido durante su gestión fue a pesar “…de lo ocurrido desde marzo del 2018 en adelante y acuerdo con FMI de por medio, PASO, y decreto de congelamiento de los combustibles de agosto del 2019”. Resumiendo: Gutiérrez le apunta al macrismo y a la base misma de las políticas llevadas adelante, de las cuales él fue, a no dudarlo, no sólo artífice, sino también ejecutor de las mismas, desde la conducción de la petrolera de bandera.
Nada por aquí, nada por allá
Pero lo más extraño, como se dijo, es la omisión. Porque nada parece haber en esa supuesta indagación de lo que fue el impacto de la política energética llevada adelante por el macrismo en la petrolera. Entre 2016 y 2019 (gestión Gutiérrez/Macri) las inversiones, la producción, las reservas, las ventas y el ebitda de YPF cayeron drásticamente. Si bien una de las promesas de Mauricio Macri, al asumir allá por el 10 de diciembre de 2015, fue fortalecer la matriz energética de la Argentina, la conducción que colocó al frente de YPF, dejó a la empresa en condiciones sumamente delicadas. Gutiérrez, un financista sin conocimiento de la industria del petróleo, llegó a YPF de la mano del amigo de Macri, Nicolás Caputo, quien tenía profundos intereses en el sector energético. Definido por el propio secretario de Energía de ese momento, Juan José Aranguren, YPF pasó a ser “una empresa más”, despojada, de un management profesional, y con el proyecto Vaca Muerta completamente relegado. Se contrató a un CEO tras meses de búsquedas con head hunters internacionales –Ricardo Darré– que duró menos de un año. Luego, estuvieron un año y medio sin un CEO, manejando la compañía a través de un Comité de Dirección.
Durante esa gestión, se acortaron notablemente los precios de los combustibles líquidos, llevando a una reducción de 6.500 millones de dólares en los ingresos de la compañía versus el período anterior. Esto determinó una drástica reducción en las inversiones, los márgenes y por ende una fenomenal caída en la producción de hidrocarburos (11% en ese período). A su vez, esto llevó a un crecimiento del endeudamiento de la compañía, que se elevó desde u$s 6959 millones netos al cierre de 2015 a u$s 7.565 millones en diciembre de 2019, pasando de una deuda neta sobre ebitda de 1,35 en 2015 a 2.10. La acción de la compañía en ese periodo cayó un 49%.
Incluso un ejercicio para comienzos de 2020 arrojaba cifras escalofriantes. En 2017, Gutiérrez presentó el primer Plan Estratégico a cinco años para YPF con una fuerte inversión en desarrollos de gas, en un contexto en el que Macri anunciaba un programa de incentivos para la industria petrolera, que terminó por favorecer otros productores a expensas de YPF, y tornó en insostenible el plan a 5 años para la petrolera estatal. Así, las proyecciones presentadas por Gutiérrez fueron todas incumplidas: de un ebitda proyectado por encima del 10%, se pasó a uno de -32% (comienzos de 2020). De una inversión proyectada en más de 4.000 millones de dólares, se pasó a una reducción de 3.000 millones de dólares.
El ratio de deuda proyectado en 1,5X; se ubicaba el año pasado encima de 2,7X. Este número es clave porque indica lo solvente que es la compañía para pagar sus compromisos de deuda. La compañía había proyectado en 2017 un aumento del 25% en la producción de gas natural. Pero ese número se ubicó en -18% hasta fines de 2019.
En el 2018, la conducción macrista de YPF tuvo que presentar un segundo Plan Estratégico focalizado en petróleo no convencional con otras proyecciones que tampoco pudo cumplir:
En materia de producción, proyectaron un aumento de entre el 5% y el 7%, pero la compañía cerró el ciclo macrista con un derrumbe de la producción de 8%. El ratio de reservas se estimó en >1X, pero cerró en rojo en ~<1X.
Como se ve, fue una etapa signada por la perdida de liderazgo, falta de rumbo, donde la virtuosidad de la sinergia publico privada que se vio en el periodo anterior desapareció.