Vencida la conciliación obligatoria y ante la falta de respuesta de la empresa, los petroleros lanzaron una retención de servicios.
El sindicalista aseguró que la situación de AESA “es complicada” y enumeró: “Tiene muchos reclamos atrasados, reclamos genuinos de los compañeros petroleros, mala liquidación, las condiciones laborales y de base. Tiene muchos reclamos con los trabajadores y nosotros lo hemos planteado muchas veces en la secretaría a nivel local, en el ministerio y no han dado respuesta”.
Guenchenen destacó que AESA “en últimos años se quedó con todos los contratos más importantes de YPF y que ha sido muy favorecida con el gobierno anterior. Se ha quedado con contratos muy grandes y ha fundido empresas pymes”.
“No hay solución, no hay respuesta favorable y no hay siquiera una persona de recursos humanos en Santa Cruz que tome decisión por parte de la empresa para llevar adelante el planteo que hemos presentado. No tenemos ni siquiera un referente con quien hablar. AESA es una vergüenza, como empresa y por lo que está haciendo en Santa Cruz”, cerró.
Hace algunas semanas, la Federación de Cámaras del Sector Energético de la provincia de Neuquén (Fecene) hizo una denuncia en relación a una situación que catalogaron como “grave”. El vector considerado eran las “relaciones comerciales” y la sorpresa venía dada porque la compañía referida a la cual se apuntaba era una empresa controlada en un 99% por YPF, llamada Astra Evangelista (AESA).
La actividad de AESA está focalizada en cuatro pilares: la construcción integral de obras, la fabricación de equipos y módulos de proceso, ingeniería y la provisión de servicios en las áreas del gas y del petróleo. Algunos registros y bases de datos oficiales dan cuenta de que en la empresa trabajan 6.786 personas.
En el comunicado, la Federación denunció a la petrolera porque “afecta negativamente al entramado de empresas regionales”. La explicación venía dada en función de un elemento central: en un contexto sumamente complicado por la pandemia y el recorte de la demanda de crudo, las empresas integrantes de esa Federación sostenían que por la intervención de Astra Evangelista sentaba un parámetro que el resto de las compañías no podía sobrellevar ya que al ser controlada por YPF, la firma cerraba contratos por debajo de los valores de referencia o pisos mínimos necesarios para llevar adelante la actividad. Señalaron que la injerencia de AESA consolida “modificaciones sustanciales de los mecanismos de contratación” pero también “inexistencia de contratos a largo plazo”, todo ello basándose en la relación “variable”, de acuerdo a “lo que la contratante, YPF o las que van a liderar la relación directa (contratistas), considera demandar”. El comunicado, cuyos argumentos centrales también habían sido referenciados por otras cámaras del sector, hacía referencia a otros impactos que este tipo de prácticas mantenía en el sector, sobre todo entre las pymes.