Tiene menos de 7 mil kilómetros recorridos.
Cualquier auto que haya tenido a Paul Walker como conductor, hoy vale mucho dinero. Y más aún si ese auto es un BMW M1 fabricado en 1979, uno de los apenas 400 ejemplares que en ese entonces produjo la marca alemana.
El BMW M1 de Paul Walker está siendo subastado por la firma Bring a Trailer, que lo tiene expuesto en su sitio web hace varios días. A falta de más de una semana para el cierre del lote, el precio del vehículo trepó hasta los 390 mil dólares, cifra que lo posicionará como una de las unidades más costosas entre las que se vendieron del actor de Rápido y Furioso.
El modelo se entregó cero kilómetro en 1979 y luego fue exportado a Georgia, Estados Unidos. Lo tuvo en primera instancia un coleccionista y luego otro, de Texas. Recién en 2010, cuando ya se habían estrenado cuatro films de la famosa saga fierrera, el auto cayó en manos de Paul Walker. Cuando murió, lo compró su actual propietario, que lo conservó con apenas 6789 kilómetros en el odómetro.
No solo se trata de un auto particular por las pocas unidades que se fabricaron, sino también por su historia posventa: lo modificaron en el concesionario alemán AHS. Allí le instalaron un nuevo kit de carrocería deportivo de la firma Procar, llantas BBS y las clásicas franjas de color celeste, azul y rojo de los modelos deportivos de BMW, con la base blanca.
En sus entrañas también hubo modificaciones importantes. El motor M88 de posición trasera, un brutal 3.5 litros de seis cilindros en línea, fue retocado para pasar de 277 a 350 caballos de potencia. También se mejoró el rendimiento del escape. La caja se mantuvo original: es una manual de cinco marchas que envía la fuerza hacia el eje trasero.
Al fallecer, el actor tenía 40 años. Viajaba en un Porsche Carrera GT rojo que se estrelló en California, Estados Unidos, y se prendió fuego. Manejaba su amigo y expiloto de carreras Roger Rodas.
En septiembre del año pasado, en coincidencia con el que hubiera sido su cumpleaños número 47, se emitió un documental llamado “Yo soy Paul Walker”, que repasa la vida del actor y el éxito que significó en su carrera Rápido y Furioso.
Desde que Walker murió en aquel trágico accidente, su familia subastó más de veinticinco unidades que habían quedado en su cochera. Todas fueron vendidas rápidamente, ya que, más allá del fierro en sí, que hayan sido del actor le da un significado extra.