La caída en la producción nacional y el menor envío desde Bolivia complican el escenario. La suba del precio internacional del GNL promete disparar el costo de la importación.
Cuando la secretaría de Energía de la Nación definió el lanzamiento del Plan Gas.Ar, más conocido como Plan Gas 4, el escenario de cara a este invierno era más que complicado. Pero los nubarrones no se alejaron y aún amenazan con el regreso de otra imagen del pasado no deseado, la de los cortes de suministro.
De acuerdo a las proyecciones que el gobierno nacional tenía antes del lanzamiento del nuevo programa de estímulo a la producción de gas, la caída o declino en la producción nacional del fluido sería muy marcada no solo en este invierno, sino en especial en los años por venir.
Esos pronósticos, elaborados a partir de las declaraciones juradas de las mismas petroleras, daban cuenta de que para este invierno la producción nacional en condiciones de ser inyectada en los gasoductos rondaría los 107 millones de metros cúbicos por día cuando en 2019 el nivel de inyección medio fue de 122 millones de metros cúbicos.
Pero el atípico 2020 alteró también esas proyecciones y mostró en pleno invierno del año pasado una caída mayúscula en la producción local que se reflejó en julio en una inyección de solo 101,8 millones de metros cúbicos diarios, es decir que la generación del 2020 fue menor que lo que se esperaba sucediera recién en este invierno.
Claro está que el escenario del 2020 también tuvo un componente propio de la pandemia, que fue una caída en el consumo que permitió que esa menor producción no hiciera saltar por los cielos todo el sistema, aunque sí se experimentó en algunos días cortes en el suministro en algunas de las fábricas del conurbano que habían logrado ser reabiertas.
En números
- 2030
- millones de dólares destinó el gobierno el año pasado a la importación de gas desde Bolivia y al GNL.
De cara al invierno por venir Nación cuenta con el reaseguro de la producción comprometida dentro del Plan Gas.Ar que ronda los 100 millones de metros cúbicos por día, entre los volúmenes en contrato (67,85 millones de metros cúbicos), un minúsculo aporte para el invierno (3,6 millones de metros cúbicos), y el 30% extra que se les pidió como requisito a las empresas para sumarse al programa.
Hasta ese punto el gobierno nacional tenía un cuadro medianamente estable, pero hubo dos factores que alteraron la ecuación.
Por un lado se encuentra el conflicto judicial con el buque regasificador que funciona en Escobar en donde YPF busca que la Justicia Federal deje sin efecto la clausura que impuso en octubre ante la denuncia de una vecina por el riesgo de muerte que implicaría un incidente en el complejo.
Si bien aún hay tiempo para que se rehabilite el puerto, no deja de ser un dolor de cabeza ya que se trata del único buque que hoy está en condiciones de recibir importaciones de gas natural licuado (GNL) en el país.
La segunda mala noticia que recibió el gobierno en las últimas semanas fue la negativa de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) de mantener el nivel de envíos a Argentina que tuvieron el invierno pasado.
Desde el Altiplano el año pasado se entregaron a Argentina hasta 20 millones de metros cúbicos por día, superando el tope de 18 millones que marcaba la cuarta adenda del contrato de importación.
En la nueva adenda firmada el pasado 31 de diciembre, YPFB se comprometió a entregar solo 14 millones de metros cúbicos por día a raíz de la caída de producción que experimentan sus yacimientos.
Este panorama deja al gobierno ante el complejo escenario de cubrir una demanda que si bien se estima en un promedio de 138 millones de metros cúbicos por día, el invierno pasado trepó hasta los 142,3 millones en los días de mayor frío, y en 2019, con una economía mucho más activa, llegó a consumir 155 millones de metros cúbicos por jornada.
De momento el gobierno tiene asegurado unos 114 millones de metros cúbicos por día, entre la producción nacional y la boliviana. A ese cúmulo podría sumar hasta 22 millones de metros cúbicos por Escobar si se dejan sin efecto las medidas cautelares y las condiciones climáticas lo permiten.
En conjunto, la oferta podría llegar a los 136 millones de metros cúbicos diarios, por debajo de la demanda media nacional, y esa es la razón por la cual desde la cartera que conduce Darío Martínez se están analizando las alternativas para sumar más importaciones.
La primera alternativa estudiada fue traer gas desde Chile, por medio del gasoducto Gas Andes, pero esa opción es acotada a una oferta de unos 4,5 millones de metros cúbicos diarios.
La segunda opción en estudio es convocar a una nueva licitación de gas, pero esta vez solo para los meses de invierno. Con la zanahoria de un mejor precio, el gobierno estima que podría sumar un puñado de millones de metros cúbicos de producción nacional abonando para ello un plan que tiene la ventaja de liquidarse en pesos.
La tercera opción es contratar un segundo buque regasificador aprovechando que YPF dejó libre el muelle de Compañía Mega en Ingeniero White. Pero esta alternativa tiene un alto costo político por la imagen del retorno de un barco importador, razón por la cual se supo que Nación aún no comenzó las tratativas con las empresas que podrían garantizar un buque para el país.
Un rojo en las importaciones
El año pasado las importaciones de gas insumieron cerca de 2,030 millones de dólares contantes y sonantes, ya que el contrato de Bolivia insumió unos 846 millones de dólares y el GNL se benefició con los precios bajos y cerró el año en 189 millones de dólares en lo que hace solo a la importación del GNL.
Para este año Nación estimó que podrá ahorrar unos 62 millones de dólares por la menor importación de gas de Bolivia, pero la mala noticia es el repunte que está teniendo en estos momentos del precio del GNL que amenaza con llegar incluso a duplicar lo invertido el año pasado sin siquiera contar un segundo barco.
De acuerdo a los especialistas del segmento, las proyecciones de precios del GNL para el invierno austral de este año lo ubican entre los 5,50 a 6 dólares por millón de BTU, es decir casi el doble de los 2,87 dólares que fue el precio promedio del año pasado.
El dato
- 3,6
- millones de metros cúbicos fue la oferta que el Plan Gas tuvo para el invierno. Definen una nueva subasta.
La proyección de precios es moderada, ya que de momento los valores por los cuales se comercializa el GNL se ubican en torno a los 12 dólares y con picos que llegaron a los 20 pero en un escenario muy distinto al que tendrá Argentina en el invierno, ya que hoy la demanda es alta dado que son los principales países importadores del mundo como China y Japón los que están atravesando un crudo invierno.
Con la cuenta regresiva en marcha hacia el próximo invierno, el gobierno deberá intentar equilibrar la oferta, con la demanda y la estrechez financiera imperante ya que el uso de combustibles líquidos sigue siendo una opción para la generación térmica, pero más costosa.
Si el invierno pasado las olas de frío llevaron a que por unos días se debiera cortar el suministro al sector fabril, la amenaza para este invierno es mucho más grave, en especial si como el mismo gobierno espera se avance hacia una mayor actividad económica.
La situación es reconocida desde los funcionarios del gobierno desde donde la respuesta que se da es que trabajan para evitar que los cortes de suministro de gas vuelvan a ser una constante en el país.
Fuente: Rio negro