La actualización de los precios del biodiesel y el bioetanol meten presión a los surtidores y se espera un nuevo aumento. Los productores de combustibles limpios tuvieron un solo aumento en el 2020.
El gobierno nacional arrancó el año con un aumento para los biocombustibles y con un sendero de precios actualizables hasta mayo 2021 que dio tranquilidad a un sector golpeado desde 2018, pero que anticipa una nueva suba en el precio de la nafta y el gasoil.
En paralelo, según decretó el gobierno el año pasado (965/2020), toda suba de los impuestos a los combustibles quedó suspendida hasta después del 15 de enero, por lo que la presión para los surtidores podría ser por partida doble. Lo más probable es que el Ejecutivo no actualice los impuestos o lo haga en un porcentaje menor para no causar un fuerte impacto en el bolsillo de los consumidores, pero habrá que esperar para ver qué sucede.
En diciembre los combustibles aumentaron dos veces y el 2020 cerró con seis subas, por lo que, de haber un nuevo aumento en enero, sería el séptimo de manera consecutiva. El acumulado del año pasado superó el 22% en la región.
Las actualizaciones de precios en el sector es un proceso que inició en agosto del 2020 y que cumple con varios objetivos: por un lado, permitirle al Estado recaudar más a través de impuestos, por otro lado, regularizar la situación de los productores de biocombustibles y, por último, permitirles a las petroleras acortar la brecha entre los costos y el dólar para alcanzar la paridad de exportación.
Vale aclarar que los aumentos en los surtidores vinculados a impuestos o biocombustibles tienen que ver con evitar una pérdida de ingresos para las petroleras y no con aumentar sus ingresos.
La crítica situación de los biocombustibles
A pesar de la crisis que significó la pandemia del coronavirus para todas las industrias, la situación que atraviesan los productores de biocombustibles se desató años atrás. Su debacle fue producto de las reiteradas devaluaciones durante 2018 y 2019 mientras que el decreto que congeló el precio de los combustibles y el barril fue la gota que rebalsó el vaso.
De esta manera, el país pasó a ser uno de los principales exportadores en 2013 a tener un sector productor sumergido en una crisis insostenible. Es por esto que la caída de la demanda que se vio el año pasado por la menor circulación obligó a la gestión actual a tomar definiciones antes de que sea demasiado tarde.
En octubre del año pasado el gobierno autorizó el primer y único aumento de los biocombustibles en el 2020 y fue del 10%. Un porcentaje que fue duramente rechazado por el sector al ser señalado como “insuficiente”, claro que una suba de esa escala no solucionó el acumulado de la industria.
Los nuevos precios que fijó el gobierno
La secretaría de Energía, liderada por Darío Martínez, autorizó un aumento del 59,27% para el biodiesel en enero que llevó el precio de la tonelada de $48.533 a $77.300. El precio para las operaciones de febrero pasará a $86.875 por tonelada y para marzo será de $89.975.
Eso no es todo y es que el gobierno también fijó un incremento para abril que llevará a la tonelada a $90.300 y un último aumento para mayo que dejará el precio de tonelada en $ 92.558. Esto significa que el biodiesel producido a base de soja pasará de $48.533 a $92.558 en 5 meses y cerrará un aumento del 91,71%.
En paralelo, el gobierno redujo transitoriamente la proporción obligatoria para la mezcla con los combustibles fósiles al 5% para enero, febrero y marzo, mientras que en abril volverá al 10% que estaba vigente.
Para el bioetanol de caña de azúcar el gobierno también dispuso que su valor se modifique con un esquema similar que caduca en mayo. El litro pasó de $32,78 a $43,60 en enero y en mayo alcanzará los $51,13 lo que equivaldrá a un 55,97% de aumento.
En febrero el litro de bioetanol costará unos $47,80, en marzo unos $48,70 y el anteúltimo aumento de abril elevará el precio a $49,60. A diferencia de lo que sucedió con el biodiesel no se modificó el porcentaje de mezcla obligatorio.
Fuente: Rio negro