En diciembre, la participación supera el 22% del total del mercado. La Toyota Hilux lideró las ventas del año, por encima de autos chicos y más económicos. Su precio va de $2 millones a más de $4 millones.
Además de los productos nacionales mencionados, hay una oferta importante de modelos importados. La Chevrolet S10, por ejemplo, es un tradicional exponente del segmento de las “chatas” medianas. A esto hay que agregar la aparición de competidores en un subsegmento, con exponentes como la Fiat Toro o la Renault Duster Oroch, y las clásicas “chicas” Volkswagen Saveiro o Fiat Strada. También hay otras más de nicho, como la RAM 1.500 o la Ford F150.
La explicación de este fenómeno va más allá de una ampliación de la oferta y tiene que ver con cambios en el consumo. Estos vehículos actuales abandonaron la idea de ser pensados sólo para el trabajo. Por tecnología, diseño y equipamiento han logrado penetrar en el mundo urbano, sumando a miles de compradores. En muchos casos es un símbolo de estatus y poder. Un dato para tener en cuenta es que las versiones más demandadas son las topes de gama, lo que muestra un perfil de cliente muy particular. También es cierto que la otra pata tiene que ver con el trabajo. Sectores que vienen sorteando la crisis con comodidad son fuertes consumidores de estos productos. Por ejemplo, el campo, la minería y el petrolero.
Hay otro factor a tener en cuenta. Con las trabas a las importaciones, el mercado está perdiendo oferta de muchos modelos del segmento de los SUV. Ante la incertidumbre en las entregas, muchos compradores se vuelcan a las pickups full que, de alguna manera, cubren las necesidades de prestaciones y confort de esos consumidores. Por ejemplo, la tracción integral es clave. A esto hay que sumarle otro beneficio que, en algunos casos, es determinante: el precio. Los Impuestos Internos castigan a los vehículos de más de $2.250.000. Esto afecta a la mayoría de los SUV importados. En cambio, las pickups están exentas de esa carga fiscal que hace encarecer el valor de un modelo en 25%. La diferencia es importante.
Pero no se puede dejar de tener en cuenta que buena parte de los compradores aprovecharon la brecha cambiaria que hace que los 0 km, medidos en dólares billetes, estén en los niveles más bajos de los últimos años. Es por eso que esta tendencia se acentuó desde la vuelta a la actividad después de la etapa más estricta de la cuarentena.
Fuente: Ambito