La proyección exportadora de la formación comenzó a forjarse en el 2020 y hubo una importante reducción de costos. Se anticipa un año de transición en el que se crearán las bases para sostener el nuevo modelo.
Como extraer un metro cúbico de petróleo no convencional este año no fue nada sencillo y estuvo repleto de condimentos en los que la industria perdió y también ganó. Con diciembre a la vuelta de la esquina comienza a cerrarse un año de ajustes y de eficiencia que prometen una Vaca Muerta más competitiva en la que ya se anticipó que en el 2021 se invertirá menos que en la prepandemia, pero se planea hacer más.
Adelante veremos qué objetivos se propuso la industria para el próximo y los siguientes años, cómo planean alcanzarlos y cuáles son las mejoras que lograron en pandemia que son, nada más y nada menos, que el puntapié inicial. Con la recuperación de la actividad y la productividad en marcha desde hace unos meses, las petroleras de la formación se preparan para atravesar un año de transición en la que el eje central estará en recuperar los niveles productivos, acelerar las extracciones de petróleo y comenzar a preparar una base exportadora.
Si bien con un poco más de certezas que este año los planes estarán atados a varios factores como la demanda de hidrocarburos y el precio del petróleo.
Tal y como lo anticiparon desde YPF, Shell y Vista Oil&Gas en su participación de la séptima edición de las Jornadas de Energía que organizó este medio, la expectativa a 10 años es tener desarrollada una base sólida de exportación de petróleo. Y en las últimas presentaciones de resultados de las empresas se conocieron algunos detalles de cómo se preparan para lograrlo.
Más por necesidad que por una oportunidad la industria este año exportó el petróleo de Vaca Muerta y para sorpresa de algunos el producto tuvo muy buena recepción, sin embargo, el sector sabe que debe llegar con volúmenes importantes y fijos y no esporádicos, de lo contrario será difícil competir.
Allí es donde apunta los cañones el sector y marca donde se concentrará el grueso de las inversiones. Por lo pronto, de la mano del Plan Gas, el segmento será atendido para cubrir la demanda interna.
Por citar algunos casos, el petróleo local llegó a Estados Unidos, Brasil, Chile, Bahamas, golfo de México y algunos países de Europa. Una señal clara de que el mercado existe y que no está solo dispuesto a recibir el shale de Estados Unidos.
Veamos algunos ejemplos de la reducción de costos que alcanzó la industria en plena pandemia y cómo planean ampliar su producción de crudo:
Como siempre el caso de YPF es el más destacable y en la presentación de resultados señalaron que lograron bajar el costo de los pozos en Vaca Muerta un 15% y aún ven que es posible un 10% adicional para el año próximo.
En una entrevista al vicepresidente de Upstream de no convencional de YPF, Pablo Iuliano, que realizó el sitio especializado econojournal en el Energy Day, el directivo precisó que la firma apunta a obtener un costo desarrollo entre 8 ó 9 dólares por barril, una marca inédita para la formación y altamente competitiva con los desarrollos de Permian en el país del norte.
A pesar del bajo nivel de actividad que hubo durante el año, varias petroleras lograron hacer 8 etapas de fractura en día y eso marca que cada vez la estandarización de Vaca Muerta es más alta. Shell, por ejemplo, completó un pad de 4 pozos, con un promedio de casi 9 etapas de fractura por día, un récord para la firma en Vaca Muerta y en un día llegó a las 13 etapas.
Para febrero del 2021 planean terminar una planta que tendrá una capacidad de procesamiento de hasta 30.000 barriles por día y se sumará a la de 12.000 actual.
Otro caso es el de la petrolera de Miguel Galuccio que también hizo lo suyo en pandemia y logró optimizaciones en todos los procesos. Comparado a su primer pad, el anteúltimo registró una velocidad de perforación de 263,3 metros por día, un 81% más rápida, la completación fue un 40% más barata y redondeó los 11,4 millones de dólares por pozo, un 34% más bajo.
Vista no tiene en carpeta ampliar sus instalaciones de tratamiento el próximo año, pero sus plantas actuales tienen una capacidad de procesar hasta 40.000 barriles. El objetivo de la firma es, al menos, sumar un pad de 4 pozos por trimestre en su principal bloque: Bajada del Palo Oeste.
Mayor reducción de costos
Según los propios protagonistas de la industria el próximo paso es saltar de los logros individuales a los de la industria en general y en eso concentrarán parte de los esfuerzos del 2021. La mira esta puesta en unificar procesos y compartir conocimientos para que la estandarización permita bajar aún más los costos y competir en las grandes ligas.
Seguir en esta línea es lo que le permitirá a sector poder hacer más con un nivel de inversiones menor al que se vio hasta 2019. Teniendo en cuenta que las inversiones más altas fueron en 2015, pero que a pesar de eso Vaca Muerta no dejó de crecer el objetivo general no es algo que no se haya hecho.
Particularmente la apuesta de la nueva gestión de YPF es llevar a la práctica durante el 2021 lo anticipado este año, para fortalecer el apoyo de sus socios de primer nivel los años siguientes y concretar así el salto de escala. En definitiva, es la apuesta de toda Vaca Muerta que al ser una industria de capital intensivo requiere de un nivel de inversiones fuerte y en un mundo donde lo que sobran son proyectos y lo que falta es financiamiento, antes debe demostrar que está a la altura.
Fuente: Rio negro