La transformación de la matriz no es un mero hecho económico o tecnológico: es un cambio de paradigma que involucra a toda la sociedad
Argentina tiene la oportunidad de encarar la recuperación económica post COVID-19 dando impulso a la generación de energía renovable (en todas sus formas, tanto parques como distribuida) mediante fuentes de energía limpia, promoviendo con ello, la creación de empleo pyme local y catalizando la activación de las economías regionales. Para aprovechar esta oportunidad es esencial el trabajo mancomunado del Estado en todos sus niveles (nacional, provincial y municipal) y el sector privado.
El marco regulatorio actual, aunque mejorable, es lo suficientemente claro y potente para impulsar el sector. Es deseable aprender de la experiencia de tanto, nuestros vecinos regionales (Brasil, México, Uruguay, Chile) como países industrializados. Solo por citar algunos números de referencia, nuestro socio y vecino Brasil, solo hablando de energía solar fotovoltaica, ha invertido, en el último lustro, más de 33 billones de reales, instalando más de 6400 MWp y creando más de 190.000 nuevos empleos.
El cumplimiento de la ley 27.191 posibilitaría bajar la carga fiscal de subsidios del sector. Para entender este concepto, es necesario analizar en detalle los costos y subsidios de las centrales desplazadas y las externalidades positivas y negativas de cada fuente y proyecto. La comparación restringida al precio de mercado en la coyuntura (especialmente en tiempo de stocks altos de fósiles por la pandemia) podría llevarnos al error de creer que en el balance global la diversificación encarece la matriz, cuando el efecto es exactamente el opuesto. No debe confundirse el esfuerzo, en términos de financiamiento, de la inversión inicial, que es usualmente mayor con renovables, con el costo real del KWh generado, en función del ciclo de vida, donde haciendo el cálculo económico completo, las fuentes renovables, bajan el costo medio del sistema.
Las cadenas de valor de cada una de las tecnologías renovables tienen distintos porcentajes de componente local, si bien es improbable la integración vertical doméstica, en todos los casos, considerando la suma de bienes y servicios y dependiendo de la escala de cada proyecto, más de la mitad del valor puede (y debe) ser creado en nuestra economía.
El número de empleos directos que se crean por unidad de energía generada según fuente varía en función de las escalas, pero tomando la referencia globalmente aceptada de la agencia internacional de Energía Renovable (IRENA por sus iniciales en inglés). Es un hecho que el número de empleos generado con la diversificación, descentralización y descarbonización de la matriz energética es mayor que el que se crea con las tecnologías fósiles desplazadas. Se estima que el cumplimiento de la ley 27.191 implica la creación de más de 10.000 puestos de trabajo local directos. También permite intensificar el proceso de equiparación de género en el sector
En términos de inversión neta, el cumplimiento del marco legal actual significaría un para la economía local unos 6.000 millones de USD. Este monto es el piso de alcanzar la cuota mínima: se puede incrementar significativamente de estimular la generación distribuida, sin desatender las oportunidades vinculadas a los proyectos de gran escala.
Hoy tenemos la oportunidad, mediante la articulación pública/privada, de enfocarnos en desarrollar áreas prioritarias para la reactivación de la economía como lo son los programas específicos por usos finales, por ejemplo, bombeo de agua, parques industriales, agro-fotovoltaico, minería; el continuar el proceso de adhesión provincial a la ley federal 27.424, sumando incentivos locales cuando fuera posible y necesario; la inclusión de fuentes renovables en vivienda social y edificios públicos; los Incentivos para la producción local de parte de la cadena de valor. Sin que esto signifique de manera alguna una barrera a las importaciones de los componentes necesarios; la búsqueda común y articulada de financiamiento externo climático y la creación de pymes locales.
La transformación de la matriz no es un mero hecho económico o tecnológico: es un cambio de paradigma que involucra a toda la sociedad, empoderándola, y que, además, correctamente implementada y calculada, la hace más barata. Tenemos una gran oportunidad de catalizar el proceso de recuperación de las economías regionales y hacer lo correcto. Ojalá estemos a la altura de la oportunidad.
Fuente: Infobae