Durante la primera semana de entrada en vigencia de las medidas se vendió apenas un 10% más que los días previos y todavía hay 16,4 millones de toneladas en los silos. Mientas tanto la industria aceitera se apuró a declarar ventas al exterior por 1,5 millones de toneladas, en gran medida de granos que ya tenía en su poder. Un “veranito” que puede apagarse.
En la vereda de enfrente, lógicamente, el productor sigue con atención el mercado y mientras la cotización internacional de la oleaginosa alcanza sus mejores valores en dos años y medio, en el ámbito local, la brecha entre el dólar oficial y el blue alcanza niveles máximos. Un punto clave que desestima cualquier intención de venta.
La explicación es muy sencilla: los agricultores venden su cosecha al dólar oficial al cual además se le descuentan retenciones, así es que el dólar soja hoy se ubica en torno a los $55, mientras tanto el blue el viernes llegó a su máximo de $178, en un contexto en el que hay instrumentos financieros (plazos fijos, etc) poco convincentes en un mercado tan volátil. Por eso conservan la cosecha en sus silos, ya que es un bien que cotiza en dólares y no se devalúa al ritmo de los pesos que pueden hacerse en el ámbito local.
Ante este escenario los productores expresan claramente que necesitan mayores incentivos para desprenderse de sus granos. Mientras tanto el Gobierno reconoce la situación, pero no cuenta con demasiadas herramientas ya que una mayor baja de retenciones afectaría fuertemente la recaudación en un momento endeble de la economía argentina.
Una cifra ideal de ingreso de divisas para lo que resta del año sería de alrededor de u$s6.000 millones, una meta que parece inalcanzable a esta instancia teniendo en cuenta un escenario tan complejo con diversos frentes por resolver.
Otro ítem clave es que la mayor baja de retenciones se experimentará durante octubre y en concreto quedan apenas 10 días hábiles los cuales serán claves para conocer la real liquidación de divisas que puede aportar el agro en la economía argentina y la voluntad o no de los productores a vender su cosecha.
A partir de ahí el Gobierno tendrá que definir los pasos a seguir teniendo en cuenta la necesidad que tiene de disponer de dólares frescos y el rol que juega el campo en este esquema.
Fuente: Ambito