Excluyendo a Estados Unidos y Canadá, ningún otro país tiene mayor oportunidad de desarrollo que Argentina en hidrocarburos No Convencionales. El impacto positivo que crean las inversiones que la actividad trae consigo, siendo consecuencia, un mayor empleo, el desarrollo local y el fortalecimiento productivo.
La experiencia hasta ahora es positiva, pero puede ser aún mejor. Casi una década después de las primeras concesiones exploratorias en Vaca Muerta, son varias las operadoras que han anunciado en los últimos años ambiciosos planes de crecimiento para el próximo lustro. Hoy, se cuenta con 39 concesiones de explotación sobre un total de 8.848 km2 de superficie, que representan aproximadamente el 30% de Vaca Muerta. De ellos, sólo el 6% del total de las áreas concesionadas están en fase de desarrollo masivo. Una simple muestra de su potencialidad es que, con los porcentajes mencionados, ya su producción reemplazó toda la declinación de campos convencionales en la cuenca neuquina en la última década y hoy suministra ~25% del petróleo y gas en Argentina.
Las operaciones de Shell en Neuquén comenzaron en 2011, tuvieron un impulso inicial importante en 2016 con la puesta en marcha de nuestra primera planta piloto de producción. En 2018, con el pase de la fase piloto a la etapa de desarrollo de los bloques Sierras Blancas, Cruz de Lorena y Coirón Amargo Sur Oeste, iniciamos el camino por el cuál triplicaremos la capacidad de procesamiento de crudo en los próximos meses. Actualmente, estamos produciendo cerca de 20.000 barriles diarios de petróleo provenientes de cuatro bloques operados y tres no operados.
Vaca Muerta está desarrollándose, pero sin duda podemos hacerlo a mayor ritmo. Los tres principales desafíos que tenemos por delante para lograrlo son: profundizar la reducción y eficiencia de costos, establecer condiciones de mercado adecuadas y generar confianza a los inversores.
En relación con los costos, si bien se ha progresado favorablemente en los últimos años, a través de innovación, tecnología y mejores prácticas incorporadas de otras partes del mundo que permitieron ganar eficiencia en las operaciones, los costos de superficie aún son mayores a los que existen en Permian u otras cuencas en América del Norte. Más y mejor infraestructura y disponibilidad de servicios asociados a la industria son algunos primeros pasos que necesitamos dar. Por eso, el acceso a un financiamiento a tasas accesibles para el desarrollo de empresas nacionales de servicio es fundamental y urgente.
El segundo desafío son las condiciones de mercado. Es esencial lograr un marco fiscal conducente con la actividad, alinear los precios con el mercado internacional y generar un sistema que habilite e incentive la exportación de crudo de manera confiable en el tiempo para nuestros clientes. El acceso a divisas es fundamental para que los inversores puedan obtener financiación y pagar obligaciones en el exterior.
Pero el desafío más importante es la confianza. Las inversiones que se necesitan son muchas y de largo plazo. Para que se concreten en los tiempos y volúmenes deseables es necesario que los inversores tengan confianza en el marco regulatorio y fiscal, con condiciones de inversión estable y previsibles en el tiempo. Aún más importante que mejorar las condiciones fiscales es mantener términos estables y predecibles de largo plazo, evitando la intervención en los mercados.
Abordar estos desafíos es esencial para asegurar la competitividad de las inversiones en Vaca Muerta frente a otros activos en el mundo.
Con 106 años en Argentina, conocemos la larga y exitosa historia del petróleo y el gas que tiene el país, el talento profesional que la impulsa y la capacidad de lograr los objetivos propuestos que tienen los actores involucrados cuando se alcanzan acuerdos. El camino es el trabajo conjunto sobre pilares comunes entre todos los actores de la cadena de valor de la industria y la comunidad.
Fuente: Ambito