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El aumento de las exportaciones y una virtual merma en la oferta en el mercado local podrían deparar una baja importante en la provisión de derivados del petróleo como el gasoil.

Si bien es cierto que la atención se concentró en los últimos días en la decisión sobre el aumento del combustible, existe otra cuestión que seguramente pedirá definiciones. En rigor, y como comienza a tener lugar en otros sectores de la economía, todo termina desembocando en la necesidad, permanente, de que el Gobierno habilite una mesa donde puedan discutirse todos los temas vinculados a los hidrocarburos, entre ellos, no solamente cuestiones de precio (que a todas luces es uno de los planteos del sector de la producción y comercialización), sino, preferentemente y dado el contexto, también de actividad sectorial, condiciones y productividad. Se sabe que en el plan de salida de la cuarentena todos miran lo que ocurra con la inflación y eso debe ser tenido en cuenta.

En los últimos días, y a pesar de que existe un incremento del negocio exportador de crudo, hay empresas que se dedican a la refinación (refinadoras no integradas) que comenzaron a advertir que les es cada vez más complicado conseguir petróleo en el mercado local. Es, claro está, el insumo básico sobre el cual agregan valor. En última instancia, y en plena flexibilización de la cuarentena, resulta lógica la demanda: estas compañías hoy buscan elevar la utilización de su capacidad instalada, que en estos momentos se encuentra, en promedio en un 65% aproximadamente.

El fenómeno es complejo. Por un lado, el consumo en surtidores es relativamente bajo si se lo compara con los niveles de prepandemia, por lo que no debería tenerse un angostamiento de la oferta de crudo. Sin embargo, hay quienes advierten en el mercado que, si la tendencia no cambia, podría haber un quiebre de stock en el gasoil en las próximas semanas, ya que no cuentan con materia prima para abastecer.

En esta situación están las refinadoras Raízen, Trafigura y otras compañías más. Para estas empresas la situación parece ir tomando una tonalidad de mayor preocupación, ya que al ser “no integradas” dependen de ese abastecimiento para poder mantener en actividad sus plantas.

Algunos analistas del mercado de la energía han señalado en las últimas horas que no sería extraño que, en los próximos días, varias de estas compañías presenten pedidos de autorización para poder importar gasoil a la Secretaría de Energía, como también otros derivados. Si se lo piensa, esto constituiría un contrasentido con lo que el Gobierno necesita en este momento, un menor uso de los dólares para este menester.

Para entender qué ocurre, hay que ir a los números. Hoy la referencia para el mercado interno es de 45 dólares que fijó el decreto del barril criollo. Ese es el precio que deberían pagar las refinadoras a las productoras para hacerse de la materia prima. Al margen, estas compañías vienen reclamando un incremento en el valor final de la nafta en surtidor que les permita compensar el número, es decir, romper el congelamiento, mejorar el balance. Calculan que con un 10% de incremento se podría igualar.

Como por ahora esto no ha tenido lugar, las refinadoras hacen cuentas y plantean la necesidad de comprar ese crudo al mismo valor de exportación, que hoy ronda los u$s40 el barril (Medanito) a partir de la suba del Brent casi en u$s45. A eso se agrega otra situación: hoy los refinadores/comercializadores compran petróleo a u$s45 por el decreto, lo procesan, y lo venden a un equivalente que, según sus cálculos, ronda los u$s35. De ser así, los estaría colocando en situación de pérdida estructural.

Para las petroleras, en los últimos meses, el negocio fue exportar porque en esa instancia deben incorporar menos regalías. Por ejemplo, las regalías se pagan en función a la producción cotizada al valor de boca de pozo que, en general, es precio de venta en el mercado local y en el mercado externo, menos algunos descuentos que prevé la ley. Las regalías las pagan a las provincias en las cuales se encuentren las concesiones y su porcentaje va entre el 12% y el 18%. La diferencia es que en el decreto, las ventas de crudo en el mercado local pagan regalías sobre un precio de referencia, fijo, de u$s45). Empresas como Vista, Chevron, Pluspetrol, Tecpetrol, Pampa y otras están en ese lugar.

 

Fuente: Ambito