La crisis abierta por la pandemia de coronavirus afectó a la actividad petrolera en general, pero en el caso del gas de arenas compactas se suma a una tendencia negativa que comenzó hace meses.
Si el panorama de etapas de fractura en Vaca Muerta no es alentador, es mucho peor en el caso del tight gas, en donde desde hace cuatro meses consecutivos no se registra ni una sola etapa de fractura.
La crisis en el tight no es nueva, y responde a un doble efecto: por un lado ser un recurso no tan tentador para las empresas como el shale de Vaca Muerta, y ser fundamentalmente gas, un segmento de los hidrocarburos que está en crisis desde el año pasado.
El freno en las fracturas de pozos tight marca en realidad que prácticamente se dejaron de perforar pozos con ese destino no convencional, que sólo siguen adelante en Santa Cruz de la mano de la Compañía General de Combustibles (CGC).
En Neuquén, la mayoría de los desarrollos de tight gas fueron dejados de lado para explorar incluso en las mismas zonas los horizontes de Vaca Muerta, que aportan una mejor rentabilidad, pero sobre todo que aportan petróleo en lugar de gas.
En la gráfica de etapas de fractura del tight gas se evidencia que desde abril hasta julio no se registró ni una etapa de fractura, pero también se evidencia que en febrero ya se había dado un mes con cero actividad reflejando la crisis del sector del gas que tuvo en julio del año pasado su último pico con casi 60 etapas de fractura en 31 días.
La crisis abierta, primero por el desplome internacional de precio que causó la pandemia y luego por la caída de las ventas a nivel nacional producto del aislamiento obligatorio, aún calan hondo en Vaca Muerta, en donde las etapas de fractura que se hicieron para poner en producción nuevos pozos marcaron en julio un nuevo retroceso.
De acuerdo al informe especial que elabora el country manager de NCS Multistage, Luciano Fucello, durante julio se realizaron en total 44 etapas de fractura en Vaca Muerta, un 77,55% menos que las registradas en junio y apenas un 10% de las 431 que se alcanzaron en marzo, el mes en el que comenzó el aislamiento y la mayor crisis del sector.
La cantidad de etapas de fractura es la métrica que mejor se ajusta para medir la actividad en el no convencional, en donde no sólo los pozos tienen enormes diferencias de longitud, sino que también hay equipos de perforación de diversos tipos.
Sin embargo, los registros de julio evidenciaron una notable parálisis en la actividad en Vaca Muerta, con sólo una operadora trabajando en sus pozos y por segundo mes consecutivo, una sola empresa de servicios realizando esas tareas.
Fuente: Rio negro