Hubo declaraciones efusivas del presidente sobre esa posibilidad, pero no hay planes concretos al respecto. Las condiciones del mercado tampoco ayudan.
Por más que el gobierno nacional transmita un efusivo entusiasmo respecto a la posibilidad de posicionar a YPF Agro en el mercado de granos, los planes para conseguirlo -por ahora- están demasiado fríos. Caída la opción de sumar los activos de Vicentin, las condiciones no están dadas para que la empresa estatal aumente su participación en el negocio agroexportador. No solo por una retiencia de sus principales directivos a esa estrategia, sino también por las condiciones actuales del mercado.
Las versiones sobre un eventual desarrollo de YPF Agro aparecieron desde el mismo momento en el que el presidente Alberto Fernández anunciara el (ahora nulo) decreto de intervención a Vicentin. Luego se fueron apagando con el correr de los días, pero volvieron a escalar en la última semana, con declaraciones del propio presidente y del ministro de Agricultura Luis Basterra.
Tras la marcha atrás con la agroexportadora santafesina, Fernández dijo que “tal vez la mejor opción sea que YPF Agro se convirtiera en una sociedad autónoma, desarrolle su operación como lo venía haciendo y nos permita lograr el mismo objetivo, que es tener una empresa de referencia del Estado en el sector cerealero”. Basterra por su parte aseveró que YPF Agro pueda dar un salto como agroexportadora “a través de una división que haga comercio exterior“.
Más allá de estas declaraciones, fue el propio presidente de YPF, Guillermo Nielsen, quien le puso paños fríos al asunto. En declaraciones a Radio con Vos, dijo que el plan de desarrollar el agronegocio “no es definitivo”, sino que simplemente está en estudio. “YPF es una corporación. No se tira de pechito a hacer cualquier cosa”, afirmó mesurado.
Verde, muy verde
Todo lo que se viene comentando no implica que en un futuro YPF Agro se plantee como una unidad independiente, que juegue un rol más importante en el mercado de granos (donde actualmente está presente, pero es un actor más como tantos otros). Simplemente, por ahora, no es el momento.
Basta con ver el plan de rescate de Vicentin que las autoridades nacionales le presentaron al juez Lorenzini en la primera de las audiencias conciliatorias con la empresa. Allí destacaban que el plan resultaba viable siempre y cuando se trataba de un modelo de cierta integración vertical, con los diferentes actores de la cadena pateando para el mismo lado.
Con el plan de Vicentin caído, suena casi irreal que se sigan los pasos sugeridos por el presidente o el ministro de Agricultura en la última semana. Para que ello suceda, por ejemplo, tendría que sumar un activo que le permita hacer el procesamiento. Después del traspié con la firma del norte santafesino, difícil pensar en otra aventura de ese estilo.
Vale recordar que más allá de lo que pueda haber en el imaginario de muchos sectores, el negocio aceitero es de baja rentabilidad. Un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba mostró la caída de ese índice (medido por utilidades sobre ventas) en las últimas décadas. La Bolsa de Comercio de Rosario, en un informe realizado en julio de 2019, mostró que la capacidad ociosa del sector sufrió un rápido ascenso en el último tiempo, hasta alcanzar un 45%.
Más allá de ser mencionado en los medios, el tema de YPF Agro no fue comentado en la reunión que el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) tuvo esta semana con el presidente Alberto Fernández. Si para el jefe de Estado el tema era prioritario, qué mejor marco que ese para exponerlo. Sin embargo, nada de ello ocurrió. Por ahora, parafraseando a la actual vicepresidenta, que nadie se apure a hacerse los rulos con la empresa estatal jugando fuerte en el negocio agroexportador.
Fuente: Agro fy