Aceite de palma, soja, de cocina usado… ¿contaminan menos?
El 2019 marcó los 10 años desde que la Unión Europea comenzó a promover el uso de energías renovables en el transporte a través de la Directiva de Energías Renovables (DER) de 2009.
Fue en aquel año cuando la mencionada DER I planteó como objetivo conseguir que el 10% de la que se utilizase debería ser renovable en 2020 en cada estado miembro de la UE. Sin embargo, la falta de criterios de sostenibilidad adecuados, como tener en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de todo el ciclo de vida de las materias primas, ha dado al traste con esta previsión.
De hecho tal y como denuncian desde Ecologistas en Acción ha proliferado la fabricación de supuestos biocombustibles, más baratos de producir que los convencionales y también más contaminantes como es el caso del aceite de palma.
Fuentes renovables
Tras la llamada DER I llegó la DER II en 2018, que establecía dejar de usar de forma paulatina los biocombustibles basados en cultivos alimentarios y se optaba por los llamados avanzados, que se basan en desechos y residuos, y por la electricidad, eso si procedente de fuentes renovables.
En este contexto se estableció una nueva normativa que regula los biocombustibles en alto y bajo riesgo según lo que se llama CIUT, (ILUC en sus siglas en inglés) que hace referencia a las emisiones que se producen cuando las tierras que antes se dedicaban a cultivar alimentos pasan a plantar la palma. Esto obliga a buscar otras para cultivar alimentos, lo que supone que se deforesten nuevas y se incrementen las emisiones.
Según la definición de la Comisión Europea, el biodiésel de aceite de palma es la única materia prima que cae dentro de la categoría de alto riesgo y por eso su volumen de producción se congeló a partir de 2019, mientras que el objetivo es llegar a la producción cero en 2030.
Este objetivo es ambicioso dado que hay que tener en cuenta que el biodiésel es el biocombustible que mayor consumo tiene en la UE, representando el 80% de las ventas frente al 19% de bioetanol (que se mezcla con gasolina). Esto se explica en parte porque hay más vehículos diésel que de gasolina en las carreteras europeas (casi el 72 % del combustible utilizado en el transporte por carretera es diésel frente a aproximadamente el 28,5 % de gasolina).
Gases de efecto invernadero
Otro aspecto a tener en cuenta es que las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas al biodiésel son muy elevadas. El último estudio de la UE que analiza los impactos de los biocombustibles utilizados en Europa, muestra que cuando se tienen en cuenta las emisiones proyectadas de CIUT, todos los aceites vegetales que sirven para producir biodiésel tienen más emisiones que el diésel fósil. Por ejemplo, en la palma supone tres veces más emisiones GEI que el diésel fósil, y el biodiésel de soja, dos veces más. En promedio, el biodiésel a base de alimentos y forrajes emite, al menos, un 80 % más de emisiones de GEI que el diésel fósil.
A esto se añade que tanto la palma como la soja están asociadas de forma directa a la deforestación. El caso más notable es el crecimiento del biodiésel de aceite de palma, que actualmente representa el 30% del producido en la UE.
En 2019 la Unión Europea produjo más biodiésel en 2019 que cualquier otro año. El uso de aceite de soja para su producción se ha duplicado en los últimos cinco años y el de aceite de cocina usado (UCO siglas en inglés, que también se utiliza) ha experimentado un aumento constante, triplicado desde 2011. El aceite de colza, por su parte, se ha mantenido estable durante los últimos años, incluso ha mostrado una ligera disminución desde 2017.
En el caso del aceite de Palma también se importa y desde 2019 ha crecido y también su presencia en la mezcla de biodiésel. Así, en 2019 el 53% de la importación de aceite de palma se usó para la producción de biodiésel, una cifra similar a la de 2018. Además, su utilización para la generación de energía (calefacción y electricidad) también ha aumentado. A esto se añade que dentro del aceite de palma se ha creado un subproducto denominado PFAD (destilado de ácido graso de palma) que procede sobre todo de Indonesia.
ACEITE DE PALMA
A modo de símil, los conductores europeos han consumido mucho más aceite de palma en sus vehículos que en alimentos o cosméticos. De hecho, los volúmenes utilizados en Europa para producir biodiésel en 2019 son:
- 20 veces mayor que los volúmenes que el conocido fabricante Ferrero (Nutella, Kinder) utilizó en 2019.
- 15 veces mayor que el grupo Mondelez (Oreo, Cadbury) utilizó en 2019.
- 4 veces mayor que Unilever (Axe, Dove, Knorr) usó en 2019.
En el caso del aceite de soja, su utilización para la producción de biodiésel en Europa está creciendo. Se ha duplicado desde 2015 y en 2019 representó el 6% del total producido en Europa frente a menos del 5% en 2018. La soja está directamente asociada con la deforestación en Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay y Bolivia.
El hecho de que la expansión de la soja esté causando de manera directa e indirecta deforestación hace que el combustible a base de este aceite sea insostenible, con emisiones dos veces más altas que el diésel fósil. A pesar de esto, el biodiésel de aceite de soja, a diferencia que el de la palma, no se considera una materia prima de riesgo.
Por último, el aceite de cocina usado, según el análisis de los datos de Oilworld de 2019 muestra un aumento en su utilización para producir biodiésel en Europa. Desde 2011 se ha triplicado y representa el 18,5% del total.
Aceite de cocina usado
La DER II considera lo considera como materia prima para fabricar biocombustibles avanzados. Sin embargo, su uso en Europa estará limitado, lo que significa que los Estados miembros de la UE solo pueden contar una cierta cantidad para cumplir con los objetivos. Este límite tiene un cierto grado de flexibilidad y los Estados miembros pueden solicitar a la Comisión de la UE un aumento de esta limitación.
Según Ecologistas en Acción, si bien el aceite de cocina usado puede contribuir a reducir las emisiones de GEI en el transporte, se necesitan criterios de sostenibilidad sólidos para su uso, incluidos los impactos indirectos. Existen dudas sobre si estos son realmente aceites vegetales “usados” y hay investigaciones debido a casos sospechosos de fraude (como el petróleo importado y vendido como aceite usado cuando en realidad era virgen).
La conclusión es que la producción de biodiésel en Europa se basa principalmente en productos importados. Más del 75% de las importaciones totales de aceite de palma a la UE provienen del sudeste asiático, seguidas, en menor medida, de América del Sur.
En el caso de la soja, más del 80% procede de la UE. El resto de Ucrania, Serbia, Brasil (a través de Noruega) y Rusia. Asimismo, alrededor del 10% es originario de Paraguay donde, como se señaló anteriormente, el 57% de la expansión de la soja se hizo a expensas de áreas naturales ricas en reservas de carbono.
Por último, el aceite de cocina usado, mas de la mitad del utilizado en Europa en 2019 fue importado. La mayor parte procede de China, y alrededor del 20% de Malasia e Indonesia, los mayores productores de aceite de palma. Debido a los casos sospechosos de fraude (actualmente bajo investigación) es importante controlar de cerca estas importaciones a lo largo de la cadena de suministro para garantizar que el combustible se haya “utilizado” realmente.
Llama la atención que España es el mayor productor de biodiésel de aceite de palma en Europa ya que cuenta con 10 plantas y con capacidad de producción de más de dos toneladas métricas (Mt) al año. Italia, por su parte, tiene seis plantas con una capacidad de de 2,68 Mt. El podio se completa con Los Países Bajos, que producen 1,4 Mt al año en dos plantas.
Fuente: Caranddriver