Ford lanzó ayer el nuevo Kuga. En la Argentina vale unos u$s47.000 al cambio oficial y tiene una presión tributaria de alrededor del 60%.
En Estados Unidos esta versión SE que se empieza a comercializar en el país, cuesta u$s28.265 mientras que en España, una versión más equipada, se consigue por u$s32.000. De esta manera, queda claro que sólo por la anormalidad cambiaria que ofrece semejante brecha, los precios de los autos en la Argentina se ubican en niveles internacionales. Lo real es que su precio oficial es un 70% superior al que rige en otros mercados.
Este salto se explica a través de la cadena de impuestos que paga un vehículo en el país. En este modelo se deben tomar 21% de IVA, un mínimo del 3,5% de Ingresos Brutos, una alícuota de 20% de Impuestos Internos (por la forma de cálculo representa un aumento de precio final de 25%), derecho de importación del 5%, tasa de estadística del 3% y una serie de gravámenes menores. Haciendo una suma lineal, más del 60% del valor final de este modelo corresponden a impuestos. Además, se da una particularidad. Por tratarse de un vehículo híbrido, tiene un beneficio fiscal y el arancel externo es de sólo 5% por venir de un país fuera del Mercosur (se importa desde Estados Unidos). Si no fuera un modelo “ecológico” el derecho de importación sería del 35%, lo que elevaría más el precio. Es por este motivo, que Ford Argentina decide ofrecer únicamente la versión con motor híbrido ya que las otras versiones – con propulsión tradicional – debería pagar el arancel de 35% lo que lo encarecería de tal manera que los compradores se volcarían por la versión híbrida.
Fuente: Ambito