Ante la caída del consumo, la actividad no repunta y ya acumula más de dos meses sin generar ingresos que cubran la estructura de costos
La pandemia que afecta al mundo entero está impactando más de lo pensado en industrias que históricamente se consideraron sólidas, como la de hidrocarburos, que está acostumbrada a operar en zonas de guerra y con contextos políticos y económicos inestables. La situación en el sector local se agrava con la caída del consumo y con las perspectivas de que caerá la inversión en los próximos meses.
Para paliar esta situación, el Gobierno avanzó con la implementación de un barril criollo, un precio sostén a US$45 para que la industria mantuviera la actividad petrolera. Pero pese a esa medida -y a que el precio internacional del petróleo recupera su caída y ya se aproxima a los US$39-, la semana pasada, al menos tres operaciones se pactaron a US$26, según pudo saber LANACION . Esto se explica por la cantidad de combustible almacenado ante la falta de demanda.
Cuando se corta la cadena de pagos, el impacto en las finanzas de las empresas es instantáneo. En el mercado local, el mayor jugador de la industria es YPF, a cargo de más del 50% de la actividad hidrocarburífera. La principal generación de ingresos de la petrolera son sus estaciones de servicios; es el corazón de la empresa, como dicen sus empleados.
Esto tiene un efecto directo en el resto de la industria. La federación de cámaras del sector energético (Fecene), que fundó el dirigente sindical Guillermo Pereyra, señaló que “la situación financiera de las empresas regionales se encuentra en colapso, como consecuencia de los atrasos en los pagos y las exigencias de las empresas operadoras Pluspetrol e YPF y de las empresas de servicios especiales, Schlumberger, San Antonio, Baker Hughes, Weatherford, Halliburton y DLS”.
Sobre YPF en particular, la federación acusó que la petrolera con control estatal debe aproximadamente $3500 millones solo a las 400 empresas que agrupan, de las 800 que hay en total. “El sector pyme está en una situación de crisis. De los 16.000 trabajadores que emplean las pymes, 10.000 están en domicilio y cobran 30% de su sueldo, mientras que los 6000 que realizan alguna actividad cobran el 70%. Como además los programas ATP se han demorado sustancialmente, ni siquiera tenemos este tipo de financiamiento. Todo el esfuerzo recayó sobre el final de la cadena de valor”, indicó Edgardo Philiepp, secretario de Fecene.
En YPF negaron que se haya incumplido con sus obligaciones. “Sergio Affronti, CEO de YPF, dio la orden expresa de pagarles a todas las contratistas, subcontratistas y a los proveedores, incluso a aquellos de los cuales no recibimos ninguna contraprestación por el tema de la pandemia. Estamos tratando de tener un diálogo sincero, maduro e inteligente con todos. YPF nunca incumplió”, dijeron en la compañía.
La empresa, además, emitió un comunicado negando que estuviera en sus planes licenciar a sus empleados . La declaración salió luego de que la semana pasada, el presidente de YPF, Guillermo Nielsen, dijera que la petrolera “no puede seguir adelante con este nivel de deuda y con tantos empleados para producir menos petróleo”, en la conferencia anual de La Jolla , que organiza The Institute of the Americas.
YPF quedó además en medio del debate luego de que Aerolíneas Argentinas anunciara que suspendía a 7500 empleados producto de la pandemia. Pero ambas compañías tienen varias salvedades: Aerolíneas es una empresa estatal, mientras que YPF es una empresa privada que tiene al Estado argentino como principal accionista, con el 51% de las acciones. Además, mientras que la aerolínea de bandera es deficitaria, YPF es autosustentable y genera ganancias.
Sin embargo, algunos analistas se preguntan si YPF será manejada como empresa privada o como estatal.
Como dijo en su comunicado, YPF no tiene planeado despedir empleados, pero sus contratistas, quienes emplean a la mayor cantidad de personal, se ven perjudicados por la menor actividad petrolera y ofrecen planes de retiros voluntarios. En la industria ya ven 2020 como un año perdido.
Más allá de la implementación del barril criollo, todavía las refinadoras tienen mucho stock de combustible acumulado. Será necesario que vuelva a haber movilidad para que el sector recupere el dinamismo, aunque se necesitarán mayores incentivos y reglas de juego claras para que, con la demanda, también lleguen las inversiones que hagan aumentar la actividad.
Fuente: La nacion