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Es una de las causas para que, pese a las más férreas restricciones, el drenaje de recursos del Central continúe. La situación es diferente a última gestión kirchnerista. Las medicinas parecen las mismas.

El goteo diario que están sufriendo las reservas internacionales del BCRA inquietan no solo al Gobierno, que ya, un poco tardíamente, tomó cartas en el asunto apretando aún más las distintas canillas de la demanda de divisas, sino también al vasto y heterogéneo conglomerado de agentes económicos integrantes del llamado “mercado”. Desde que comenzó en marzo la cuarentena, el BCRA lleva vendidos u$s1.107 millones netos. Pero en abril vendió u$s547 millones y en mayo u$s770 millones, o sea, u$s1.317 millones en total (las reservas al 26 de mayo eran u$s42.629 millones). El promedio diario también se aceleró ya que en los doce días que vendió en abril lo hizo a razón de u$s67 millones por jornada y en los mismos días de mayo a u$s72 millones. Pero como esto no fue suficiente, como adelantó semanas atrás este diario, el BCRA también apretó el acelerador en el mercado de futuros, vendiendo fuerte. Según estimaciones de Alberdi Partners, en el Rofex el BCRA ya tendría una posición vendedora cercana a los u$s3.500 millones, lo que aún no es para preocuparse pero para tener en cuenta a la hora de sumar todos los porotos que hay.

Todos miran a cuánto cierra el stock de reservas brutas cada día, que al fin y al cabo es la resultante de lo que aconteció en el mercado ¡único y libre de cambios! Pero soslayan que ese goteo se alimenta de otras filtraciones. Primero hay que tener presente que hoy el stock total de reservas brutas del BCRA es de u$s42.598 millones al 29 de mayo pasado, último dato oficial. De modo que al restarle una serie de conceptos como el swap con China, los encajes de los depósitos en dólares y otros más, se tienen las reservas netas o disponibles, que según estimaciones privadas serían de menos de u$s9.000 millones. Vale señalar que dentro de las reservas netas está el oro (entre u$s3.500 y u$s4.000 millones) y los DEG (en el FMI) por otros u$s2.500 millones. Ahora bien, algunos hicieron hincapié en el drenaje de los famosos “u$s200 mensuales” para atesoramiento pero, incluso, si llegaran a comprar todos los que en algún momento atesoraron, digamos 2 millones de personas, estamos hablando de u$s400 millones en el mes. Hasta abril este monto ni llegó a ser la mitad. De modo que por aquí no está el problema, por ahora, por eso el BCRA todavía no interfiere en los “u$s200”. Entonces… ¿por dónde se van las reservas?

Hay que entender primero que todo desequilibrio del mercado no puede solo responder a la demanda sino también a la oferta. Si estuvieran entrando todos los dólares que se esperaban, anhelaban o deberían estar ingresando al mercado cambiario, seguramente, nadie estaría hablando de este tema. Por ende, no solo hay un tema con la demanda sino también con la oferta. Al respecto, la principal fuente de divisas, las exportaciones, en particular, de cereales y oleaginosas, están estancadas.

En el primer cuatrimestre las ventas externas de productos primarios sufrieron una caída del 4% en los precios que compensaron con un aumento de los volúmenes del 13,5%, mientras que las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) tuvieron una mejora en los precios del 1% pero una caída de volúmenes del 9%. Así por ambas fuentes el año pasado las exportaciones del I cuatrimestre sumaron u$s12.224 millones y en 2020 fueron de u$s12.074 millones.

Sin embargo, las “sospechas” apuntan a los exportadores que retendrían. Sondeos privados dan cuenta que habrían muchos menos silo- bolsas de los que se creen. Por lo pronto, la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que representan un tercio de las exportaciones, tiene registrado en el I cuatrimestre una liquidación de divisas de u$s5.018 millones, lo que es un 17,8 % inferior al del mismo período de 2019.

Las entidades explican que las causas de esta menor liquidación son “los efectos de la cuarentena, la venta anticipada de granos por los productores a fin de 2019, las dificultades y demoras del transporte de granos y abastecimiento que afectó a las terminales y plantas procesadoras, y recientemente la histórica bajante del río Paraná que dificulta el tránsito y la carga de buques en la zona del Gran Rosario, así como la inestabilidad financiera y comercial internacional debido al Covid-19”. Por eso afirman que “no existen retrasos en la liquidación de divisas”.

Hay un hecho no menor que fueron las mayores liquidaciones de diciembre de 2019, ante la expectativa de mayores retenciones, que se reflejaron precisamente en un fuerte incremento de la recaudación tributaria por derechos de exportación. De modo que considerando que habría cierta dosis de fantasía en el tema de los silo-bolsas, y solo el futuro mediato lo confirmará o no, son también otras fuentes de ingresos de divisas las que están con fuerte bajante, como el Paraná. Nos referimos al financiamiento comercial, inversiones directas, etcétera, más allá de tener el acceso a los mercados de capitales cerrados. Entonces, entran menos dólares pero además hay más presión de la demanda. ¿Pero cuál, si los que atesoran son menos de u$s200 millones mensuales y el turismo internacional se derrumbó? Son los importadores, principalmente, que ante el desajuste del mercado cambiario, reflejado en las distintas brechas con el dólar oficial, anticipan pagos, cancelan compromisos financieros y algunos “sobrefacturan”. Al respecto hay que recordar que si algo se aprendió en los ’70 y sobre todo los ’80, fue la rutina de “subfacturar” (exportaciones) y sobrefacturar (importaciones) cuando las brechas así lo inducían. Es cierto que aquel que tiene stock de productos importados o sus productos tienen algún componente importado, hoy se pregunta a qué dólar va a reponer sus stocks, pero no menos cierto es que el horizonte de mediano plazo no permite vislumbrar una pronta ni fuerte recuperación de la demanda doméstica como para estar recomponiendo stock por encima de los niveles de años atrás. Sobre esto ya el BCRA se está ocupando. Claro está que no puede soslayarse que al final del día lo peor es alimentar la distorsión de precios y eso termina haciendo los controles y restricciones cambiarias.

¿Qué otras filtraciones mirar entonces? Por ejemplo, lo que está pasando con los depósitos privados en dólares (argendólares). Ya vimos que el BCRA vende en el mercado de contado y de futuros. Pero además los ahorristas cancelan sus colocaciones en dólares y eso afecta a las reservas porque los encajes forman parte de ellas. Desde la cuarentena los argendólares cayeron u$s1.154 millones y en lo que va de 2020 unos u$s2.495 millones. Pero en mayo el drenaje se aceleró y ya se fueron u$s804 millones, a razón de u$s50 millones diarios. Por ahora los bancos están cubriendo esta caída de depósitos cancelando préstamos en dólares, por eso no se observa tanta caída en los encajes. Además de las ventas diarias de divisas del BCRA, la caída de argendólares es otro faro que guía la toma de decisiones de personas y empresas.

Fuente: Ambito