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Muchos se acuerdan del jeque saudita, Ahmed Zaki Yamani, ahora que el mercado del petróleo está sufriendo uno de sus momentos más complicados

La crisis del coronavirus ha precipitado la demanda de crudo a unos niveles desconocidos que esta semana se pusieron en negativo por primera vez.

La profecía del que fue ministro de Petróleo de Arabia Saudí desde 1962 hasta 1986, se ha cumplido al milímetro, ya que en el año 2000 afirmó que el crudo terminaría por desaparecer o pasar prácticamente a ser inservible en 20 años.

Considerado como el gurú histórico del oro negro, el jeque, que ahora tiene 89 años de edad, ha vivido las etapas más esplendorosas y tensas de esta fuente de energía, y lo hizo con una máxima que le costó muchos enemigos. Fue actor principal de la crisis del petróleo de 1973 y sufrió dos intentos de asesinato por defender, entre otras razones, lo que otros no rechazaban: una bajada del precio del barril.

Las críticas hacia Yemeni y Arabia Saudita eran constantes ya que un precio más bajo permitía al país mantener una alta cuota de mercado y, según su teoría, frenaría el desarrollo de fuentes de energía alternativas que reducirían la demanda mundial de crudo. Ese fue su mayor miedo, la reacción negativa de un mercado con precios al alza que hicieran proliferar otras fuentes de energía como el gas natural.

Este hecho, según Yamani, acabaría devaluando el petróleo. De esta manera, se le atribuye una frase que define su visión de manera brillante: “La Edad de Piedra no terminó porque nos quedáramos sin piedras”.

Con la entrada del nuevo milenio, los precios del crudo estaban fuera de control (más de 30 dólares el barril) en el que fue uno de los momentos más gloriosos para los cortoplacistas gobernantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Fue entonces cuando el ya retirado Yamani predijo que aquellos cantos de sirena acabarían pasando factura 20 años después y que las reservas de crudo no serían explotadas por falta de demanda. Habló del fin de la era petrolera.

“La OPEP tiene muy poca memoria. Pagará un alto precio por no actuar en 1999 para controlar los precios del crudo. Ahora es demasiado tarde”, afirmó Yamani a Reuters en el año 2000.

Su pronóstico no acabó ahí, ya que también afirmó de manera categórica que 20 años más tarde, es decir, en la actualidad, la tecnología habría minado profundamente la demanda de combustible en transportes, y se aventuró a predecir que el valor del crudo caería a precios de un solo dígito similares a los que se experimentaron en 1998 debido a la saturación del mercado. En aquel momento la caída fue de un 40 por ciento, ahora, el barril de producción estadounidense, West Texas Intermediate (WTI) se ha desplomado de 63.27 dólares el 6 de enero a -37.63 el 20 de abril. El de la OPEP perdió un 20 por ciento de su valor y el Brent, un 37 por ciento, durante el mismo periodo.

“El susto de los precios del petróleo de este año alimentará la producción no-OPEP, suprimirá la demanda y, más peligrosamente para el cartel, alimentará la nueva tecnología de combustibles”, prosiguió Yamani en aquella entrevista en la que también apuntó que habría una “ingeniería híbrida para automóviles con células de combustible hidrogenado que cortará drásticamente el consumo de gasolina, mientras que los nuevos grandes descubrimientos elevarán los flujos de crudo de las naciones no-OPEP. La tecnología es un enemigo real para la OPEP, reducirá el consumo y aumentará la producción de las áreas fuera de la OPEP”, aseveró.

Su temor a que grandes reservas de petróleo quedaran apiladas sin poder ser ubicadas en el mercado se ha cumplido.  “Las víctimas reales serán los países como Arabia Saudita con enormes reservas con las que no podrán hacer nada. El petróleo se quedará en la tierra para siempre”.

Yamani jamás pudo predecir que su proyección se haría realidad por culpa de una pandemia como la que estamos viviendo. Su peso en el mundo del crudo fue total durante más de 30 años y posiblemente es el mayor sabio que existe en este sentido. Arabia Saudí ha sido históricamente el líder mundial en producción de petróleo, hasta que hace pocos años EE.UU. le adelantó con una propuesta tecnológica, el fracking, con la que ha puesto en marcha numerosos yacimientos que le han garantizado el autoabastecimiento de crudo. Sin embargo, experimentará pérdidas estratosféricas junto a otras economías dependientes del crudo como Venezuela, Irán, Rusia, Irak o la propia Arabia de Yamani, el sabio que predijo la explosión de la burbuja petrolífera que se está cumpliendo.

 

 

Fuente: Iprofesional