Por la caída del consumo y la guerra de precios desatada entre Rusia y Arabia Saudita, Shell redujo drásticamente su gasto y su producción.
Ante las medidas de cuarentena en el mundo que afectan a unos 3.000 millones de personas -cerca de un 40% de la población mundial-, la demanda de combustible se ha hundido y ha obligado a Shell a reducir su producción de refinados en alrededor de un 13%.
Paralelamente, los precios del crudo referencial Brent perdieron cerca de un 65% en el primer trimestre y cotizan a u$s26,36 por barril el martes, como resultado de la fuerte caída de la demanda global por el coronavirus y por las promesas de Arabia Saudita y Rusia de que elevarán su producción.
En ese contexto, la compañía anglo-holandesa recortó su proyección de precios del gas y el petróleo para 2020, lo que resultó en una carga después de impuestos en el rango de los u$s400 millones a u$s800 millones.
La fuerte caída de la demanda, que podría reducir el consumo en un 25% respecto al 2019, representa una amenaza significativa para Shell, que es la mayor minorista petrolera del mundo con más de 40.000 estaciones de servicio.
Shell dijo este mes que reduciría su gasto en entre u$s5.000 millones y u$s20.000 millones y suspendería su enorme plan de recompra de acciones por u$s25.000 millones en un esfuerzo por lidiar con la situación.
La producción de petróleo de Shell en el primer trimestre morirá en un 4,5% frente al cuarto trimestre de 2019, mientras que los volúmenes de gas natural licuado (GNL) disminuyeron en un 2,3%.
Fuente: Ambito