Los primeros números obtenidos de los proyectos de Renovar 3 señalan que las mujeres que participan en la Construcción apenas llegan al 13% y al 21% en la etapa de Operación y mantenimiento.
La transición energética puede ser vista como un recorrido que genera empleo de calidad, desarrollo productivo e inclusión social. De nosotros y nosotras depende apropiarnos de dichos beneficios y direccionar su evolución en plazos y formas.
Si bien es claro que las políticas de eficiencia energética e incorporación de energías renovables son herramientas necesarias, no son suficientes si efectivamente lo que se pretende es incidir sobre el cambio climático y sus efectos sobre el ambiente. Cambios más radicales se vinculan con patrones de consumo, de inversión, de acumulación, de políticas regulatorias y de crecimiento mundial y alertan sobre la sustentabilidad del modo de vida actual.
Lo mismo aplica en la manera en que la sociedad participa de dicha transición.
Según el último informe de IRENA (Agencia Internacional de Energías Renovables), el sector de energías renovables creó 4 millones de empleos en 6 años totalizando 11 millones en 2018; sin embargo, sólo el 32% de ellos son mujeres y dentro de éstas el 45% realiza trabajos administrativos.
Cifras más alarmantes en energía eólica
Un estudio similar realizado durante el 2019 por la misma institución en conjunto con el Consejo Global de la Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés) pero para el sector eólico (on shore y off shore) arroja cifras más alarmantes, en donde las mujeres apenas superan el 20% del total y sólo 1 de cada 8 de ellas alcanza puestos en directorios.
Si se desagrega por actividad, las mujeres tienen mayor participación en las actividades “conexas” (instituciones de investigación, consultoras, instituciones financieras) y en la etapa de desarrollo del proyecto (27%) y menor en el sector de la industria manufacturera (17%).
La implicancia es que no es sólo una cuestión de cantidades, sino que esta distribución cualitativa impacta sobre los ingresos de las mujeres siendo el sector manufacturero en donde los salarios son más altos.
Incorporando la perspectiva de género
En Argentina, la licitación Renovar Ronda 3 llevada a cabo en 2019 fue un primer paso para conocer las características del empleo en el sector de energías renovables, incorporando la perspectiva de género.
La encuesta consultaba a los 56 proyectos en calidad de declaración jurada respecto a la cantidad de nuevos empleos que se generarían en las etapas de Construcción y durante la Operación y Mantenimiento (O&M) segmentando entre hombres y mujeres. Los principales resultados son los siguientes:
En promedio, las empresas esperan contratar a una mujer cada ocho empleos en la etapa construcción (13%), mientras que en la etapa de Operación y mantenimiento de las plantas, dicho valor sube a 1 de cada 5 personas (21%).
Cualitativamente, ante la consulta sobre la composición en las actividades dentro de cada etapa del proyecto, podemos verificar que tendencias señaladas en los informes internacionales son similares en Argentina. En la construcción, las actividades de administración y socioambiental son las que mayor presencia de mujeres evidencia, mientras que las vinculadas a las actividades de campo o de profesiones más técnicas (STEM) apenas superan el 5%.
En la etapa de operación y mantenimiento, nuevamente las actividades administrativas y menos técnicas denotan un 60% de participación femenina, mientras que el resto ocupan porcentajes muy menores (14% y 13% en operación y mantenimiento, respectivamente).
Si bien estos datos son un punto de partida y no representan el estado actual de sector ni su totalidad, ponen en evidencia que aún resta mucho camino por andar. El sector energético es amplio y debemos derribar sesgos en los roles o normas culturales; incluye planificación, manufactura de equipamiento, construcción, instalación y un extenso abanico de servicios asociados que requieren experiencia técnica y no técnica.
En un contexto en donde debemos planificar los próximos pasos en materia energética resulta relevante visibilizar dinámicas que deben ser revertidas en accionar conjunto entre el Estado, el sector privado, las asociaciones civiles y la sociedad para evitar replicar dinámicas excluyentes. Desde AMES Argentina consideramos que la transición energética debe ser no sólo igualitaria, sino además justa, incluyendo diversidad de trayectorias, experiencias, géneros y capacidades.
Fuente: Cronista