Las fracturas que se producen por el uso de esta técnica liberan energía pero muy lejos de la fuerza que tiene un sismo. El IAPG, Neuquén y el Inpres instalan una red de sismógrafos.
Cuando se realiza una operación de estimulación hidráulica (fracking) a una roca shale, como Vaca Muerta, a una formación tight o a una convencional, se trabaja con un método de acumulación de energía, que se libera una vez vencida la resistencia de la roca, que es cuando se abren las fisuras. Dicho en otras palabras, a medida que se inyecta el fluido de fractura en la roca-objetivo, aumenta la energía potencial.
Al vencerse la resistencia de la roca, esa energía se libera abruptamente (cuando, por ejemplo, doblo una rama seca, aumenta la energía potencial, que se libera cuando la rama cede y se rompe).
Parte de la energía potencial que se libera durante una operación de estimulación hidráulica se manifiesta como ondas sísmicas, pero de tan baja energía, que es posible detectarlas solo con sensores especiales.
Esto se hace habitualmente para “escuchar” por dónde crecen las fisuras producto de la estimulación y poder hacer más eficiente la operación.
Pero estamos hablando no de ondas sísmicas con la energía de un terremoto, sino de vibraciones que son unas 100.000 veces menores que los niveles siquiera perceptibles para los seres humanos, y mucho menores aún que las que podrían producir algún daño.
En números
- 1959 es el año en el que se realizaron las primeras hidrofracturas en el país, antes de Vaca Muerta.
- 130 sismos se registraron en la zona de Sauzal Bonito durante el año pasado.
Pero ¿y si la estimulación hidráulica activara fallas geológicas y terminara generando terremotos de magnitud? ¿Es una posibilidad?
Para la industria de los hidrocarburos nada puede descartarse, porque la seguridad y la integridad de las personas y el medio ambiente son la prioridad.
Sin embargo, millones de etapas de fractura realizadas desde los años 40 del siglo XX nos muestran que la ocurrencia de este fenómeno es nula o extremadamente poco probable. En Argentina se hace fracking desde 1959 –desde 2010 a la formación shale Vaca Muerta- y jamás de escuchó de un sismo provocado por una operación de este tipo.
Sin embargo, se han informado casos muy puntuales en donde se dieron sismos de baja intensidad en áreas y momentos en los que se hacía estimulación hidráulica. En algunas de esas ocasiones extremadamente puntuales, se ha acusado al fracking por los sismos. Incluso, recientemente, en la provincia de Neuquén, en Argentina.
Pero no son más que especulaciones, porque tan difícil como descartar la relación entre sismos y fracking resulta probarla, pese al trabajo de prestigiosos especialistas, en especial en Estados Unidos.
La sismicidad es una ciencia compleja y en desarrollo, que requiere habilidades multidisciplinarias no solo para localizar los sismos, sino también para definir sus causas. Cada evento sísmico tiene su propio conjunto de circunstancias, y las causas varían. Cuando se produce un evento, los datos deben estudiarse exhaustivamente antes de determinar sus causas.
El Instituto Nacional de Previsión Sísmica (INPRES), junto con el gobierno de Neuquén y el Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) están trabajando en un proyecto para implementar una red de sismógrafos con foco en el área de Vaca Muerta, que permitan la recolección de datos durante el tiempo suficiente y adecuado para su análisis.
(*) Shale en Argentina es un sitio del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) dedicado a la divulgación de contenidos vinculados con el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales. Sus contenidos son elaborados por especialistas del IAPG con el objetivo de explicar y desmitificar la actividad. Su página web es www.shaleenargentina.com.ar
Fuente: Rio negro