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Por Susana Merlo

… que, “ahora estamos con lo justo”, reconoce un importante agricultor de plena zona núcleo, respecto de las estratégicas lluvias que se vienen dando desde finales del año pasado, y que frenaron muchas de las pérdidas que ya se estaban produciendo, por lo que ahora la cosecha se estima en 137-140 millones de toneladas (de las cuales casi 100 millones corresponden a maíz y a soja casi por partes iguales), o sea, alrededor de 7% menos que en la campaña anterior. Esto, si se mantiene la regularidad climática, algo no demasiado seguro de acuerdo con los últimos pronósticos. En medio, el acuerdo entre China y los Estados Unidos que descomprime el mercado internacional de granos; el récord de soja que se prevé en Brasil (bajista), o los incendios en Australia que afectan la producción de trigo (alcista), son solo algunos de los factores que están jugando en el mercado internacional. Mientras, en el comercio local, la “novedad” fueron los llamativos comentarios sobre una eventual falta de trigo, cuando la cosecha ya asegurada supera los 18 millones de toneladas, y el consumo interno (ahora también caído) oscila entre 5 y 5,5 millones de toneladas. El caso es que debido a la inseguridad generada en la plaza agrícola en los últimos meses, se adelantaron coberturas que, en el caso de la exportación, llevaron a abultadas anotaciones a fin de “anclar” el tipo de cambio. Esto, en trigo, determina que se hayan anotado más de 13 millones de toneladas, mientras que la molinería apenas supera 1,8 millones comprados, y comienza a poner nerviosos a varios, lo que justifica las múltiples reuniones que se están realizando para que la exportación no aumente más las compras en el mercado local, o garantice vender luego en el mercado interno, algo que también puede ir en detrimento de los intereses del país, en caso de que el trigo se siga afirmando.

…que, frente a todo eso, aunque muy lentamente (hasta ahora) se sigue recalentando el ambiente entre los productores, algo que la dirigencia nacional (la Mesa de Enlace) no logra desarticular, entre otras cosas, por las propias diferencias internas, mucho más evidentes en el caso de la cooperativista Coninagro que, al comando del mendocino Carlos Ianizzotto, parece tener bastante vuelo propio o, en todo caso, intereses no tan coincidentes con el resto. Pero la situación además es difícil por la incidencia creciente de los “autoconvocados”, que también habían sido clave en el conflicto de 2008, que siguen organizando asambleas en distintos lugares (este sábado en Pergamino) y proponen una escalada con medidas más drásticas como el cese de comercialización (en varias etapas) de 2 días en adelante, y hasta la no asistencia a exposiciones muy emblemáticas del campo y sus sectores relacionados, a las que el sector político siempre se mostró muy proclive a asistir, y que para muchos es una de las pocas acciones de gran “visibilidad” y repercusión, de adopción directa por parte de los productores, y que no afectaría directamente a la gente. Todo esto mientras no haya respuesta concretas sobre los varios ítems que ya dejaron sobre el escritorio del Gobierno como, entre otros, la negativa a aplicar los 3 puntos adicionales (ya autorizados) de suba en las retenciones, los puertos secos en el interior para economías extrapampeanas, y la aplicación del régimen especial de mínimo no imponible (que es el que prefieren la mayoría de las entidades), vs. el de segmentación para la aplicación de retenciones (que es el que prefiere el Gobierno) además de un cronograma de eliminación efectivo de estos impuestos a la exportación que permita proyectar las inversiones del sector, ya pensando en la campaña 20/21. Por supuesto que para el Gobierno, el tema aún no entra en el radar, tanto que se rumorea que entre los ministros Guzman (Economía) y Basterra(Agriccultura) hay muy poco diálogo y se estaría buscando un “intermediario”, todo lo cual solo sirve para seguir ganando tiempo.

… que el tema no es menor ya que se trata de u$s1.500 millones de diferencia sobre lo que tiene previsto recaudar el Gobierno, suma que intentará por todos los medios no resignar, aunque en el sector sostienen que con la actual presión fiscal, y con el efecto cascada que se espera a partir de aquí con los impuestos provinciales y hasta con las tasas municipales (ya sin control aparente) el planteo productivo va a volver a retroceder. Un dato adicional es que el sistema de “mínimo no imponible” para aplicar las retenciones (por ejemplo, 1.000 toneladas libres para todo el mundo), podría ser de libre disponibilidad, o a cuenta de Ganancias, lo que presenta el beneficio para las provincias de que se trata de un impuesto coparticipable (a diferencia de las retenciones), por lo que se cree que también los gobernadores deberían opinar sobre el asunto. Pero también, aunque la situación es generalizada para todas las actividades (lechería, fruticultura, etc.), el deterioro de otros sectores ligados, como la cadena comercial ya con varios casos de empresas en crisis que adeudan a los productores no menos de u$s650-700 millones por mercadería (granos) entregados y no cobrados, constituye un factor más de iliquidez para la empresa agropecuaria.

Fuente: Ambito