CARACAS.- La primera pista de que algo nuevo cocinaba Rusia en el laberinto venezolano la dio Sergei Storchak a principios de año. El viceministro de Finanzas de Moscú avisó que para redoblar las ayudas al aliado Nicolás Maduro y para mantener el foco en el sector petrolero era necesaria una condición previa e indispensable: que Juan Guaidó abandonase la presidencia de la Asamblea Nacional (AN) venezolana.
La declaración pasó inadvertida en medio del habitual ruido mediático en torno a la revolución bolivariana. Solo tres días más tarde se desató el golpe legislativo para sacar a la fuerza a Guaidó de la presidencia del Parlamento y el primero en reconocer a la fraudulenta directiva fue, precisamente, Vladimir Putin. Poco le importó al presidente ruso que se tratase de un burdo vodevil orquestado desde el Palacio de Miraflores.
“Consideramos la elección de una nueva dirección del Parlamento como el resultado de un proceso democrático legítimo, que propicia el retorno de la lucha política venezolana a la constitucionalidad”, señaló la cancillería rusa en un comunicado. La realidad es que no hubo ni siquiera una votación ni mucho menos un proceso democrático, legítimo o constitucional. Tras ser cuestionado el falso presidente Luis Parra durante toda la semana, ayer arguyó que le habían robado el acta en la que debían aparecer quiénes lo votaron. Una fatalidad para su mermada credibilidad.
De esta forma, la conexión rusa asoma en el último asalto del chavismo contra el Parlamento democrático, precisamente cuando el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliot Abrams, reconocía que el gran error estratégico de Washington fue infravalorar el apoyo de Cuba y Rusia al régimen.
¿Qué busca Rusia con el cambio a la fuerza en la presidencia de la AN? La Comisión de Finanzas del Legislativo, que llevaba meses investigando los intereses de Moscú en Venezuela, sabe la respuesta: Rusia impuso a Caracas que el Parlamento (aunque sea de origen ilegal y fraudulento) apruebe concesiones de campos petroleros en un país arruinado a cambio de pagos de deuda y de dinero en efectivo, que tanta falta hace para engrasar la máquina de control social de la revolución.
De esta forma Moscú contaría también con cierto respaldo jurídico ante futuras demandas internacionales, ya que la Constitución obliga a que cualquier acuerdo de ese tipo alcanzado por el Ejecutivo esté refrendado por el Parlamento.
“Rusia luce interesada en contratos con Pdvsa bajo condiciones que requieren autorización de la AN. Quizá mayor participación accionarial o quizá créditos que requieren confirmación legislativa”, precisó el experto petrolero José Toro Hardy.
“Toda la maniobra de Parra y Maduro es para buscar dinero fresco. Lo que hay detrás es un canje de bonos por campos petroleros”, desveló el diputado y presidente de la Comisión, Ángel Alvarado, tras obtener información reservada de personas allegadas al bufete Dentons, que asesora a la petrolera estatal Pdvsa. Rusia necesitaría el visto bueno del Legislativo para sus proyectos en campos petroleros venezolanos, confirma esta versión.
“Creemos que hay un canje de deuda que se hará fuera de la jurisdicción de Maduro. Hay más de 2000 millones de dólares que se han ido a Hong Kong para este canje de bonos”, agregó el legislador, y añadió que la entrega de campos petroleros a Rusia busca bajar la deuda con Rosneft.
Tanto el presidente legítimo de la AN como su vicepresidente, Juan Pablo Guanipa, coincidieron en que Maduro preparó la toma del Parlamento por petición de Rusia.
“A los rusos les preocupa la legitimidad de los contratos en una transición. Es evidente que ellos quieren que Maduro tenga el control de la AN antes de involucrarse más, aunque ya Rosneft no tenga casi deuda. Gran parte de la deuda es con el Estado por la venta de las armas rusas”, confirmó a LA NACION Francisco Monaldi, experto energético radicado en Texas.
En la actualidad los campos petroleros bajo control ruso están situados en la Faja del Orinoco, al menos tres, y dos campos de gas en la zona de Mariscal Sucre, además de uno pequeño en Occidente, según Monaldi. “Pero el único que produce es PetroMonagas, los demás es hacia el futuro. También hay un caso raro en PetroZamora, donde no tenemos claro sin son rusos o bolichicos (millonarios enriquecidos por sus negocios con el chavismo)”, concluyó el experto.
Según los cálculos de la administración del presidente Donald Trump, las empresas rusas manejan hoy en torno al 70% del petróleo venezolano. El gigante petrolero estatal ruso Rosneft “está en el centro de la economía petrolera” del país criollo, constató Abrams.
Para redondear la jugada, quién mejor que el propio Parra. El diputado expulsado de la Mesa de la Unidad Democrática confirmó esta semana que no tendrán ningún problema en aprobar las concesiones de campos petroleros por pago de deuda, tal y como propone Rusia. La clave, asegura, es que beneficien al pueblo, la misma afirmación tantas veces usada desde el Palacio de Miraflores.
Fuente: La Nacion