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YPF avanza con su desarrollo en la planta flotante pero los costos presionan al upstream. Una experiencia que aporta conocimiento e identidad de marca pero que reclama una corrección en los valores.

El avance de YPF en el mercado del gas natural licuado (GNL) tiene tras de sí varios objetivos como son conocer por dentro el segmento, ganar conocimientos o know how antes de emprender el gran proyecto de una planta licuefactora en tierra, y también generar una especie de marca, que identifique en los potenciales mercados compradores el GNL argentino.

Pero en lo que hace a los números, los márgenes son más que ajustados y es posible que, si no median cambios en las regulaciones vigentes, la experiencia tenga un costo a cargo de la petrolera de mayoría estatal.

Para contar con el producto, el GNL, listo para exportar se deben adicionar varios costos. El primero es el del gas natural que se utiliza como base de la producción. De momento la petrolera de bandera tiene un break even, un punto a partir del cual comienza a ganar dinero, muy cercano a los 3 dólares por millón de BTU (la unidad de medición del gas).

El segundo costo a sumar es el transporte. Según se supo, llevar el gas desde la Cuenca Neuquina hasta el muelle de Compañía Mega, en Bahía Blanca, adiciona cerca de 80 centavos de dólar por millón de BTU.

El tercer costo es el de licuar el gas. El proceso que se realiza en la barcaza alquilada por YPF a la compañía Exmar tiene un valor cercano a los 2 dólares por millón de BTU.

Contando sólo esos costos, la cuenta da un valor final de 5,80 dólares para el equivalente en GNL a la unidad estándar de métrica del gas natural.

Actualmente, el precio del GNL no sólo tiende a la baja en el mercado global, sino que incluso en las principales plazas del segmento se llegó a comercializar a fines del año pasado a valores cercanos a los 5,40 dólares por millón de BTU.

Ese valor ya es inferior al precio de realización que de momento estaría obteniendo YPF, al cual deben además sumársele los impuestos nacionales y retenciones a las exportaciones que hoy están vigentes, haciendo aún mucho más cuesta arriba la cuenta en la que el único factor de ajuste es el precio del upstream.

Un golpe para Nielsen que pone a pensar a la industria

Las autoridades de YPF, con Guillermo Nielsen a la cabeza, podrían haber cerrado el 2019 con una gran celebración por el éxito de la primera exportación de gas natural licuado (GNL) a Europa. Pero el festejo se vio aguado por el duro revés que, tanto YPF como Nielsen en persona, tuvieron el domingo anterior, de la mano de un fallido aumento del precio de los combustibles.

La desautorización fue mayúscula y dejó en evidencia, por un lado, que la conducción de una petrolera tan grande para el país como YPF requiere de dotes mayores para surfear el delicado contexto nacional.

Pero a la vez dejó expuesto a Nielsen, a apenas dos semanas de haber sido designado al frente de la petrolera por Alberto Fernández, quien al día siguiente asumió ser quien ordenó el freno.

Las versiones dan cuenta que desde YPF se había obtenido el visto bueno para incrementar un 5% los combustibles, tal como ese domingo dejaron trascender desde la compañía. Pero el detalle estaba en que la autorización no tenía la venia de todos los sectores que conforman el Frente de Todos.

En esa puja de poder entre los sectores de mismo Fernández, de Cristina Fernández de Kirchner y de Sergio Massa, el rol de YPF no es superfluo y fue uno de los principales objetos de deseo de todos los sectores a la hora de definir el reparto de los cargos.

Es por esto que el tropezón fue caída para Nielsen, y por un traspié en la comunicación terminó pagando un precio tan alto que incluso sumió en la preocupación a las demás empresas petroleras en torno al rumbo que podrá dársele a las políticas energéticas.

Y, como suele suceder, llovió sobre mojado. Con el asesinato del general saudí Qassem Soleimani, ocurrido el viernes pasado, el precio del petróleo internacional comenzó nuevamente a escalar, incrementando la presión entre las operadoras ante el mayor desfase en los precios de sus surtidores.

 

Fuente: Rio negro