Los operadores y analistas ya discuten si el shale de EE.UU. puede seguir creciendo y cómo podría reaccionar el mercado. La atención está puesta en las elecciones norteamericanas y la expansión económica mundial.
a mayor pesadilla del mercado petrolero se hizo realidad por un breve período en 2019. Un atentado afectó más de la mitad de la producción total de Arabia Saudita, el mayor exportador mundial de crudo.
Pero en poco más de una semana, los precios del crudo volvieron a su nivel anterior al ataque. Se debió en parte a que las reparaciones se hicieron más rápido de lo esperado, y también a que las comercializadoras aseguraron que en la era del shale estadounidense es difícil sostener el temor a una escasez de crudo.
Puede que tengan razón. El precio del crudo comenzó 2019 cerca de u$s 60 el barril y parece que terminará el año más o menos en ese nivel.
La pregunta es si este 2020 será otro año extraordinariamente tranquilo para el crudo, con leve volatilidad gracias al gigante petróleo norteamericano. La historia indica que es poco probable y que los períodos de complacencia rápidamente darán paso a uno de mayor volatilidad. Los operadores y analistas ya discuten si el shale de EE.UU. puede seguir creciendo y, si no, cómo podría reaccionar el mercado del petróleo.
Son cinco los temas a observar de cerca durante 2020.
EL SHALE ESTADOUNIDENSE
Las perspectivas para el crudo no convencional norteamericano probablemente sean el factor específico del petróleo que más influirá en la trayectoria del crudo el próximo año.
El sector tuvo un tremendo crecimiento en los últimos años, lo que acumuló presión sobre la OPEP, ya que la oferta se expandió más que la demanda. Pero hay señales de que el crecimiento del shale podría desacelerarse o eventualmente revertirse en 2020. Las pequeñas compañías independientes que todavía dominan el sector encuentran cada vez más difícil captar fondos y generar un flujo de caja libre positivo de manera constante.
Algunos analistas prevén que el shale de EE.UU. seguirá avanzando en la primera mitad del próximo año, pero luego se estancará o contraerá, por lo que podría suceder que la producción mayormente se mantenga en los mismos niveles en el cálculo de enero a diciembre.
Rystad Energy, una firma de investigaciones, estima que las inversiones en shale disminuyeron 6% este año, a u$s 129.000 millones y predice que caerán otro 11% en 2020, aunque todavía espera que la producción aumente levemente.
CRECE MENOS LA DEMANDA
El comodín para el petróleo podría ser la solidez de la economía mundial. La demanda de petróleo se vio afectada en 2019 por la guerra comercial entre EE.UU. y China, que amenazaba con descarrilar una expansión económica que ya lleva una década.
Sin embargo, sigue creciendo; por primera vez su promedio se acercó a los 100 millones de barriles diarios aunque los analistas predicen una tasa de crecimiento anual inferior a 1% por primera vez desde que los precios se desplomaron en 2014.
“Las perspectivas para la demanda de petróleo en 2020 y, en gran medida, la previsión para los precios, dependerán de la recuperación del crecimiento económico mundial”, dijo Stephen Brennock, analista de PVM Oil Associates.
OPEP+
La OPEP y sus aliados como Rusia (OPEP+) resisten como pueden al shale norteamericano desde 2016, y a principios de diciembre volvieron a recortar la producción en un intento por evitar que el mercado se vea inundado de nuevos suministros en el primer semestre del año próximo. Tuvieron relativo éxito en apuntalar los precios cerca de u$s 60 el barril, pero pocos esperan que suban mucho más los valores del crudo.
Sin embargo, los propios analistas de la OPEP prevén un 2020 con el mercado relativamente equilibrado, al menos si se mantienen los recortes, lo que implica que el equilibrio entre oferta y demanda será más ajustado en el segundo semestre del año que en el primero, en especial si la producción de shale estadounidense se desacelera.
La OPEP calcula que la demanda de crudo del cártel rondará los 29,6 millones de barriles diarios el año que viene -más o menos la misma cifra que se va a bombear según los últimos recortes, con gran parte del petróleo de Irán y Venezuela fuera del mercado debido a las sanciones de EE.UU.
“Al centrarse en los desequilibrios físicos de corto plazo, la OPEP+ apunta a un mercado físico ajustado”, dijeron los analistas de Goldman Sachs.
ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS
Para el mercado de petróleo, las elecciones presidenciales estadounidenses en 2020 giran en torno a un hombre: Donald Trump.
El mandatario adicto a los tuits hizo de la reducción de los precios del crudo una parte clave de su discurso económico ante los votantes, y no duda en disparar por Tweeter exabruptos contra la OPEP si él piensa que el grupo – y en particular su estrecho aliado Arabia Saudí- está dejando que los valores suban demasiado.
Algunos analistas incluso creen que eso contribuyó a la decisión de Arabia Saudita de impulsar un recorte de la producción este mes, porque podría encontrarse con que es más difícil disminuir la producción durante un año electoral en Estados Unidos.
MEDIO AMBIENTE
Este fue el año en que los inversores, al menos en el mundo desarrollado, comenzaron a tomar en serio el cambio climático.
Para los mayores productores de petróleo europeos, esto los lleva a buscar líneas de negocio más limpias y a pensar mucho en el futuro. El temor es que los bancos empiecen a tratarlos como mineros de carbón, limitándoles el acceso al capital.
Con el precio de sus acciones pasando por un mal momento -a pesar de que pagan dividendos extraordinarios- aumentan las posibilidades de que las grandes petroleras deban acelerar la transición energética. ¿Será 2020 el año para eso?
Las expectativas de que las tendencias medioambientales tomen mayor impulso flotan sobre toda la industria, y algunos analistas predicen que en la próxima década el consumo de petróleo podría llegar finalmente a su punto máximo.
Traducción: Mariana Oriolo
Fuente: Cronista