Petroleras, estacioneros y distribuidoras pelean hace más de dos meses por la renegociación de contratos. La venta de GNC es libre y una mayor regulación puede incrementar los costos
l mercado del Gas Natural Comprimido (GNC) es desde hace por lo menos dos meses terreno de una batalla entre las petroleras (que producen el gas), los dueños de estaciones de servicio y las distribuidoras. Los contratos de venta están a punto de ser renegociados y todos quieren captar su porción.
El GNC fue durante años el “pato feo” del mercado del gas, en tiempos en que el recurso era escaso en la Argentina. Después de los cortes a industrias y centrales térmicas, algunas estaciones se quedaban sin gas en los días más crudos del invierno, como pasó hasta el año pasado en Bariloche y La Plata.
El recurso tenía prioridad para usuarios residenciales, a los que no se les puede cortar el suministro en ningún caso.
Pero la puesta en desarrollo de Vaca Muerta cambió la ecuación. Gracias a la producción creciente en Neuquén a la Argentina le sobra gas natural en casi 8 meses del año, desde septiembre hasta abril, antes de la etapa más dura del otoño y el invierno.
Para que las inversiones y la producción no se estanquen hasta poder exportar el fluido a escala masiva (no será antes de 2024), las petroleras quieren desarrollar un mercado local de gas para su venta en el mercado interno.
En el mientras tanto, tienen que cerrar pozos convencionales y perder dinero, como ya le pasa a YPF, que revaluó a la baja activos de gas por $ 31.000 millones en el último ejercicio, dado que no puede colocar más de 10 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) de gas natural sumados a los que ya produce. La caída interanual en la extracción de gas de la petrolera estatal se acerca al 20%.
El GNC aparece como una vía de escape en este sentido. Con un consumo promedio de 7 MMm3/d (sobre una demanda total del país en torno a los 100 MMm3/d en verano y hasta 180 MMm3/d en invierno) repartido entre 1,7 millones de vehículos, el futuro está entre las altas tasas anuales de conversión de motores de vehículos (por la crisis y el encarecimiento de los combustibles líquidos se cambian a GNC unos 15.000 autos por mes) y la masificación del transporte a gas (además del GNC también habrá colectivos a GNL, así como ya el biodiesel y los vehículos eléctricos desplazan a los viejos abastecidos por gasoil).
Es por esto que las refinadoras empezaron a enviar telegramas y avisos a su red propia de estaciones de servicio para que los dueños de los surtidores firmen contratos con ellos para el aprovisionamiento de GNC.
El mercado del GNC es libre: cada estación puede contractualizar con la distribuidora que desee, en la modalidad que quiera (firme o interrumpible) y comercializar el producto a un precio de absoluta libre competencia.
Pero el pasado 23 de septiembre, Trafigura, dueña de la marca Puma Energy, intimó a todas las estaciones de su red de Caba y Gba a “abstenerse de celebrar y/o renovar contratos de compraventa de gas natural con terceros”, ya que este producto forma parte de los comercializados por Trafigura, con quien según esta carta documento el estacionero tiene la “obligación de adquirir” todo lo necesario para la venta de GNC.
Sin buscar obligar a su red de estaciones a abastecerse únicamente con el gas de su propia marca, YPF y Pan American Energy (PAE, que comercializa con la marca Axion) también buscan fidelizar a sus clientes y tener asegurado un volumen de ventas de gas, ya que estas dos petroleras están integradas: producen, refinan y venden su propio combustible.
La carta documento que mandó Trafigura a una estación y la voluntad de YPF y PAE de pisar fuerte en el mercado de GNC encendió las alarmas de los estacioneros, representados en cámaras como la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) y la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (Fecra).
De hecho, la estación que recibió la misiva de Trafigura contestó que una cláusula de exclusividad en GNC, que tiene un marco normativo de libre competencia y libre comercio, sería “abusiva” y produciría un “desequilibrio injustificado”.
Esta estación, cuyos datos se protegen, tiene contrato hasta el 30 de abril de 2020 con MetroEnergía, una subsidiaria de Metrogas que comercializa el fluido para estaciones de GNC, industrias, comercios y centrales termoeléctricas.
El temor concreto de los estacioneros es perder la libertad de precios y que las refinadoras tomen control absoluto, como lo hacen con los combustibles líquidos (naftas y gasoil). En las estaciones de Capital Federal, las naftas y gasoil tienen variaciones mínimas de precios de acuerdo a la marca y el barrio.
El GNC, que cuesta en promedio apenas un 40% que los combustibles líquidos, sí tiene dispersión de precios: en la Ciudad de Buenos Aires se puede encontrar desde $18 el mínimo hasta los $ 21 por metro cúbico (m3).
Algunos consideran que los dueños de las estaciones hacen dumping con precios por debajo de los costos para ganar rentabilidad con el negocio del shop, donde venden golosinas, agua, gaseosas y cigarrillos con precios habitualmente más altos que en los kioskos.
La movida de las petroleras podría terminar con esta situación y los estacioneros creen que en el mediano plazo tenderá a aumentar y unificarse el precio.
Pedro González, vicepresidente de la Cámara de GNC, dijo a El Cronista que no saben cuál es el objetivo final de las petroleras, que lograron a través del “apriete” que algunos estacioneros firmen con ellos, según denunció.
En cualquier caso, en una reunión con la Cecha definieron esperar y no ir al choque, ya que los contratos de las estaciones con las distribuidoras vencen el 30 de abril de 2020, cuando un nuevo Gobierno estará en funciones y puede existir un congelamiento general de precios.
Asimismo, la Fecra ratificó el viernes pasado en un comunicado la libertad de los operadores de estaciones de servicio, que no están obligados a comprarle el gas a la petrolera o comercializadora de bandera, y sugirió firmar contratos anuales y no a 5 años, como pretenden las refinadoras.
Además, pidió reducir los gastos administrativos por el suministro, que son del 7%, y recordó que los precios no podrán seguir los ajustes del dólar o ser mayores a los que establezca la tarifa del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) para la distribuidora zonal.
Otro miedo que tienen los estacioneros es que al no firmar con las petroleras puedan perder el suministro de combustibles líquidos.
Pero esto no tiene tanto impacto en el mercado porque de las 2000 estaciones que venden GNC en el país, el consumo se canaliza en un 60% por las blancas (sin bandera).
La situación en Vaca Muerta hace que ya haya exceso de gas y en el corto plazo también sobre petróleo.
Mientras el gas tiene posibilidades reducidas de exportación por el momento, el crudo no tiene mayores limitaciones.
Las petroleras podrían buscar que el mercado interno consuma menos naftas y gasoil para exportar el crudo y, en cambio, estimular el uso de GNC.
Las distribuidoras, a su vez, presentaron contraofertas e intentan igualar o mejorar las condiciones que ofrecen las petroleras.
Desde Naturgy, que opera en el norte y oeste del conurbano bonaerense y abastece a 397 estaciones de GNC con una demanda promedio cercana a los 1,5 MMm3/d, contestaron a este diario que saldrán a competir y que esperan que todos los actores del mercado lo hagan “sanamente”. “Nos gusta competir de manera sana y leal“, aseguraron.
En tanto, desde Trafigura dijeron que “desde este año estamos comercializando Gas agregando este producto a la propuesta de valor de nuestras EESS de GNC siendo nuestra propuesta la más competitiva del mercado beneficiando claramente al operador”.
Según la compañía “para los futuros contratos de Gas para EESS de GNC para el período que va de 1 de mayo del 2020 al 31 de abril del 2021 la propuesta de Trafigura intentará ser igualmente de competitiva beneficiando a los operadores tanto de Puma como de otras banderas que nos elijan frente a las otras propuestas de mercado.
El tema es complejo porque aún si lograran quitarle este mercado a las distribuidoras deben usar sus redes para llegar a las estaciones.
También podría pasar que, en adelante, al tener cautivo el segmento del GNC las refinadoras tengan otra disputa con las productoras no integradas para vender el gas, en un mercado donde todos compiten para que su producto consiga demanda.
Fuente: El cronista