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Desde aquella propuesta incipiente para analizar el consumo energético en edificios municipales hasta ahora, el programa institucional ECO.FIO ha recorrido literalmente, muchos kilómetros.

Con encuentros en Laprida, Rauch, Bolívar, Azul, Lobería, buena parte de la costa bonaerense, la Facultad de Ingeniería se mueve en la región confiada en que es posible generar cambios sustanciales y altamente positivos en las ciudades, a partir del uso de las energías renovables. En un marco normativo relativamente nuevo, esto traería aparejado beneficios ambientales, pero también innovaciones locales, y reactivación de otros circuitos económicos.

A nivel local, ya está el proyecto y la licitación diseñados para la instalación de paneles solares. Esto no sólo significaría el ahorro de hasta 35% del consumo actual en los palacios San Martín y Belgrano, sino que además sería ejemplificador. La síntesis de que se puede trabajar en conjunto para transformar las cosas. Ejemplo de ello también son los encuentros de desarrollo territorial que se han generado, las charlas y capacitaciones a lo largo de los últimos años, a las que se sumará el 19 de noviembre, la Jornada sobre Generación Distribuida de Energía Limpia.

Se realizará en el CEMO y se abordarán diferentes aspectos de este escenario, que permite entre otros, que los usuarios generen su propia energía, e incluso la vuelquen a la matriz energética. “Que vos generes energía en tu propia casa no estaba permitido, estabas obligado a comprársela a otro”, detalló el docente de la FIO, Gabriel Blanco, en relación a la ley 27.424 reglamentada a fines de 2018.

El director del programa afirma que en la región hay líneas firmes de trabajo, que en algunos casos falta iniciativa, y en otros, hay todo por hacer. “Todos los municipios que recorremos muestran interés, hemos llevado el tema, discutimos aspectos locales, y a veces no se sabe por dónde empezar, cómo pensar el tema”, señaló el investigador. Pero para eso está la Universidad, para pensar cómo encarar un desarrollo que tenga una pata local más fuerte en cada lugar. Ver hasta dónde se puede llegar”.

El investigador sostiene que hay dos aspectos que surgen en estos intercambios, por un lado el que tiene que ver con revertir las causas del cambio climático y abogar por un ambiente más limpio, y por otro, el interés en activar todo un circuito productivo, económico y científico en pos de ponerlo en marcha.

“Hay una preocupación que es general, por ejemplo la de los usuarios, a los que nos llegan las boletas de gas y de luz a fin de mes. A los industriales les pasa lo mismo, a los pymes. Se hace muy difícil planificar con esos valores oscilantes”, señaló. Esta situación genera preocupación, pero también incrementa el interés y la confianza de que es posible generar otras alternativas.

En este sentido, explicó que  “si se pensara en producir energía a nivel local con los recursos que tenemos en la región, se podría por un lado, salir de cierta dependencia de terceros que te vienen con facturas alocadas a fin de mes, pero también motivar emprendimientos, cadenas de valor de acuerdo al tamaño de cada ciudad”, dijo Blanco.

 

Y agregó: “La discusión es muy interesante. Si pensamos lo que los cerca de 50 mil usuarios olavarrienses pagamos de luz y gas cada mes, la cifra es inmensa. Parte de eso queda en Olavarría a través empleos y gastos locales de las distribuidoras, pero una buena parte se va de la ciudad. Obviamente que para proyectar una transformación, hay que trabajar en conjunto, pensar, y tener liderazgo”, añadió. Olavarría en este sentido, tiene todas las condiciones, la universidad, el sector industrial, el interés gubernamental, sólo falta ver quién prende la luz.

Fuente: Prensa FIO