La salida del poder del presidente Mauricio Macri está arrastrando a Vaca Muerta a un pantano del que parece tendrá serias dificultades para salir.
Si bien la transición hacia el futuro gobierno de Alberto Fernández no está generando las certezas que se esperaban, las compañías petroleras no logran salir del mareo que les causaron las políticas de último minuto del macrismo.
La semana pasada el sitio especializado de Río Negro, Energía ON, informó que en septiembre las etapas de fracturas en Vaca Muerta se redujeron a más de la mitad: 53,84% cayó en la comparación mensual. Esta actividad es un testigo de buena salud para los no convencionales.
A ese parate están vinculados los 1.500 trabajadores suspendidos que confirmó el sindicato Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Los efectos del congelamiento de los combustibles, que impuso un tope para el barril y un tipo de cambio paralelo, tuvo un efecto retardado. Mostró señales 30 días antes de que finalice, pero el daño se extenderá más allá del 14 de noviembre.
Al momento coyuntural se sumaron otros que, pese a las promesa oficiales, no terminaron de canalizarse. Más de un centenar de pozos, a un costo promedio de 9 millones de dólares cada uno, no se conectaron por falta de generación de nuevos mercados para la producción. En la previa a las PASO solo había una certeza: la centralidad de Vaca Muerta, como generadora de divisas y de empleo, quedaría blindada más allá del resultado.
Las dudas corrían más por un posible buen resultado del peronismo. Lo que ocurrió después fue más sorpresivo que los votos conseguidos por Alberto Fernández: el congelamiento fue entendido como una medida extemporánea y que borraba las reglas de juego construidas en tres años, una desconfianza provocada que parecía solo reservada a otros gobiernos. Ahora la industria petrolera está literalmente parada.
Eso viene intentando comunicar el gobierno neuquino a las autoridades electas. Entienden que son claves las señales inmediatas a dar, más allá del fin y la resolución del congelamiento de los combustibles. Por ahora, desde el entorno del Frente de Todos no hay señales claras. Por el contrario los mensajes que se filtran parecen espantar más que calmar. La pesificación de tarifas es una de las menciones, no confirmadas, que se le adjudican.
En las últimas horas trascendieron otras versiones un poco más enfocadas en los intereses del sector. Entre ellas se menciona regresar a la referencia WTI, la cotización norteamericana para el petróleo, que es más barata que el Brent y utilizar el esquema impositivo para amortiguar impactos en el surtidor.
Tarifas. Analizan un congelamiento por 180 días y la creación de un fondo para asistir a los sectores de menores recursos garantizando, para el gas, precios en boca de pozo. (…)
Fuente: Diario Río Negro