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… que, mientras la soja ya está pagando una retención “real” de hasta 45%, según se tome el valor del dólar billete “en la calle”, o el más serio “contado con liqui”, en lugar del oficial que ayer volvió a ampliar su brecha con resto al quedar estancado en alrededor de $60, también en el resto de los productos agroindustriales el recorte de ingresos a la producción sigue siendo especialmente alto por la ampliación entre los mercados del dólar. El tema genera presión creciente entre los productores, y cautela a vender mientras no se termine de aclarar la situación de la divisa que, además de las varias vertientes financieras, en el caso de la soja mantienen todavía un 18% de quita adicional, al que se suma el descuento de $4 para granos y productos casi sin proceso, o $3 para los que son industrializados. Esto se suma a un “proceso inflacionario en moneda dura”. “El temor a una baja de precios relativos internos se refleja en las operaciones de cobertura, ya sea en mercados forwards o de futuros, que están mostrando niveles récords, particularmente en maíz”, señala un informe de la Fundación Mediterránea que preside Pía Astori. La organización técnica destaca, además, que “en materia de rentabilidad agrícola, los márgenes netos 2019/2020 de un establecimiento de referencia disminuyen en los tres escenarios respecto a los del ciclo previo (a precios constantes), deterioro que se agravaría en el caso de incrementarse la presión tributaria (DEX, o derechos de exportación). Y este escenario, justamente, el que consolida las previsiones de una cosecha que puede ser sensiblemente menor a la última (de 147 millones de toneladas, oficiales), cuando las condiciones climáticas fueron excepcionales. De hecho, ayer la Bolsa de Cereales volvió recortar en casi un millón de toneladas, las perspectivas de cosecha de trigo, que ya se ubica por debajo de los 19 millones de toneladas, y cada vez más lejos de los 21 millones que se esperaban.

… que, mientras entidades y organismos técnicos evalúan el impacto del nuevo aumento de los combustibles (insumo central para el campo), también se preparan para recibir los nuevos datos del Indec para el sector agropecuario, después de 17 años (el intento de 2010 no se puso completar), que dará a conocer su titular, Jorge Todesca, esta semana, y que puede traer más de una sorpresa. En tanto, siguen multiplicándose las reuniones y posicionamientos entre las entidades y también con eventuales futuros funcionarios, incluyendo los del discutido programa “Hambre cero” que más de uno cuestiona porque apela al facilismo del recurso “subsidio”, sin mencionar siquiera la salida “estructural” al problema de la pobreza que se mantiene desde hace varias décadas. En tal sentido, fue muy convocante el VIII Foro de Linde que se llevó a cabo en el Hotel Alvear y al que concurrieron, entre otros, dos de los más mencionados como eventuales funcionarios del área: el tucumano Jorge Neme (ex Agricultura, actual funcionario de la Administración Manzur), y el economista del INTA, Gabriel Delgado, quienes concentraron toda la atención, aunque las presentaciones previas también fueron de gran interés, como la de Gustavo Idígoras (CIARA); Alejandro Peetek (Aapresid), o Víctor Escalas, emprendedor que en una década y media ya consiguió operar en 3 países, y desarrollar innovaciones “para dar respuestas, y no sólo reclamar cosas), como los aparatos para medir derivas en la apliación de agroquímicos. El caso es que la dupla Neme-Delgado, además de reconocer que elaboraron (“a pedido”) un informe de unas 20 páginas sobre situación y aporte del sector agroindustrial para el presidente electo, Alberto Fernández, dejó definiciones muy claras -e interesantes-, sobre el rol que al menos ellos le asignan al sector. “La prioridad absoluta es exportar. La segunda es producir más”, o “la solución de la Argentina viene de la mano de la mayor producción”, cayeron como bálsamo en una audiencia ávida de puntos de referencia sobre el futuro casi inmediato. Pero también hubo críticas. “El sector tiene muy malas políticas. No se lo ve como un eje estratégico, ni siquiera entre los propios ministerios”. “Por ejemplo, la bala del glifosato ‘entró’. Y ahora qué van a hacer? La postverdad existe”, criticó Neme, sin esperar respuesta de los asistentes. Y parte de razón le reconocieron. De hecho, mientras en Pergamino se conocieron las sanciones efectivas a un grupo de productores por la discutida distancia de aplicación de agroquímicos, en Entre Ríos la presión de los reclamos hizo que la Cámara sacara finalmente un dictamen en contra de las exageradas (para muchos) restricciones que había determinado la Corte. Es que en algunos casos se pretenden limitaciones de aplicación de hasta 3.000 metros, cuando algunos (como el propio Escalas en el Forum de Lide) sostienen que se puede acortar la distancia manteniendo la seguridad, hasta 100 metros, y en varios países europeos, la distancia de protección, no pasa de 20 metros.

Fuente: Ambito