El paquete de medidas que anunció el presidente Mauricio Macri el miércoles causó revuelo en la industria. Desde provincia de Neuquén avisaron que irán a la justicia. Corre peligro el nivel de actividad en la formación.
Un barril a 59 dólares y un tipo de cambio para la venta en 41,19 pesos significa un decrecimiento superior al 30% del valor de producción
El congelamiento del precio de los combustibles y del barril, que se convirtió en realidad hoy a la mañana con la publicación del Decreto 566, hace tambalear las proyecciones que Vaca Muerta tenía de cara a los próximos meses.
Con el nuevo escenario es casi seguro que se desacelerarán varios de los desarrollos de la formación y obligarán a las empresas a rediseñar las hojas de ruta con las que se planificaba avanzar en el corto plazo. En lo inmediato esto puede significar no solo despidos, sino también una perdida millonaria de las regalías para la provincia.
Incluso desde el gobierno provincial no tardaron el decir públicamente que la medida puede “destruir” todo lo que se logró en Vaca Muerta desde el 2017 y aseguraron que irán a justicia.
Un barril a 59 dólares y un tipo de cambio para la venta en 41,19 pesos significa un decrecimiento superior al 30% del valor de producción. Solo algunas empresas en sus áreas más desarrollas de Vaca Muerta podrán operar con estos nuevos valores, para la gran mayoría no es rentable.
Esto se traduce directamente en que la producción de petróleo de la Cuenca Neuquina bajará y las perforaciones nuevas no se harán, al menos hasta que pase el temblor. No sería raro que el titular de Petroleros Privados, Guillermo Pereyra, haga otra asamblea masiva en Añelo para anunciar medidas.
Lo cierto es que difícilmente las recientes medidas tomadas por el gobierno nacional deriven en que algunas empresas decidan vender sus activos en la Cuenca Neuquina y se lleven sus inversiones. Los compromisos asumidos por las compañías son a largo plazo y las excelentes características naturales que ofrece la roca madre de Vaca Muerta no son fáciles de encontrar en otro lado del mundo.
Los que más conocen de la industria saben que en estas situaciones las operadoras entran en un estado de “wait and see”, o esperar y ver, y luego tomar decisiones significativas.
El mayor problema es que la medida impulsada por el oficialismo llega en el peor momento. Y es que por primera vez en la historia de Vaca Muerta parecía que el camino estaba abierto y era claro.
Ante la imposibilidad de avanzar con los desarrollos de gas por la falta de redes de transporte y de instalaciones millonarias para licuefaccionar y exportar GNL, todas las operadoras de la formación habían tomado la decisión concreta de apostar a sus desarrollos de petróleo. Es justamente donde el gobierno golpeó.
En poco más de un año Vaca Muerta acumuló anuncios de nuevos desarrollos masivos, sumó pedidos de concesiones no convencionales y vio el desembarco de algunas de las compañías más importantes de la industria hidrocarburífera.
El gobierno sabía que la medida no iba a ser acompañada por las operadoras con las condiciones que proponían por eso solo las convocaron para comunicar una decisión tomada. Pero más que un acompañamiento buscaban un gesto político sin medir el impacto que podría significar en cada compañía. No lo consiguieron.
Fuente: Rionegro