¿Qué coche me compro? Según la situación y necesidades de cada uno, el eléctrico, diésel o gas puede ser la mejor solución. El vehículo ideal no siempre es el mismo para todos los conductores
Son momentos de incertidumbre para adquirir un coche. Momentos embrionarios de nuevas tecnologías de propulsión, pero también de transición hacia fuentes no plenamente desarrolladas aún para satisfacer las necesidades del usuario medio. Un coche es una inversión a medio y largo plazo, y como tal ha de ser analizada antes de su adquisición. En el contexto actual resulta difícil conocer la rentabilidad de las diferentes tecnologías que emergen frente a las ya establecidas, como el motor de combustión tradicional de gasolina y diésel. Por ello, la economía es un factor crucial a valorar, junto a la usabilidad de un vehículo en relación con el entorno y las necesidades personales y familiares.
Políticas urbanas, declaraciones de políticos desconocedores de la realidad tecnológica o industrial o para el ciudadano medio, precio de los combustibles y la electricidad, realidad impositiva cambiante, consumos, emisiones, legislación… Por no hablar del componente emocional y estético. Son factores de diferente naturaleza que se entrelazan hoy para adquirir un automóvil. La decisión, efectivamente, no es sencilla.
De momento, nada mejor que poner en el foco la economía. Porque es imposible conocer el futuro, pero sí se pueden comparar las opciones disponibles en el presente. Así, la revista ‘Gran Auto’, una cabecera que vuelve al mercado con la nueva movilidad y su futuro como objetivo editorial, ha llevado a cabo una exhaustiva comparativa sobre modelos con las tecnologías disponibles en el presente. Para ello, se ha llevado a cabo con los diferentes modelos un único recorrido con diferentes características (ciudad a diferentes velocidades y autovía), para intentar reproducir los itinerarios y condiciones más habituales del conductor medio. El recorrido, de 93,6 kilómetros, se dividía en dos sectores: 47 km de conducción urbana (con 23,5 km de casco urbano y 23,5 de rondas, a 30 y 50 km/h, y 70 respectivamente) y 46,6 km de autovía. Siempre en el mismo orden, a la misma hora (nocturna, para similares condiciones de tráfico) y sin paradas para comprobar las baterías en el caso de los vehículos enchufables. Las autovías fueron recorridas a 120 km/h constantes.
Los coches testados y su precio
‘Gran Auto’ comparó el rendimiento y coste de los siguientes modelos: Volswagen E-Golf (eléctrico, 31.160 euros), Seat León 1.5 GNC/gasolina (gas natural, 25.470 euros), Hyundai Ioniq Plug-In(híbrido enchufable, 28.225 euros), Subaru Impreza 1.6 Lineartronic(GLP/gasolina, 22.250 euros), Toyota Corolla 125H Sedan (híbrido autorrecargable, 20.715 euros), Ford Focus 1.5 Ecoblue 120 Auto (diésel, 19.677 euros), Mazda3 2.0 Skyactiv-G (gasolinaM-híbrido, 20.715 euros) y Peugeot 308 Puretech (gasolina, 21.550 euros).
La prueba ha comparado la eficiencia energética en cada tipo de recorrido y los consumos de vehículo y su traducción a coste por cada 100 kilómetros, incluyendo la doble variante en los híbridos enchufables de rodar con la batería cargada o sin cargar. ¿Conclusiones? Donde es posible elegir, siempre interesa la versión más eficiente, al margen de las necesidades personales. En este sentido, destacan los híbridos enchufables. Pero también sorprende la economía y eficiencia de los vehículos de gas, tanto el GNC como el GLP. Tercero, la electricidad es un aliado clave, sea para el coche eléctrico, sea para las diferentes modalidades de híbrido.
Pero al final será el propio usuario el que, en función de la inversión a realizar en la adquisición del vehículo, sacará sus propias conclusiones en función de su uso, necesidades y economía. Y luego, el corazoncito, que también cuenta.