El programa tiene planeado invertir en unos diez proyectos por año, con un aporte de entre 50 mil y 300 mil dólares por cada uno
Hace un año, el equipo de líderes de YPF emprendió un viaje para saber más de cerca qué era lo que estaba sucediendo en el mundo en materia de innovación y energía.
Para eso, decidieron ir a la usina del emprendedurismo: la ciudad de San Francisco, en el estado de California, Estados Unidos. En esa visita terminó de madurar lo que la empresa ya venía sembrando desde hacía tiempo: su propio fondo de capital de riesgo. Se llama YPF Ventures, que opera bajo dos grandes vehículos:
– Un fondo puente, llamado Argentina Energy Bridge, que funciona como nexo entre el lugar en el que se genera la innovación y la Argentina
– Un fondo semilla, denominado YPF Early Stage Fund, que buscará acompañar a emprendedores locales y regionales en sus proyectos.
En diálogo con iProUP, su Director General, Tomás Ocampo, detalla cómo funciona la iniciativa a partir de la cual la compañía tiene planeado invertir en una decena de proyectos por año, con un aporte de entre u$s50.000 y u$s300.000 por cada uno.
“El objetivo es sumar innovación a la compañía. Sabemos que en los fondos de capital de riesgo muchos proyectos fracasan, pero los que funcionan pagan por todos aquellos que no lo hicieron”, asegura el ejecutivo.
La empresa vio que el mundo de la energía estaba en transformación, de la mano de la masificación de los autos eléctricos y energías renovables cada vez más baratas. El paso por San Francisco fue, en ese sentido, el punto de quiebre que llevó a YPF a tomar una nueva postura en lo referido a transformación tecnológica.
“En ese viaje empezó a hablarse en concreto de cómo podíamos comenzar a participar de esa transformación y llegamos a la conclusión de que un fondo de capital corporativo podría ser una respuesta”, indica Ocampo.
Al respecto, aclara que se trata de una iniciativa “muy importante para YPF, pero relativa en términos de números”. Añade que, aunque se trate de una unidad chica, “la historia muestra que estas empresas innovadoras pueden modificar industrias enteras y nosotros queremos ser parte de ese impacto”.
Desde ya, YPF Ventures no busca abarcar a todos los verticales del universo startup. La incubadora financia proyectos relacionados con:
– Energía, desde hidrocarburos y biocombustibles, hasta renovables
– Minería, que incluye la producción, comercialización y desarrollo de baterías de litio
– Consultoría en negocios relacionados con la energía
– Vehículos eléctricos, desde su fabricación hasta la venta de ciclomotores, motos, bicicletas y triciclos. Incluso, estaciones y centros de recarga
– Investigación, desarrollo, producción y comercialización de tecnología, software, hardware, bienes y servicios asociados con cualquiera de sus negocios
De esta forma, su presidente, Miguel Ángel Gutiérrez, apunta a que la petrolera logre flexibilidad y agilidad para incursionar en diferentes tipos de proyectos u asociaciones, con inyección de capital.
Esta decisión de abrirse a startups de base tecnológica no es casual: durante su gestión, la empresa fue analizada por Boston Consulting Group y mantuvo charlas con profesores de Singularity University, el centro de estudios más innovador de Estados Unidos, además del ya citado viaje a San Francisco. También la firma mantuvo contactos con directivos de los unicornios tecnológicos locales que, casualmente, trabajaron en YPF.
Uno es Martín Migoya, fundador de Globant, que firmó una alianza con la empresa estatal para ofrecer servicios de Big Data. El otro es Marcos Galperín, CEO de Mercado Libre, cuya solución Mercado Pago ya es aceptada en 1.500 estaciones de servicio para que los clientes abonen desde el celular.
Otro elemento motivador es el pujante ecosistema emprendedor argentino, considerado como uno de los más dinámicos y exitosos de América Latina. Prueba cabal de ello son los cinco unicornios nacidos de la mente de entrepreneurs locales.
“Creemos que hay un semillero gigante en nuestro país. Argentina tiene varios de los mejores científicos del mundo e institutos de investigación prestigiosos como el Conicet, Invap o el Balseiro”, destaca Ocampo.
Sin embargo, advierte que en América Latina “falta de capital de riesgo para que sus profesionales puedan avanzar y que las investigaciones tengan impacto en el mundo de forma más rápida que en la academia, usando la fuerza de los mercados y creando compañías que utilicen esa tecnología para llegar a la gente”.
Por eso, una arista importante del proyecto es apuntar a los institutos de research y a las escuelas de ingeniería, con sesgo bastante fuerte en lo técnico. Asimismo, los desarrollos a los que apunta deben estar basados en lo que, consideran, pasará en el campo energético a mediano y largo plazo.
“Como paraguas general buscamos proyectos de energía, entendida en sentido amplio: desde la electricidad que llega a nuestras casas hasta la que nos mueve cada vez que vamos de un lado al otro, o lo aplicado la innovación en el agro”, explica el ejecutivo.
Desde la petrolera apuestan a que, de la mano de la baja del costo de las renovables y de las baterías, se irá hacia un mundo energético cada vez más descentralizado y a la electrificación del transporte. Según Ocampo, el programa significa también una oportunidad gigante de aportarle innovación al core business de YPF.
En ese sentido consideran que con nuevas tecnologías y hasta con un impacto chico en el negocio actual de la empresa, puede mejorarse la performance financiera en Vaca muerta. Además, potencialmente eso también tiene impacto en la optimización de operaciones tanto financieras como ambientales.
Cómo funciona
Ocampo revela a iProUP que el fondo persigue dos finalidades. Por un lado, que Argentina no se quede atrás en innovación. Por otro, hay un foco fuerte puesto en potenciar al emprendedurismo, tomando riesgos a la hora de apoyar a investigadores y profesionales en la generación de nuevas empresas.
“Muchas de estas innovaciones no están sucediendo en América Latina sino en los mercados centrales como San Francisco, Tel Aviv o China, así que intentamos identificar esos negocios que, ya están maduros, en otras zonas geográficas pero que todavía no existen acá”, señala Ocampo.
Un ejemplo es la carga de autos eléctricos. “Para YPF, mover cargas y personas es una parte gigante de su actividad, porque más de la mitad del petróleo que se extrae termina en autos y en camiones. Por eso nos gustaría participar en la electrificación de esos procesos, algo que ya está sucediendo en otros países desarrollados”, subraya.
En relación a la idea de sumar innovación desde afuera hacia la Argentina, YPF ya cerró un primer acuerdo con la firma Bird Technologies, especialista en movilidad eléctrica de corta distancia y una de las grandes impulsoras del fenómeno “scooter” a nivel mundial.
“Cerramos una transacción chica por ahora pero a la vez interesante, porque se estima que el 50% de la movilidad en las ciudades es de menos de 6 kilómetros. Eso, sumado a la congestión y al precio cada vez más bajo de las baterías, cambiará la forma en que nos movemos dentro de Buenos Aires. Y esto puede tener un impacto gigante en el negocio de YPF”.
En cuanto al fondo semilla local, cerró un convenio con Sustentator, una empresa argentina fundada en 2008 que sigue la tendencia de descentralización energética: instala paneles solares en las casas para que el consumo sea más barato y sustentable. Mediante un acuerdo de capitalización, la petrolera comenzará a proveer servicios directamente al cliente final “detrás del medidor”.
La instalación de este tipo de soluciones energéticas en las que es el consumidor es el que genera su propia energía, es tendencia mundial. En este marco, ya se venía negociando ese acuerdo desde hace tiempo, de la mano de Marcos Browne y Sergio Giorgi (dos de los vicepresidentes de YPF).
“Esta compañía era la empresa que más rápido venía creciendo en instalación de paneles solares en el país. Creemos que ahora, con nuestro apoyo tanto en capital como en integración de negocios, tomará un rumbo interesante”, sostiene el ejecutivo.
Respecto de la inversión, un ítem fundamental ya que se trata de una firma estatal, Ocampo aclara que se diseñó “un proceso muy transparente”.
El paso a paso
“Cuando la oportunidad llega a nosotros, y después de que nos mandan los documentos introductorios, tenemos una primera call en la que hablamos con el emprendedor para entender qué es lo que está haciendo. Si nos parece interesante y está dentro de los sectores en los que venimos invirtiendo, pasamos a tener una primera reunión”, detalla.
El director General del programa añade: “Rápidamente analizamos la oportunidad, si tiene sentido a nuestros ojos y le vemos potencial de ser un gran negocio. Luego hacemos el llamado ‘memo de inversión’. Es decir, ponemos por escrito lo que pensamos de la compañía, tanto conceptual como financieramente, y agregamos cómo YPF puede ayudarla”.
Finalmente, todo eso se presenta a un comité de inversión conformado por vicepresidentes de la firma, que son los que aprueban los proyectos. El fondo está diseñado para funcionar de la misma manera que un fondo de capital de riesgo tradicional.
Desde YPF sostienen que buscan agregarle valor a los emprendedores, pero sin hacerse de una porción mayoritaria de las compañías. Son ellas las que toman las decisiones y llevan adelante sus negocios. “Nosotros aportamos capital y estamos siempre atentos a ayudarlos, pero los que llevan adelante el plan son los emprendedores”, confiesa Ocampo.
La transformación de la industria energética ya está en marcha e YPF no se quedó quieta: en un ecosistema innovador cada vez más dinámico, realizó los movimientos necesarios para adaptarse a los tiempos que vienen.
“Creo que nuestro país no sólo tiene un potencial gigante, sino también un presente fantástico. También es cierto que donde sí es difícil innovar o crear compañías es en el sector en el que estamos entrando nosotros, el de la energía. Hoy, en América Latina hay solamente u$s2 millones por año en capital de riesgo para este segmento. Esto es menos el 3% del total de la región”, advierte el ejecutivo.
“Si pensás que las empresas energéticas requieren más capital porque utilizan hardware, baterías, cables, caños, etc., es muy difícil salir de la academia al mundo. Así que ahí es donde estamos ingresando y tratando de generar transformación. Queremos aportar capital para generar este camino y que otros inversores puedan sumarse”, concluye Ocampo.
Fuente: IPropUP