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La empresa tiene un papel cada vez más importante en energías limpias, pero su negocio de hidrocarburos seguirá dominando los planes de gasto.

 

Royal Dutch Shell hace malabares para invertir en sus negocios tradicionales de gas y petróleo, mientras se compromete a desarrollar nuevos proyectos para un futuro de bajo carbono.

La compañía de energía, al igual que sus pares europeos, tiene que calmar a su base tradicional de inversores, así como a un número creciente de accionistas preocupados por el cambio climático.

El grupo anglo-holandés ve parte de su futuro en el negocio de la electricidad. Su director ejecutivo, Ben van Beurden, dice que podría ser “muy significativo”, al lado del petróleo, el gas y los productos químicos de la compañìa.

Pero también tiene que demostrar que estas inversiones generarán un rendimiento adecuado para los accionistas. Shell tiene “grandes aspiraciones” en el sector eléctrico, dijo van Beurden en su actualización de la estrategia el mes pasado, pero “estamos invirtiendo con cuidado”.

Este énfasis es vital para aquellos que vigilan los rendimientos de los accionistas. Shell planea aumentar los pagos a través de dividendos y recompras de acciones a 125,000 millones de dólares (mdd) entre 2021 y 2025, en comparación con 90,000 mdd entre 2016 y 2020.

Pero a medida que aumente la demanda mundial por el suministro eléctrico, van Beurden dijo que la compañía actuaría con “convicción” y realizaría inversiones en “el futuro de la energía”.

Shell, al igual que la española Repsol y la francesa Total, lleva a cabo acuerdos a lo largo de la cadena de suministro de electricidad, desde la generación de gas y energía renovable hasta los puntos de recarga de vehículos eléctricos, algo que recuerda a su modelo actual que abarca desde extracción de petróleo hasta surtido de gasolina.

El sentimiento público hacia muchas compañías de gas y petróleo se amargó a medida que se intensificaron las críticas contra ellas, al no asumir la responsabilidad suficiente por su papel en el calentamiento global.

Sin embargo, algunos todavía creen que sus marcas tienen un atractivo para el consumidor. Después de vender gasolina y diesel en las estaciones de servicio, ahora tratan de penetrar en el mercado para el suministro de energía en los hogares.

Las empresas de servicios públicos tradicionales se enfrentan a disrupciones, debido a que las tecnologías de hogares inteligentes y los datos en tiempo real cambian las expectativas de los clientes. La demanda intermitente de energía también va en aumento, a medida que crece el uso de vehículos eléctricos y más personas usan sistemas de aire acondicionado.

La Agencia Internacional de Energía espera que la electricidad sea el componente con mayor crecimiento en la demanda durante las próximas décadas. Pero van Beurden subrayó la necesidad de “demostrar que estos negocios pueden autofinanciarse” y generar rendimientos de, al menos, 8 a 12%. Estos coincidirían con los rendimientos de los negocios tradicionales de gas y petróleo, y están muy por encima de muchas empresas de servicios públicos reguladas.

Aunque Shell tiene un papel cada vez mayor en las formas de energía limpia, su negocio tradicional todavía dominará los planes de gasto en medio de la sólida demanda mundial de hidrocarburos. Shell gastará entre 2,000 y 3,000 mdd anuales en nuevas fuentes de energía entre 2021 y 2025. Sin embargo, esta es una pequeña fracción de los 30,000 mdd que se asignaron al gasto anual de capital, para mantener su negocio de petróleo y hacer crecer las divisiones de gas y productos químicos.

Los altos ejecutivos de Shell dicen que no ven que la mezcla 50:50 de combustible de petróleo a gas cambie muy pronto, lo que lleva a algunos inversionistas y activistas a preguntarse qué tan en serio toma la compañía su impulso ecológico.

Irene Himona de Société Générale dice que había preocupación entre algunos inversionistas porque la empresa iba a destinar grandes sumas de dinero a empresas no comerciales, en medio de la presión para tomar medidas contra el cambio climático.

El mensaje del día de la estrategia fue “amigable con los accionistas”, dice, y agrega que el movimiento de Shell hacia el negocio de la electricidad está muy relacionado con asegurar un punto de venta para su futura producción de gas, al igual que con la reducción de emisiones. “Hasta que este negocio de suministro de electricidad pueda generar rendimientos, no se va a ampliar. ¿Por qué destruirías el valor?”, dice Himona.

Fuente: Milenio