Con el mercado desregulado, el salto en la cotización del crudo se trasladará a los combustibles
El petróleo se está convirtiendo en los últimos días en una mala noticia para el Gobierno, empeñado en contener los índices de inflación, tanto por requerimiento del FMI como por la necesidad de atenuar el descontento que generan los persistentes aumentos de precios.
El viernes pasado, el petróleo Brent de referencia en la Argentina cerró por encima de la barrera psicológica de u$s70 y ayer terminó en u$s71,07, un 7% por encima de la cotización de cierre del 29 de marzo, cuando las petroleras decidieron el último incremento de alrededor del 5% en los valores al público de naftas y gasoil. Tanto la variedad Brent como el WTI en EE.UU. llegaron a niveles que no se veían desde noviembre.
Según Reuters, se combinaron para el alza los recortes al suministro que está aplicando la OPEP, las sanciones de Estados Unidos contra Irán y Venezuela y los enfrentamientos en Libia, además de sólidos datos de la economía estadounidense que anticipan más demanda. De acuerdo con analistas, el impulso más reciente fue por la escalada de los enfrentamientos en Libia, que amenazan con una mayor alteración en los suministros.
Considerando que los valores en los surtidores locales dependen del petróleo, el dólar y la inflación, también se nota que se sostienen las expectativas al alza en el tipo de cambio, y de hecho la cotización cerró ayer en $44,83, por encima de $44,4 del 29 de marzo, y de $43,86 del 1 de abril cuando Shell disminuyó el alza inicial del 9,5% a la mitad para ponerse en línea con YPF y Axión.
Por ahora, no hay indicios de que estos elementos vayan a disparar un nuevo aumento durante este mes, pero se acumulan presiones para mayo.
También el Gobierno dispuso ayer un aumento en el precio del biodiésel que constituye el 10% de un litro de gasoil, y se espera que ahora se actualice el valor del etanol que equivale a un 12% de un litro de nafta.
La tonelada de biodiésel cuesta desde el 1 de abril $28.734 con una variación del 3,88%. Pero este aumento no conformó a los productores del biocombustible, porque en marzo la Secretaría de Energía mantuvo el valor de febrero y porque además decidió cambiar la fórmula de ajuste.
El disgusto empresarial podría dar lugar a una nueva adecuación. Según el sitio Surtidores, la industria esperaba un precio por tonelada superior a los 30.000 pesos -un 9% de aumento-, y algunas de las empresas que operan en la actividad afirman que se encuentran en situación crítica.
Un caso es el de la firma de capitales tucumanos Viluco, perteneciente al Grupo Lucci, que el jueves pasado requirió ante la Subsecretaría de Trabajo de la provincia el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC). La empresa también informó al Sindicato de Aceiteros, que prevé el despido de 117 de los 200 trabajadores, pagando el 50% de las indemnizaciones.
De esta forma, si bien hoy las petroleras no aplicarían otro aumento al público, la evolución del petróleo y del tipo de cambio y nuevas variaciones en los biocombustibles podrían acelerar una nueva suba, sobre todo considerando que el próximo 18 comienza Semana Santa, lo que impulsaría cierto aumento de la demanda
Por Silvia Peco
Ambito